• SUBNOTA
› Por Raúl Kollmann
La DAIA, con el respaldo de la corriente judicial macrista, intentará reflotar mañana la denuncia que el fallecido fiscal Alberto Nisman presentó pocos días antes de morir y que fuera desestimada por la justicia durante 2015. Hoy por hoy, la denuncia está archivada porque en su momento el juez Daniel Rafecas dictaminó que no existía delito en lo denunciado; el fallo fue confirmado por la Cámara Federal y luego el fiscal de Casación Javier De Luca también la desestimó.
Por lo que se sabe, Nisman presentó la denuncia en plena feria judicial porque se enteró, supuestamente, que lo iban a echar de la fiscalía. Sin embargo, dos jueces rechazaron tratar la denuncia en la feria judicial –Servini de Cubría y Ariel Lijo–, mientras que Rodolfo Canicoba Corral no sólo sostuvo que el texto adolecía de falta de pruebas, sino que consideró que Nisman debía ser enjuiciado por haberse dedicado un año y medio a una investigación sin control de ningún juez.
En concreto, lo que sostenía el fiscal es que Cristina Fernández de Kirchner y el canciller Héctor Timerman habían favorecido a los sospechosos iraníes, para lo cual señaló que el punto clave era el Memorandum de Entendimiento firmado con Irán, un tratado que luego fue aprobado por el Congreso. La DAIA sostiene que hay datos que se conocieron este último año como que, por ejemplo, el personal de planta de la Cancillería no participó del proceso y eso indica que fue una especie de complot urdido en las sombras. También les parece novedosa la escucha –realizada ilegalmente– en la que Timerman le dijo al titular de la AMIA que la bomba la pusieron los iraníes, algo que siempre fue la hipótesis de la justicia argentina.
En 2015, Rafecas desestimó la denuncia de Nisman porque señaló que no puede haber delito en un tratado que, además, nunca se puso en marcha. No lo firmaron los iraníes, pese a que la oposición decía que era muy ventajoso para Irán. En la Argentina fue declarado inconstitucional por la Cámara Federal, de manera que tampoco llegó a concretarse. No hubo un levantamiento de las órdenes de captura con alertas rojas como señalaba Nisman y el ex secretario de Interpol, Ronald Noble, dejó en claro que el fiscal mentía: “Nunca la Argentina hizo ninguna gestión para que se levantaran las alertas rojas”, dijo. Tampoco se armó una hipótesis de que la bomba fue puesta por nazis locales ni se puso en marcha ningún intercambio de petróleo por cereales con Irán, ambos argumentos usados por Nisman. El camarista Jorge Ballestero señaló que incluso Nisman realizó un armado en la transcripción de las escuchas, uniendo dichos que se produjeron en un momento con frases expresadas en otra conversación. El mismo camarista sostuvo que se podía considerar el Memorandum un fracaso de la diplomacia argentina, un error del Congreso, una desilusión para la investigación del atentado, pero no un delito.
En el texto que entregará la DAIA, según adelantó su secretario general, Santiago Kaplun, habrá un pedido para que el juez Rafecas reconsidere el archivo del expediente, pero también la institución judía reclamará ser tenida como querellante o damnificada. Kaplun argumenta que la DAIA y la AMIA fueron víctimas del atentado y que eso les da derecho a ser consideradas víctimas de lo ocurrido con el Memorandum. Rafecas debería modificar su criterio para aceptar esa petición, ya que si no hubo delito, no hubo damnificado.
En paralelo, el fiscal Germán Moldes intentará que la Sala I de la Cámara Federal anule su propio fallo, en el que sostenía también la inexistencia de delito. La ofensiva de Moldes es aún más grave porque apunta a acusar a CFK y a Timerman por traición a la patria, un delito directamente político y por el que casi se podría acusar a cualquier dirigente por una discrepancia política. El último procesado por ese delito fue Juan Domingo Perón en 1956.
Hoy por hoy, el Memorandum no existe, de manera que, como en otros aspectos de la actual ofensiva judicial, la presa mayor es CFK. Y también pesan las cuestiones de alineamiento internacional. Hoy por hoy, la administración de Barack Obama firmó un acuerdo con Irán y se rehicieron las relaciones. También rubricaron el tratado Rusia, China, el Reino Unido, Alemania y Francia. Sin embargo, las derechas de Estados Unidos e Israel se resisten a ese acuerdo y la presentación de mañana va en esa línea.
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