Cuando ayer a la mañana los decanos y demás consejeros superiores llegaron al rectorado de la Universidad de Buenos Aires, encontraron sus sillas ocupadas. Los estudiantes de la FUBA les habían ganado de mano y lograron su objetivo: impedir que el consejo de la universidad sesionara y tratara la presentación de ciertas carreras ante la Coneau, el organismo oficial encargado de evaluar y acreditar la calidad académica. “Fue un nuevo golpe institucional contra la UBA, que se suma a los golpes que este pequeño grupo de estudiantes ha dado durante el año”, dijo el vicerrector Aníbal Franco, en diálogo con Página/12.

La ocupación de la sala del Consejo Superior rompió una moderada tregua que se venía manteniendo en la UBA desde que en julio la izquierda estudiantil frustrara el quinto intento de reunir a la asamblea universitaria y elegir al demorado rector. ¿Por qué se produjo ahora la protesta? “Nos movilizamos para frenar una maniobra que pretendía avanzar en la acreditación de las carreras de la UBA ante la Coneau, cuando desde hace años la universidad viene resistiendo la aplicación de la Ley de Educación Superior (LES) menemista”, dijo a este diario María Damasseno (MST), que comparte la presidencia de la FUBA con dirigentes del PO y la CEPA (PCR).

El temario que ayer no pudieron tratar los consejeros incluía un despacho para presentar las carreras de Ingeniería a la convocatoria de la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (Coneau), lo que luego permitiría homologar títulos afines dentro del Mercosur. Algo similar ya fue aprobado para las carreras de Farmacia y Bioquímica y pronto se preveía extenderlo para Veterinarias. Se trata de un cambio en la política de la UBA, que viene de oponerse en años anteriores a los procesos de evaluación de la Coneau. La resistencia estudiantil, que ha generado numerosos conflictos desde que el organismo evaluador fue creado en 1995, plantea varios argumentos: “La Coneau está integrada por rectores de universidades privadas, por gente puesta por diputados y senadores... La experiencia muestra que acreditar una carrera implica revisar los planes de estudios con una lógica mercantilizadora”, agregó Damasseno.

Después de la toma, el vicerrector y la mayoría de los decanos de la UBA rechazaron la obstrucción de la sesión. Fue a la tarde, en una conferencia de prensa y sólo faltaron las autoridades de Veterinarias y de Ingeniería. “Este grupo de alumnos no participa del Consejo Superior, no concurre a las comisiones de trabajo, no hace propuestas alternativas. Solamente, cuando no están de acuerdo con algo, toman de rehén a la universidad”, dijo Franco. El vicerrector consideró que las expresiones de la FUBA contra la Coneau eran “inexactitudes” y “eslóganes”. “Nadie piensa que la Coneau implica privatización o arancelamiento. Hoy (por ayer) se iba a tratar si Ingeniería inicia los trámites de acreditación. Y esto está ligado a los problemas que los egresados de la UBA están encontrando en muchos colegios profesionales cuando quieren matricularse.” Los dichos de los demás decanos –incluso los del grupo integrado por Sociales, Exactas, Filosofía y Arquitectura– dejaron en claro que hay diferentes posturas y opiniones frente a la Coneau, pero que es común el rechazo a los procedimientos de la FUBA y al impedimento de la discusión.

La sesión suspendida ayer no será reprogramada. Se respetará el cronograma y habrá que esperar tres semanas para la próxima reunión. Mientras, extraoficialmente, continuarán las negociaciones entre los diferentes sectores para intentar destrabar el conflicto político e institucional que, desde mayo, mantiene a la UBA sin rector a cargo. Pese a que persiste la división en dos bloques y la postulación de dos decanos (Alberto Boveris y Alfredo Buzzi), los diálogos en marcha desde hace un mes buscan conformar una candidatura y una gestión de consenso. Hasta ahora no lo lograron y, cuando lo consigan, les quedará por resolver un problema: la FUBA.