UNIVERSIDAD › CONTRA LA CLAUSURA, LOS ESTUDIANTES OCUPAN LA SEDE DE LA UBA EN MERLO
Alumnos y docentes del CBC se organizaron para mantener las clases. Educación y la UBA le piden al municipio que no cierre.
› Por Julián Bruschtein
La paradoja indica que en un día de paro docente en la sede que la Universidad de Buenos Aires (UBA) tiene en Merlo la medida de fuerza fue la contraria. Pero no por- que los docentes estuvieran en de- sacuerdo con la huelga, sino por la necesidad de que el edificio se mantenga “despierto”. Como una bola de nieve, la decisión del intendente de Merlo, Raúl Othacehé, de cerrar la sede del Ciclo Básico Común (CBC) de la UBA –donde estudian 3500 alumnos– generó la movilización masiva de estudiantes, docentes y padres. La toma del establecimiento continúa desde el jueves pasado y, en asamblea, se definió un cronograma de clases para garantizar el funcionamiento efectivo de la sede. Los alumnos y docentes de Merlo marcharon ayer junto a la Conadu Histórica y la FUBA hasta el Ministerio de Educación (ver aparte).
“No al cierre del CUM” (Centro Universitario de Merlo), repiten pintadas y carteles sobre el frente del edificio, aunque no parezca una sede universitaria cerrada. A su alrededor está repleto de jóvenes que van y vienen; adentro hay clases en las aulas y movimiento en el patio. Con la bandera izada en el mástil, grupos de alumnos conversan sobre lo que harán los próximos días, acompañados por docentes y padres. Gran parte de la charla se realiza en la intendencia, desde donde se supo un día antes de que empezaran las clases que las aulas estarían cerradas. “No puede ser la desprolijidad y la falta de respeto con que nos trataron a los docentes y los alumnos –dice Alicia Wolhein, profesora de Física–. No solamente por la sorpresa de la decisión, sino que cuando marchamos el viernes hasta la municipalidad nos recibieron con vallas y perros. Un despropósito.”
Wolhein hacía referencia a la movilización que hicieron el segundo día de ocupación, cuando se organizaron para marchar hasta la intendencia de Othacehé, dejando en el edificio “no menos de cincuenta personas” para garantizar la medida. Fueron cerca de doscientos padres, alumnos, docentes y vecinos los que se manifestaron para reclamar que “dieran marcha atrás con la medida. Fue impresionante, porque la gente se fue sumando en el camino y llegamos a ser seiscientos”, cuenta Gabriela, estudiante y militante de la FUBA. Con cansancio y angustia en su rostro, María Arévalo dice que su hija fue “a su primer día en la universidad y está llorando en mi casa desde el jueves pasado. Y mi sobrino recorrió 1500 kilómetros desde Misiones para venirse a estudiar acá y está desesperado, ya fue hasta Ciudad Universitaria y nadie le da una respuesta”.
“Cuando llegamos el jueves estaba cerrado, sin agua y sin luz. A medida que esto crecía logramos que el edificio funcione con cierta normalidad, es decir que hoy (por ayer) tenemos luz, agua y las aulas abiertas como para dar clases”, relata Wolhein. En las asambleas se organizaron en comisiones para preparar la comida de los ocupantes, así como también la limpieza del edificio. Las aulas 6 y 8 fueron las elegidas para dormir por las noches. El sábado organizaron un recital solidario: participaron dos bandas de la zona y hubo una importante concurrencia.
En medio del conflicto por el cierre de la sede de la UBA, aparece una vieja idea que el intendente del PJ reflota con insistencia. La creación de la Universidad Nacional del Oeste, proyecto que presentó en 1998 la entonces diputada Mónica Arnaldo de Othacehé y que el año pasado retomó el senador José Pampuro. “En la mañana del domingo apareció una patota de Othacehé que por suerte vino solamente a pegar carteles de la inexistente universidad nacional”, asegura el estudiante Juan Ignacio Iglesias. También recibieron la visita de una “patrulla de la comisaría 1ª de Merlo. Dos policías sin identificación se metieron directamente en el edificio y, si no los interceptamos, no sabemos qué iban a hacer”, acota Iglesias. Entre los restos de afiches pegados que quedaron en la pared del frente se podía leer: “Merlo necesita y quiere la Universidad Nacional del Oeste”.
A la mañana de ayer, una comisión de padres y docentes mantuvo una reunión con autoridades del Ministerio de Educación, con funcionarios del CBC y la UBA. “En Educación se comprometieron a enviar una nota a la municipalidad reclamando que revea su postura. Y en la UBA nos dijeron que intentarán que el municipio habilite el edificio un cuatrimestre más. Por lo pronto, la Asociación Gremial Docente va a iniciar un recurso de amparo y los padres también”, anunció Néstor Correa, dirigente del sindicato. “La zona Oeste no puede quedarse sin sede –agrega Gladys Perry, docente de la materia Sociedad y Estado–. Es una de las zonas desfavorecidas y casi la única forma de que los alumnos accedan a la universidad pública, donde se cumplen los postulados de equidad y acceso.”
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