El vicerrector Aníbal Franco anunció que ofrecerá su renuncia si la fórmula consensuada por los decanos logra ser elegida. La espera por el Congreso para hacer la asamblea. Ayer sesionó el Consejo Superior.
› Por Javier Lorca
A la espera de una autorización oficial para intentar elegir rector en el Congreso de la Nación, los decanos de la UBA escucharon ayer con alivio la declaración del vicerrector Aníbal Franco: “No quiero ser un obstáculo para la UBA ni estoy atornillado al cargo. Una vez que se haya elegido rector, voy a poner mi cargo a disposición del Consejo Superior”, anunció a Página/12. Contar con la renuncia del vicerrector era una de las condiciones necesarias para que pudiera avanzar el acuerdo de gobernabilidad alcanzado por la mayoría de los decanos. Hasta ayer Franco no se había pronunciado públicamente, molesto por quedar excluido de la fórmula de consenso que integran –representando a dos espacios políticos diversos– los decanos peronistas Rubén Hallú, de Veterinarias, y Jaime Sorín, de Arquitectura. Ahora sólo queda un obstáculo, el principal, para llevar el acuerdo al gobierno académico: el rechazo de la FUBA a que el rector sea elegido antes de reformar los estatutos universitarios.
La otra noticia de la jornada fue que, finalmente, después de tres suspensiones provocadas por la izquierda estudiantil, ayer pudo reunirse el Consejo Superior de la universidad. Para evitar una nueva protesta, el cuerpo se limitó a tratar la crítica situación presupuestaria de la UBA. Un grupo de estudiantes de la FUBA –que es conducida por el PO, el MST y la CEPA– presenció la sesión, aunque sus consejeros no ocuparon las bancas, ya que desconocen la legitimidad del vicerrector Franco.
Sin aprobarse aún la distribución del presupuesto 2006 –cuyos 600 millones de pesos no bastan para cubrir todas las erogaciones de la universidad–, los consejeros resolvieron asignar los créditos girados por el Gobierno para poder pagar los sueldos de los docentes y del personal correspondientes a noviembre y diciembre, más el medio aguinaldo. Además, aprobaron una prórroga para poder afrontar los salarios de enero y febrero próximos, cuando el consejo permanecerá en receso. Tanto Franco como los decanos coincidieron en que el presupuesto resulta “insuficiente”. “Estamos al 50 por ciento de lo que la UBA necesita –aseguró Hallú–. Debemos comenzar a trabajar lo antes posible para conseguir un incremento.”
Concluida la sesión, Franco hizo el anuncio: “Como han corrido versiones señalando que busco dificultar la realización de la asamblea, quiero manifestar que voy a hacer todo lo posible, dentro del estatuto, para que se pueda realizar la asamblea lo antes posible. No voy a obstaculizar el proceso de normalización de la universidad”, dijo a este diario, antes de agradecer “el gran esfuerzo del personal no docente” que lo ayudó en los seis meses que lleva al frente de la UBA, “una lindísima experiencia”. Y siguió: “La asamblea va a elegir rector y, cuando asuma, el Consejo Superior definirá quiénes serán los secretarios y también el vicerrector. Cuando llegue ese momento, voy a poner mi cargo a disposición del consejo para que decida lo más conveniente. La universidad está más allá de los nombres”.
El acuerdo cerrado el mes pasado por la mayoría de los decanos supone que los dos grandes bloques que hasta hace poco dividían a la UBA se verán representados en una gestión de consenso. Hallú, el candidato a rector, por el bloque de radicales, justicialistas y aliados. Sorín, candidato a vicerrector, por el espacio de centroizquierda, peronistas y otros. Ambos con mandato para –según la plataforma consensuada– iniciar el proceso de reforma estatutaria el año que viene. Aparentemente zanjadas las diferencias con Franco, la cuestión que esperan resolver los decanos es dónde convocar la asamblea para realizar la elección, después de las cinco suspensiones logradas a lo largo del año por la federación estudiantil. Tras haberlo solicitado formalmente, desde hace dos semanas esperan que el Gobierno les ceda el Congreso para el 15 de diciembre. El rumor indica que estaría decidido prestar el Salón Azul y que apenas falta que el presidente de la Cámara de Diputados, Alberto Balestrini, lo rubrique en una nota.
Si la confirmación llega, la asamblea debería ser convocada por el Consejo Superior, que volvería a tener dificultades para reunirse ante una segura manifestación de la FUBA. Posiblemente el lunes el vicerrector convoque la próxima sesión del cuerpo, el mismo día en que reforzará el pedido de custodia a la Justicia. La fecha de reunión la acordará con los decanos, dando margen a una virtual medida judicial. Si el consejo no puede reunirse, la asamblea también podría ser autoconvocada por un tercio de sus miembros. En cualquier caso, y pese a que en el Congreso contarían con el personal de seguridad del edificio más alguna custodia policial, para sesionar los asambleístas deberán poder ingresar a la sede. Cosa que la FUBA no parece dispuesta a facilitar. Además de que la federación cuenta con varias decenas de consejeros estudiantiles, asambleístas también.
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