UNIVERSIDAD › HOMENAJE A ESTUDIANTES DE SOCIOLOGíA DESAPARECIDOS Y ASESINADOS
Un equipo de voluntarios de la Facultad de Ciencias Sociales encontró y restauró los expedientes académicos de alumnos que fueron víctimas del terrorismo de Estado. Ayer les entregaron copias a sus familiares.
› Por Ailín Bullentini
Escondidos. Tapados de polvo. Rodeados por pulgas y por ratas en un subsuelo de la sede de Marcelo T. de la Facultad de Ciencias Sociales. Así estaban decenas y decenas de legajos de estudiantes de la carrera de Sociología de la Universidad de Buenos Aires, alumnos que fueron víctimas del terrorismo de Estado desde principios de los ’70 y durante la última dictadura. Hasta que los integrantes del programa de voluntariado Sociales con Memoria, dirigido por la profesora y sobreviviente del terror Mercedes Depino, los encontraron y los restauraron. Ayer les entregaron copias a los familiares de aquellos estudiantes: madres, hermanos, hijos, nietos y sobrinos participaron emocionados, pero felices del acto homenaje.
“Este es el recuerdo más real que tengo de él: su foto, su legajo, el momento más cercano a su desaparición. Es hermoso. Lo voy a cuidar mucho”, prometió el hijo de Marcelo Castello, secuestrado en febrero de 1977. “¿Cuánto tuvo que pasar para que llegaran estas reparaciones?”, se preguntó el diputado y nieto recuperado Horacio Pietragalla, al recibir la copia del legajo de su papá, que llevó su mismo nombre.
Tras recibir el documento de su papá, Santiago Bruschtein, asesinado durante la dictadura, Luis Bruschtein –subdirector de Página/12– contó lo que allí no figuraba: que su viejo “llegó a la facultad” cuando él se había cambiado de Exactas a Sociología y que Santiago terminó la carrera, a diferencia de él, que dejó a mitad de camino. El hermano de Lili Pereyra consideró “roto el silencio de la más absoluta dictadura que tuvo Argentina” con el hallazgo, la reparación y la entrega a los familiares de las carpetas universitarias de estudiantes desaparecidos.
Las de Castello, Pietragalla, Bruschtein y Pereyra fueron algunas entre varias decenas de historias académicas que los integrantes del programa Sociales con Memoria restauraron durante dos años de trabajo y que entregaron a los familiares de los estudiantes. Del acto participaron las autoridades de la Facultad de Ciencias Sociales, legisladores y funcionarios del gobierno nacional.
“Los legajos no aparecían por ningún lado”, contó Depino, activa militante por los derechos humanos, además de docente de la casa. Con una cálida primera persona del plural abrazó a sus compañeros de militancia de “aquellos, nuestros años”, para referirse a los ’70; a los que sobrevivieron –mencionó con especial dedicación a Graciela Daleo– y a los que no, homenajeados en la ocasión.
Después de encontrar los legajos, “en un estado deplorable, llenos de pulgas, roídos por las ratas”, con un grupo de estudiantes del voluntariado se dedicaron a restaurar uno por uno: “El nuestro fue un trabajo militante”, señaló. Hace pocos meses también encontraron “fichas” de estudiantes de la carrera de Trabajo Social, que también “perdieron” en la dictadura. Ayer, en un acto simbólico, se las entregaron a docentes de esa carrera.
María Belloni subió al escenario a buscar el legajo de su papá, Manuel, con su mamá, Valentina Oneto, y su tía, Liliana Belloni. Emocionada, se acercó al estrado y leyó algo que había escrito: “Nos debemos un debate sobre el plano del lenguaje: ¿cómo nombramos a nuestros muertos? Dejemos de llamarlos como lo hicieron sus criminales. Cantemos ‘no nos han vencido porque nuestros muertos no están desaparecidos’”. Malena Dalessio también escribió. La distancia –está de viaje– le impidió participar de la ceremonia, a la que consideró “reconfortante y necesaria”. Su papá, José Luis Dalessio, estuvo secuestrado en el Pozo de Quilmes y permanece desaparecido. Su tío, Alfredo, le dio voz: “Es necesaria la reconstrucción de sus identidades pero sobre todo del lugar que ellos ocuparon en la historia”, agradeció.
Los familiares se llevaron copias escaneadas de los legajos de los estudiantes de Sociología desaparecidos. Los originales quedaron en la facultad, esta vez al resguardo. “En la tarea hecha con amor de estos compañeros está la voluntad de reparación de todos nosotros. La lucha de todos estos compañeros desaparecidos, el respeto por su memoria, es un legado”, apuntó Glenn Postolski, decano de Sociales y quien estuvo a cargo de la apertura del acto, que se realizó en la sede Constitución de la facultad. Lo acompañaron la vicedecana, Patricia Funes, y el subsecretario nacional de Derechos Humanos, Luis Alén. “El antónimo de olvido no es sólo memoria, sino también justicia, y éste sí que es un acto de justicia”, consideró Funes. Para Alén, la entrega del expediente universitario de los jóvenes víctimas debe entenderse como “un compromiso con la voluntad de transformación que ellos tuvieron”.
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