UNIVERSIDAD
Las líneas de acción que guiarán la política en educación superior
El secretario de Políticas Universitarias anticipa el plan oficial para la universidad. Pretende crear programas plurianuales con financiamiento desde 2005, para desarrollar ciclos de formación general, fomentar la articulación educativa y productiva, y coordinar los posgrados.
› Por Javier Lorca
El Ministerio de Educación está definiendo las que serán, en los próximos años, las grandes líneas de acción en política educativa para la universidad. En una entrevista con Página/12, el secretario de Políticas Universitarias, Juan Carlos Pugliese, adelantó algunas de las propuestas que serán oficialmente presentadas a fines de mes: la articulación con las escuelas y el resto del sistema educativo, la integración con el sector productivo, la creación de ciclos comunes para grupos de carreras y la coordinación a nivel nacional y del Mercosur de la oferta de posgrados. El funcionario anunció que su idea es, a partir del acuerdo con los rectores universitarios, crear programas plurianuales que tendrán financiamiento desde 2005 y establecer un marco de acción a largo plazo.
El plan en el que trabajan los técnicos de la Secretaría de Políticas Universitarias fue pensado –explicó el funcionario– a partir de dos preguntas. “¿Cuál es el aporte que la universidad debe hacerle a la nación? y ¿qué cambios debe hacer la universidad para poder realizar ese aporte? El aporte principal de la universidad debería ser recuperar su función social, su responsabilidad social. Todos los sectores de la universidad están de acuerdo en que hace falta una nueva relación entre el Estado, la sociedad y la universidad. La universidad tiene que hacer cosas que no está haciendo para la sociedad. Por eso, todos los programas y reformas que vamos a promover van a ir en ese sentido, desde tres líneas: articulación con el sistema educativo, articulación con el sector productivo y cambios al interior de las universidades.”
Hacia adentro de las instituciones, el Ministerio pretende sobre todo cambios en el inicio del sistema, los primeros años de las carreras, y en lo que sería su último tramo, los posgrados.
En el primer caso, Educación aspira a que las universidades desarrollen, en conjunto, ciclos generales de conocimientos básicos. Cada ciclo general tendría una duración de dos años y sería el primer tramo común de un determinado grupo de carreras. En principio, podrían ser dos grandes ciclos: uno en ciencias sociales y humanas, y otro en ciencias naturales y exactas. “Los ciclos generales de formación básica servirían para darle mayor valor a lo que se hace en los primeros años de la universidad –dijo Pugliese–. Ya funcionan en muchas universidades, como las de Quilmes y General Sarmiento.” Al término de ese ciclo inicial, el estudiante recibiría un diploma por los estudios aprobados. El ciclo general tendría otros beneficios: como podrían cursarse en las subsedes de las universidades en diversas regiones (a las que, correlativamente, se pretende organizar), los ciclos descomprimirían la matrícula estudiantil en los primeros años de las casas de estudios (donde se concentran los mayores problemas, incluida la deserción) y, a la vez, la reorientarían hacia otras carreras al postergar la elección definitiva del alumno. Además, la existencia de ciclos generales similares en las diferentes universidades habilitaría la circulación de los alumnos entre las instituciones.
Para los posgrados, Pugliese anunció “una agresiva política de cooperación, a nivel interuniversitario y también con Brasil y con Chile”. Según el diagnóstico oficial, la creciente oferta de posgrados es redundante y muestra mucha superposición (especialmente en el área metropolitana, donde las instituciones compiten con oferta similar) y son muy largos los plazos de titulación de los estudiantes. Educación buscará coordinar las actividades en posgrados, promover la creación de consorcios entre diferentes instituciones nacionales y del Mercosur.
Las otras dos grandes líneas de acción promovidas por el Ministerio apuntarán a vincular más estrechamente la universidad con el sector productivo y con el sistema educativo. En el último aspecto, el objetivo es continuar con los programas de articulación entre universidad y escuela media, además de crear uno nuevo, que será lanzado en pocos días por el ministro Daniel Filmus para brindar apoyo directo a los alumnos. Y, respecto del sector productivo, se incentivará el desarrollo de programas de integración regional que permitan potenciar y aprovechar las ventajas de cada zona del país. La pretensión es que las universidades funcionen como centros articuladores de proyectos de desarrollo económico y tecnológico regional.
Las propuestas oficiales van a ser presentadas durante un encuentro organizado por el Consejo Interuniversitario Nacional –el 24 y 25 de este mes, en Tucumán– para analizar la situación de la educación superior. La idea del Ministerio es alcanzar ahí mismo algún consenso con los rectores y ya poder poner en marcha los programas. “Sin hacer números, porque aún no están definidos, puedo anunciar que cada uno de los acuerdos de políticas universitarias que concertemos con el CIN va a tener expresión en el presupuesto 2005”, señaló Pugliese. Como la intención expresada es la de promover y no la de imponer, respetando la autonomía universitaria, el Gobierno va a “utilizar la herramienta financiera” para incentivar a las casas de estudios a realizar las reformas. “Queremos transformar estos incrementos en programas plurianuales, con un financiamiento y un marco de acción establecido a largo plazo.”