Los profesores, estudiantes y graduados de todas las facultades de la UBA deberán elegir en forma simultánea a sus representantes en el cogobierno universitario. Así lo resolvió en su última sesión el Consejo Superior de la universidad, pese a la argumentada oposición estudiantil. Hasta ahora, por separado, cada facultad convocaba a los comicios de cada claustro en fechas variables. La medida pretende terminar con las “especulaciones a las que se presta el conocimiento de los resultados de actos eleccionarios previos, que puede influenciar en las elecciones sucesivas del mismo u otros claustros”, según reza el texto redactado por el rector Guillermo Jaim Etcheverry.
El proyecto original promovía “sugerir” a los consejos de todas las facultades que establezcan de modo permanente que las elecciones de los claustros sean “convocadas simultáneamente para el segundo domingo de noviembre de cada uno de los años en que corresponda realizarlas”. Jaim Etcheverry explicó su propuesta con “un inocultable y explícito fundamento político”, “la necesidad de evitar eventuales especulaciones”. En forma implícita, aludía a las habituales prácticas de confección de listas en función de los resultados de los comicios de otro claustro u otra facultad, a las repetidas presiones cruzadas y a las alianzas entre docentes, alumnos y egresados con meros fines electorales, intereses muchas veces desligados de la dinámica interna de cada sector. A la vez, al concentrar los comicios, el rector apuntaba a transparentarlos y a recuperar su valor institucional: “Sería muy importante dar a la sociedad la imagen de que la universidad vota toda junta”, dijo.
Si bien fue aprobado, el proyecto original sufrió modificaciones no menores. “La gente no está acostumbrada a ir a la facultad el domingo –comentó un consejero superior–. En lugar de fomentar la participación, la desalentaríamos.” El Consejo Superior trocó el segundo domingo de noviembre por la última semana de octubre: “Las elecciones se realizarán durante el número de días de esa semana que establezca cada facultad para cada uno de los claustros, pero el último de ellos deberá ser el viernes”, indica el texto.
Pero el cambio más importante fue propuesto por el decano de Derecho, Atilio Alterini: pidió que, en lugar de “sugerir” a los consejos directivos, la resolución establezca “disponer” que los consejos convoquen a elecciones en la fecha comentada. Y eso parece ir claramente en contra de lo fijado por el estatuto de la UBA, en su artículo 113, inciso d: “Corresponde al consejo directivo... llamar a elecciones para la renovación del consejo”. En eso se basó la oposición estudiantil a la nueva norma. El consejero Eduardo Malach (MST) argumentó: “La resolución no puede disponer, sino sólo sugerir. El estatuto dice que les corresponde a los consejos directivos llamar a elecciones. Y no se refiere a llamar a elecciones en abstracto, sino en una fecha concreta. Además, esto va contra la autonomía de las facultades y contra el derecho de los claustros a hacer política en el momento en que les parezca oportuno”.
Aunque se definió a favor de la simultaneidad de los comicios, otro consejero estudiantil, el representante del bloque independiente, Leonardo Zayat (SLM!), también denunció el carácter antiestatutario de la resolución y, a modo de protesta, abandonó la sesión. Otro argumento esbozado por los estudiantes, y que tampoco fue rebatido, lo presentó la consejera Laura Kniznik (CEPA): “Cuando hay elecciones en las facultades grandes, los estudiantes de otras facultades ayudan a fiscalizar. Si todos tienen que votar a la vez, esto no se podría hacer y se estaría beneficiando a las agrupaciones más grandes”.
El primer ensayo del nuevo régimen electoral ocurrirá este año, cuando se renueven en comicios obligatorios los consejeros directivos alumnos y graduados en todas las facultades de la UBA (estos representantes son elegidos cada dos años, mientras los consejeros profesores lo son cada cuatro, al igual que los decanos). Eso será, seguramente, entre el lunes 27 y el viernes 31 de octubre. Aunque ahí se abrió otro de los apasionantes debates ensayados por el Consejo Superior. Un decano advirtió que la mencionada no sería la última semana completa de octubre porque las semanas concluyen los sábados y ese sábado será 1º de noviembre. La discusión se zanjó cuando otro decano propuso enmendar la resolución con una innovadora y alambicada figura, “la última semana hábil completa”.