Mientras los estudiantes del Nacional de Buenos Aires continúan con la toma del colegio, el Rectorado de la UBA está trabajando en un proyecto para reglamentar el funcionamiento de las escuelas preuniversitarias. Entre las propuestas del borrador del documento figura la creación de un “Consejo de Escuela Resolutivo”, que contempla la presencia de tres representantes de los estudiantes, tres de los graduados, seis de los profesores y dos de los preceptores. Como parte de su reclamo de “democratización”, los alumnos piden siete representantes para ellos, nueve docentes, dos no docentes y no quieren a los graduados en el cuerpo. Como salida ante los conflictos abiertos por la renovación de los rectores del Buenos Aires y de la Escuela Carlos Pellegrini, el año pasado, las autoridades académicas y los representantes de docentes, alumnos y no docentes firmaron un acta acuerdo, asumiendo todos el compromiso de discutir la creación de nuevos consejos en las escuelas –hoy existen pero son consultivos–, entre otras cosas. Se presentaron cuatro proyectos, pero ninguno consiguió consenso en las comisiones que se formaron. “Por lo tanto, en el Rectorado seguimos trabajando en un proyecto de consenso”, dijo la secretaria de Asuntos Académicos de la UBA, Edith Litwin. El proyecto, que va por su quinta versión, está basado en “las modificaciones y aportes que surgen de consejeros, decanos, padres, docentes, gremios y alumnos a los que se consulta”, aclaró Litwin a PáginaI12.

La idea es que la norma –que deberá pasar por el Consejo Superior de la universidad– “no se dedique sólo a los órganos de gobierno, sino que dé un marco normativo más abarcativo”, explicó la funcionaria. Entre los puntos más importantes del proyecto se encuentra la creación de un consejo resolutivo, uno de los ejes del conflicto. Su conformación sería la siguiente: “Seis representantes por los profesores; tres representantes de los estudiantes; tres representantes de los graduados; dos representantes de preceptores”.

La cantidad de bancas para cada claustro aún se está discutiendo, de hecho se estaba consensuando al momento de estallar el conflicto. Uno de los argumentos esgrimidos por las autoridades para bajar la representación que pretenden los estudiantes en el consejo apunta a que los alumnos de los colegios –a diferencia de lo que ocurre en las facultades– son menores de edad. A partir de la firma del acta acuerdo en junio del año pasado, en el Buenos Aires se puso en funcionamiento un consejo. Pero el centro de estudiantes –que conduce el PO– destaca que sigue siendo de asesoramiento.

“El consejo que funciona en el colegio está armado para apuntalar la figura del rector –dijo el presidente del centro de estudiantes, Nicolás Segal–. Lo que se define en el consejo es tomado como una ‘recomendación’ por las autoridades.” En los proyectos elaborados por los alumnos de ambos colegios desaparece la representación de los graduados y piden nueve bancas “para los profesores, siete para los estudiantes y dos para los no docentes. Por supuesto, plenas facultades para elegir el rector y los planes de estudio”, agregó Segal.

Varios de los puntos reclamados no son contemplados por el proyecto del Rectorado. “Hay que recordar que son colegios secundarios y no facultades –señaló Litwin–. Los vicerrectores están vinculados pedagógicamente con el rector, así que es lógico que sea a partir de allí que surjan los nombres de los candidatos, para luego ser refrendados por el Consejo Superior.” El consejo esbozado por el Rectorado se ocuparía de definir “el proyecto pedagógico institucional, el reglamento interno de funcionamiento”, de “llamar a elecciones para la renovación de sus miembros”, de “mantener relaciones sistemáticas con los padres y con el centro de estudiantes”.