Mar 24.09.2002

UNIVERSIDAD  › CONVENIO ENTRE LA UBA Y UN COMEDOR COMUNITARIO

Menú solidario en Exactas

› Por Javier Lorca

A contramano de los mandatos del mercado, desde la semana pasada los estudiantes, docentes y empleados de la Facultad de Ciencias Exactas (UBA) tienen un nuevo comedor. Ya no se trata, como es habitual en la universidad, de una concesión comercial. Ahora, el comedor es cogestionado por la facultad y Comunidad Solidaria, un centro de jubilados que todos los días les da de comer a treinta adultos mayores y a otros tantos chicos de la calle. “La explotación la cedemos sin cobrar canon. A cambio, la asociación civil nos garantiza precios económicos, los más bajos de Ciudad Universitaria, y triplica las becas de comida para estudiantes”, contó a Página/12 el secretario adjunto de Extensión, Graduados y Bienestar Estudiantil, Diego Weinberg. El círculo solidario se cierra con el destino de las ganancias que arroje el nuevo comedor: por convenio, deberán invertirse en el centro de jubilados del barrio.
“De alguna manera, la idea es aprender a manejar una alternativa a las recetas del mercado. Y cambiar la política de privatización que se fue instalando en la universidad en los últimos años”, destacó Armando Doria, subsecretario de Extensión. “Lo fundamental del proyecto es el compartir. Sumar a la universidad a la nueva red económica que se empezó a gestar con la crisis y tratar de incluir a la mayor cantidad de beneficiarios”, agregó Weinberg.
El comedor de la facultad donde estudian 5 mil alumnos y enseñan 1400 docentes suele recibir, cada día, entre 700 y mil personas. También se ocupa de distribuir 350 refrigerios diarios entre los no docentes. Pero el espacio estaba clausurado desde junio, después del desalojo del último concesionario. “Tuvimos muchos problemas, ajustes de precios inconsultos, baja calidad de la comida, no pagaban el canon –explicó Doria–. Entonces surgió la idea de hacer una experiencia de cogestión con un comedor comunitario de la zona, porque necesitábamos gente que conociera de gastronomía.”
Desde la facultad se hizo un relevamiento del barrio y se descartó a los comedores vinculados con entidades políticas y religiosas. Así se llegó hasta el Centro de jubilados y pensionados de Bajo Belgrano Comunidad Solidaria: una organización civil sin fines de lucro que hace doce años funciona en la calle Ernesto Bavio al 3100 gracias a las donaciones de los vecinos y que, además de alimentar a chicos y ancianos, distribuye bolsones de comida entre más de 300 familias de bajos recursos.
“La oferta nos sorprendió mucho. En seguida aceptamos –contó Rita Porto, una de las encargadas del comedor–. Es mucho esfuerzo manejar un comedor tan grande, pero nos va a dar tranquilidad e independencia. Si tenemos alguna ganancia, queremos hacer una farmacia para darle remedios a la gente del barrio que los necesita. Y, si se puede, organizar un centro de día, para que los abuelos puedan quedarse ahí, con actividades y talleres.”
Frente a los ventanales con vista al río, en la planta baja del Pabellón II de Ciudad Universitaria, la comunidad académica de Exactas y del CBC podrá degustar en los próximos días un menú estudiantil que costará unos 2,50 pesos. “Los menúes van a incluir siempre una entrada, un plato principal y un postre. Por ejemplo, puede ser un consomé, una milanesa con puré y una gelatina. O un tomate relleno, pastel de papas y una porción de torta. Y nunca repetimos una comida en la semana”, promocionó Lita Luján, a cargo de la cocina. El control bromatológico y de higiene será realizado por los especialistas de la facultad.
Pese a que el proyecto se ganó el entusiasmo de los participantes, no fue fácil concretarlo. “Como nada está organizado para la economía alternativa, todo fue doblemente difícil. La asesoría letrada de la facultad tuvo que crear un convenio para hacer una cogestión entre una entidad estatal y una organización civil”, dijo el secretario adjunto de Extensión. Uno de los principales beneficios del convenio es la cantidad de becas para estudiantes. Antes eran 25. Ahora serán 75 comidas al mes.La distribución la hará facultad con el objetivo de “aprovecharlas al máximo. Un estudiante que viene lunes y martes a la facultad usará las becas esos días y el resto de la semana la beca la tendrán otras personas”.

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