El bloque mayoritario en la UBA se rompió y el escenario político se polarizó en la universidad. Con una pequeña diferencia de votos, quedaron planteadas dos candidaturas para la elección del rector que debería hacerse mañana, si es que la prevista protesta estudiantil lo permite. Frente a la postulación del decano de Farmacia, Alberto Boveris, que llegaba con mayoría suficiente como para ganar en primera ronda, surgió la del decano de Medicina, Alfredo Buzzi, en cuyo favor declinaron sus aspiraciones el científico Alberto Kornblihtt y el ex decano de Agronomía Fernando Vilella. El nuevo espacio comenzó a gestarse en la noche del viernes para enfrentar al bloque de radicales, peronistas y aliados. Aún anoche continuaban las reuniones para apuntalar a Buzzi con una plataforma común entre las facultades de Ciencias Sociales, Filosofía y Letras, Ciencias Exactas y Arquitectura (ya conformaban un grupo), Agronomía (un minibloque) y Medicina (que se abrió del bloque mayoritario). Este espacio reuniría entre 95 y 100 asambleístas, mientras el de Boveris tendría entre 105 y 110. Es decir, nadie tendría los 119 votos necesarios para ganar directamente. Planteado ese escenario, ayer Página/12 mantuvo el siguiente diálogo con Buzzi, decano y profesor emérito de 75 años.

–¿Por qué aceptó ser candidato?

–Finalmente acepté el viernes a la noche. Me lo habían propuesto antes, pero no había aceptado por el alto costo personal y familiar que implica una decisión así, pero lo que me convenció fue que los otros dos candidatos, Alberto Kornblihtt y Fernando Vilella, me vinieron a ver y me dijeron que renunciaban a sus candidaturas para encolumnarse detrás de la mía. Entonces, en esas circunstancias, me pareció que mi compromiso con la universidad superaba cualquier costo personal, que indudablemente va a existir.

–¿Qué reunió detrás de usted a facultades hasta ahora dispersas?

–Este grupo que se ha conformado es heterogéneo y no hegemónico, hay diferentes tendencias, desde el centro hasta la izquierda, pero mi compromiso es con una posición de apertura, de diálogo, de búsqueda de consensos, aceptando todas las posturas que hay en la universidad, siempre que sean democráticas y busquen el bien de la UBA. Entiendo que éste es un estilo diferente al del otro grupo.

–¿Cuál es esa diferencia?

–Cuando estuve en forma interina al frente del rectorado, me di cuenta de que teníamos estilos muy diferentes. Yo no creo que haya que imponer la posición de una mayoría por los votos, sin preocuparse por buscar una conciliación. Durante mi interinato, todos mis intentos de dialogar para acercar a las partes se encontraron siempre con la crítica y la resistencia inmediata... Después continué concurriendo a las reuniones del bloque, pero ya no hablaba ni daba mi opinión, por no crear más problemas. De todos modos, quiero aclarar que considero al doctor Boveris un excelente candidato y un notable académico, pero no acuerdo con el estilo de hacer política de muchos miembros del bloque.

–¿Qué líneas políticas va a sustentar su candidatura?

–Tenemos pocos puntos pero cruciales. Primero, la necesidad de un aumento presupuestario, sin el cual la universidad no puede continuar. En la Facultad de Medicina hemos declarado la emergencia edilicia y educacional... En segundo lugar, creemos que hay que encarar una reforma del estatuto universitario de manera racional, contemplando todos los puntos de vista, teniendo como base a los principios de la Reforma de 1918. Hace cuatro años, en la última asamblea universitaria, se había asumido el compromiso de reformar el estatuto, pero con diferentes argumentos eso nunca se hizo, y se engañó a los consejeros estudiantiles. Ahora debemos crear diferentes comisiones para discutir todos los temas en la forma más democrática posible. Como tercer punto, debemos ir hacia la integración de las facultades. Las unidades académicas no sólo deben reunirse en el Consejo Superior para pedir fondos, sino que deben realizar un trabajo integrado y conformar una verdadera comunidad universitaria. Hoy las facultades parecen feudos sin comunicación. Hay que profundizar y ampliar la integración para que todo el conocimiento, toda la materia gris de la universidad, pueda dirigirse a las problemáticas de nuestra sociedad, en especial de los sectores más carenciados, para aportar soluciones.

–¿Ha mantenido algún diálogo con los estudiantes de la FUBA?

–Lo he tenido siempre, pese a que tenemos muchas diferencias... ellos son jóvenes y yo tengo muchos años. Creo que ellos tienen en la universidad el papel del idealismo. No sé si me van a acompañar, pero debo decir que siempre han reconocido públicamente que yo fui el único que los escuchó, cuando estuve interinamente en el rectorado.

–Con el cambio del escenario político, ¿cree que la asamblea va a poder sesionar?

–Tengo la esperanza de que la asamblea se pueda realizar, les pedí a los estudiantes que participen y dejen sesionar.

–Ahora quedaron conformados dos grupos muy parejos, la elección ya no se va a resolver en primera vuelta.

–Quedamos dos candidatos, muy parejos en cantidad de votos, unos cien cada uno. Quedan algunos sectores independientes sin decidir su voto, habrá que ver para dónde se inclinan. Esa minoría va a definir la elección. Seguramente, vamos a ir a una segunda vuelta, porque ninguno tiene los 119 votos. Posiblemente se pase a un cuarto intermedio y habrá que ver los reposicionamientos de los diferentes sectores. Pero lo más importante es que la asamblea se reúna y pueda discutir democráticamente. Gane quien gane, eso sería lo mejor para la universidad. La UBA es una joya muy valiosa pero muy frágil. Una forma de cuidarla sería poder hacer la asamblea.