El presupuesto 2017 para las universidades públicas recorta en un 70 por ciento las transferencias destinadas a financiar gastos de infraestructura, reduce los fondos dirigidos a becas y vuelve a impulsar el programa de incentivos a la investigación, un hijo dilecto de los 90. También fija un techo del 17 por ciento de aumento para los salarios de docentes y no docentes, como a todo el personal de la administración pública. Los datos surgen de un análisis del presupuesto –para cuya aprobación falta aún el tratamiento del Senado– realizado por el Instituto de Estudios y Capacitación (IEC) de la federación docente Conadu.

“Se prevé una reducción en la cantidad de becas de universitarios de bajos recursos –señala el informe–. De 23.019 beneficiarios que hubo en 2015, el proyecto advierte que esa cantidad se redujo a 19.334 en 2016 y que se reducirá a 14.350 en 2017.” Las becas para carreras prioritarias también se recortarán de 31.394 a 20.935. A eso se añade la anulación de los estímulos para que los alumnos concluyan la carrera de Ingeniería: se otorgaban 2 mil becas y ya no se dará ninguna.

“Las transferencias destinadas a financiar gastos en Infraestructura caerán un 70 por ciento en términos nominales: el monto pasó de 1471,7 millones de pesos a 440,6 millones”, detalla el informe.

Como bajo el menemismo, se prevé una ampliación del Programa de Incentivos a los Docentes con actividades de Investigación. De 25 mil docentes en 2015 se espera llegar a 30 mil en 2017. Para esto se aumenta en 50 millones de pesos los fondos del programa –un 34 por ciento más que este año–. El IEC-Conadu alerta que ese incremento, en “un contexto de depreciación del salario, constituye un preocupante indicio de reactivación de una política de precarización laboral, diferenciación salarial y disciplinamiento de la actividad académica”.