Luego de más de medio siglo sin modificar oficialmente los contenidos, la Facultad de Medicina de la UBA aprobó la actualización programática de todos sus cursos y carreras. Los contenidos –que estaban “escritos en un papel tan viejo que se deshacía en la mano”, según definió el decano Sergio Provenzano– dificultaban, entre otras cosas, el intercambio académico con otras casas de estudios. Como segunda medida orientada a paliar cierto “desorden”, la facultad decidió elaborar junto a la editorial universitaria Eudeba libros que recojan los contenidos actualizados de cada materia, estableciendo un criterio de “enseñanza mínima”, para que puedan ser adquiridos a precios bajos por los alumnos. El decano destacó además la necesidad de ajustar las metodologías de aprendizaje a los tiempos que corren y de promover la formación de graduados comprometidos socialmente, capaces de poner a trabajar sus conocimientos en su territorio.

“En los últimos 50 o 60 años del siglo pasado, más los quince de este siglo, se avanzó mucho más que todo lo que se había avanzado en los siglos anteriores. Cambió la medicina. Lo que vos enseñás hoy, de acá a 5 años sólo el 50 por ciento está vigente, y de acá a 10 años sólo el 5 por ciento sigue vigente”, sostuvo Provenzano y agregó que si bien los contenidos de la carreras son constantemente modernizados de hecho por los profesores de cada materia, el proceso de certificar esas actualizaciones apuntó a solucionar algunos problemas institucionales y burocráticos. El hecho de tener aún los programas de 1960 generaba dificultades al momento de tender vínculos con otras universidades y de regularizar la situación de alumnos intercambistas.

La actualización de los contenidos se mantuvo, sin embargo, dentro del marco de las materias y las cargas horarias que ya estaban definidas, ya que una modificación de la currícula hubiera implicado un mayor despliegue y recorrido legal que no consideraron necesario iniciar. Provenzano explicó que los temas dictados son relativamente estables, pero que lo que requiere una revisión periódica es el modo en que son abordados. “La anatomía no cambia, pero sí cambia cómo interpretar la anatomía. Podés interpretarla desde el cadáver, la podés interpretar desde el cuerpo vivo y también con exámenes complementarios como la resonancia magnética o la tomografía”, ejemplificó. “Eso no es otra cosa que poner de manifiesto el programa real, es una tarea de claridad académica”, precisó el secretario de Asuntos Académicos de la facultad, Carlos Reyes Toso, quien confirmó que los programas renovados ya se encuentran disponibles en la página web de la facultad.

Provenzano sostuvo que hoy existe “un desorden de aprendizaje” porque no hay libros completos que sigan los programas y por eso decidió elaborar un libro para cada materia, que unifique los contenidos actualizados. Estos volúmenes están siendo editados por Eudeba, la editorial de la UBA, y estiman que serán puestos en circulación a partir del año que viene. “Esto nos permite a nosotros, sin tener control directo de las 54 o 55 unidades docentes que conforman los espacios donde los alumnos están capacitándose, tener por lo menos un mensaje homogéneo, cosa que nunca antes pasó”, celebró el decano. “Lo estamos haciendo desde Eudeba, con aranceles que son realmente irrisorios. Un libro de 300 páginas puede costar 70 pesos: eso es una gaseosa y un sandwich.”

Los ajustes de contenidos que se institucionalizaron tienen en cuenta el perfil de graduado que se intenta formar, alcanzado por el carácter gratuito de la educación que recibió. “Estamos transformando una persona que está aislada de la problemática de la comunidad en una persona que está insertada y es parte de esa comunidad. Nuestra idea es que los alumnos salgan a la gente, vean cuáles son los problemas y que demuestren su capacitación en la acción”, señaló Provenzano, a quien le “encantaría que los graduados devuelvan con trabajo el estudio que sostuvo toda la comunidad con sus impuestos”. En el mismo sentido, Reyes Toso aseguró que junto con la actualización de los programas se intentó “actualizar las técnicas educativas” y adaptarlas a las necesidades de los alumnos.

Informe: Delfina Torres Cabreros.