La UBA deja para agosto la convocatoria de la sexta asamblea. Las negociaciones. Grupos independientes llaman a un consenso general.
› Por Javier Lorca
Seguirán las negociaciones. Algunos tratarán de atraer votos, otros de conservar los que tienen, pero los intentos de elegir rector en la UBA se tomarán las vacaciones de invierno. De acuerdo con lo que se especulaba ayer, recién en agosto volvería a reunirse el Consejo Superior para determinar cuándo se hará el sexto intento de reunir a la asamblea universitaria, con la idea de aguardar al reinicio de las actividades académicas en el segundo cuatrimestre. Mientras los dos bloques que hoy dividen parejamente la UBA definen posturas y estrategias, otros actores, por ahora minoritarios, pretenden generar un tercer espacio de consenso para desarmar una polarización que en cualquier caso –opinan– podría complicar al futuro gobierno de la institución.
El vicerrector Aníbal Franco se va a tomar la próxima semana para hacer consultas a los diferentes sectores, intentando –otra vez– generar un acuerdo que permita la asamblea. A la espera, su principal preocupación es la gestión de la universidad: “Asumió para conducir la UBA en un período breve. Pero el conflicto se extiende y, sin un equipo de colaboradores, la gestión se está deteriorando”, resumió uno de sus colaboradores.
Franco integra el bloque de consejeros radicales, peronistas y aliados que postula como rector a Alberto Boveris, decano de Farmacia. Tres consejeros de ese bloque, consultados por este diario, coincidieron en que es necesario designar un gabinete de secretarios en áreas clave para colaborar con el vicerrector, algo que rechazan de plano los miembros del amplio espacio opositor configurado en torno de la candidatura de Alfredo Buzzi, decano de Medicina. Para ellos, sería “una provocación” avanzar en los equipos de gestión antes de que se elija al rector.
A esa oposición le respondió José Luis Giusti, consejero graduado por Económicas: “Tienen que resolver una contradicción y terminar con el doble discurso. Se quejan de que hay problemas de seguridad en Arquitectura, o de infraestructura en Medicina, cuestiones que se podrían empezar a resolver si hubiera una gestión. Pero, por otro lado, mandan el mensaje de que no van a permitir que se nombren secretarios hasta que no se elija rector. Van a tener que definir si son víctimas o beneficiarios del chantaje de la FUBA”. Los decanos y referentes del bloque se volverán a reunir hoy y los próximos días para, entre otras cosas, “analizar la posibilidad de hacer una presentación para que la Justicia garantice el derecho de los asambleístas a sesionar y elegir rector, ya que el Gobierno no está dispuesto a hacerlo”.
A su vez, los referentes de la coalición que postula a Buzzi creen que “la perspectiva es muy buena” para su heterogéneo espacio y continúan dialogando con sectores de al menos tres facultades para quebrar la virtual paridad, empatada cerca del centenar de votos, buscando adhesiones que sumen en su favor y le resten apoyos al otro bloque. Una de las negociaciones clave es la que mantienen con la dirigencia de la FUBA, con parte de cuyos votos alcanzarían la mayoría simple: “Estamos completamente de acuerdo con los estudiantes en que hay que reclamar más presupuesto y democratizar la universidad –explicó un consejero del sector–. La diferencia es que la FUBA necesita algo efectista y nosotros algo más racional. Por ejemplo: coincidimos en que hay que rentar a los docentes ad honorem. Pero no directamente, para lo que además no habría fondos, sino evaluando los casos y asegurando el salario para los docentes que están al frente de cursos”. Dependiendo del nivel de compromiso público que se alcance, si es que se llega a alguno, los estudiantes evaluarían dar su apoyo o votando o permitiendo la elección.
Después de que el lunes pasado se frustrara la quinta convocatoria a la asamblea, una de las novedades fue la aparición de grupos que, por fuera de los bloques conformados, buscan diagramar una tercera posición. “El conflicto es tan grande que, para superarlo, es inútil pensar en un rector con menos de 150 votos. Ya hay un vicerrector y un Consejo Superior electos: hay que pensar en un candidato a rector que pueda corresponderse con ellos para poder gobernar. Ganar el rectorado por dos o tres votos, pero tener en contra al consejo sería destructivo para la UBA. ¿Vamos a jugar a la ruleta rusa?”, se preguntó Gabriel Puricelli, de la agrupación independiente Colectivo para la Transformación Universitaria. “En la universidad no impera un régimen presidencialista, sino uno colegiado. La salida de la crisis hay que buscarla en ese marco. Hay que generar un acuerdo amplio, realmente mayoritario, pero con exclusiones muy precisas. Por ejemplo, no habría que aceptar a los sectores de Franja Morada que simbolizan la política patoteril, ni a las agrupaciones trotskistas con las que no hay gobernabilidad posible porque no les interesa la universidad.” En esa línea, ya se dieron algunos diálogos entre consejeros e, incluso, decanos, con el propósito de desarmar los bloques.
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