UNIVERSIDAD › OPINION
› Por Hugo Trinchero, Jorge Aliaga y Sergio Caletti *
Graciela Morgade, Juan Carlos Reboreda y Glenn Postolski **
En estas semanas se intentó impedir violentamente las elecciones de las nuevas autoridades, una medida que acompañó sucesivas tomas de las facultades de Filosofía y Letras, Ciencias Exactas y Naturales y Ciencias Sociales, en contra de lo resuelto por las elecciones institucionales de los tres claustros realizadas el pasado mes de septiembre. Algunos de los grupos que lideraron la acción participaron del proceso electoral en base a condiciones prestablecidas que hoy pretenden desconocer, obteniendo la victoria en el claustro estudiantil, mientras que fueron derrotados en los otros dos claustros.
Con un despliegue de inusitada violencia, trataron de impedir la designación de las autoridades de las facultades según los términos reglamentarios que establece el estatuto de la Universidad de Buenos Aires. Curiosamente este accionar autoritario, violento y antidemocrático es avalado por organizaciones partidarias como el Partido Obrero (Jorge Altamira/Marcelo Ramal), Izquierda Socialista (José Castillo), Partido de los Trabajadores Socialistas (Christian Castillo), encuadradas en el Frente de Izquierda y de los Trabajadores, y la agrupación La Mella (Itai Hagman/Claudio Lozano) en Camino Popular, los mismos dirigentes piden el acompañamiento del voto ciudadano para las elecciones parlamentarias de este domingo. Las preguntas que nos sobrevienen son: si pierden, ¿tomarán la Legislatura de la Ciudad? ¿O acaso el Congreso Nacional? ¿Nos impondrán en las legislaturas provinciales lo que se resuelve en sus minoritarias asambleas?
En la última década, en varias oportunidades, desde el espacio político que integramos estas facultades hemos intentado avanzar en la reforma del estatuto de la UBA para lograr su democratización. ¿Por qué no fue posible? Porque quienes, a priori, se proponen como aparentes adversarios políticos –los sectores más conservadores de la UBA y la autodenominada izquierda estudiantil–, de un modo u otro, lo impidieron. Particularmente el último grupo repitió la fórmula de siempre: detrás de la retórica revolucionaria obstaculizó cualquier proceso transformador determinando así la reproducción del statu quo, una y otra vez.
En consecuencia, no es casualidad que siempre las acciones directas violentas de estos grupos se dirijan a las facultades como Ciencias Sociales, Filosofía y Letras y Ciencias Exactas y Naturales, que son las que con mayor convicción han impulsado la necesidad de la reforma estatutaria.
La vida institucional de la UBA tiene muchos y variados aspectos a mejorar y modificar, pero las reglas aprobadas por las distintas instancias legítimamente compuestas en cada momento histórico son las que disponen las formas para su propia modificación. Desde esa perspectiva, nuestras facultades han sido protagonistas de iniciativas y debates en torno de la necesidad de reformar el estatuto para ampliar la representatividad de los órganos de cogobierno. El ámbito legítimo para estos debates es, sin dudas, el espacio soberano de la Asamblea Universitaria y no la esfera de los consejos directivos de cada facultad. Es ésa la forma en la que se avanza hacia las transformaciones reales y no desde el “consignismo” abstracto que dice querer cambiar todo para no cambiar nada.
Llamemos a las cosas por su nombre:
- Sostienen que un reducido número de profesores y auxiliares deciden las autoridades de las facultades, mientras fundan la acción directa en base a lo resuelto por asambleas que reúnen a un ínfimo porcentaje de los estudiantes.
- Faltan a la verdad cuando señalan el “adelantamiento” de elecciones de autoridades, siendo que esto forma parte del mismo cronograma electoral dispuesto por el Consejo Superior para los tres claustros de todas las facultades que ellos conocían y convalidaron.
- Insultan la participación democrática de la comunidad denominando “traspaso de mando” a la elección legítima de las autoridades del cogobierno universitario.
- De manera cínica insisten con el reclamo de “un hombre, un voto”, fórmula electoral que no aplican para sí mismos en la FUBA que conducen hace más de una década.
- Dicen impulsar la participación de los no docentes en el cogobierno, a la vez que los estigmatizan como patotas.
Nosotros reafirmamos nuestro compromiso histórico por la defensa de la Universidad pública, gratuita, cogobernada, de excelencia académica, productora de conocimiento crítico y articulada con las necesidades sociales de las mayorías populares que la sostienen. Proponemos seguir en el camino del diálogo, del debate de ideas, de la construcción cotidiana de conocimiento, enseñando y aprendiendo en las aulas, en los institutos, en cada espacio abierto y productivo para que la UBA sea la universidad que nos merecemos. Aun con nuestras diferencias creemos que el mejor futuro para nuestra comunidad académica debe basarse en el diálogo y la participación y no en el accionar violento y autoritario.
* Actuales decanos de las facultades de Filosofía y Letras, de Ciencias Exactas y Naturales y de Ciencias Sociales de la UBA, respectivamente.
** Decana y decanos entrantes de las mismas facultades.
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