Mié 06.02.2013

VERANO12

Guzmán

› Por Cristina Feijóo

El cuento por su autor

El “protagonista” de este cuento, Guzmán, es un gato. Vive en la casa de Eddy pero es de su hija, Marina. Marina y su hermano Federico viven con la ex mujer de Eddy, aunque durante días debidamente pautados –todo transcurre en Suecia– se quedan en casa de su padre. Eddy no parece capaz de hacerse cargo del gato, ni de los chicos ni de sí mismo. Los pibes actúan como si ellos fueran mayores que él, o comprendieran que hay cosas que a él lo superan. Incluso su ex lo trata con indulgencia, como si fuera un sobreentendido que nada útil o razonable pudiera esperarse de él. Es algo que todos ellos parecen ver y aceptar en Eddy, algo que él fue alguna vez, que va a ser o que es, allá en el fondo de su vapuleada personalidad. En todo caso, algo distinto de esta versión decadente de Guzmán en que se ha convertido, tanto más parecida cuanto el gato va quedando inmovilizado por una enfermedad. Marginal voluntario, Eddy trabaja en negro y por horas, y sólo se decide a hacerlo cuando el agua le llega al cuello. “Vive” para tocar o escuchar música, pero no tiene piano ni equipo reproductor, y son los chicos quienes le prestan el piano eléctrico para que toque o le consiguen un equipo para que escuche. Eddy no tiene nada, es un puro despojo. Concretamente, lo único que sabemos de él es que está exiliado en Estocolmo por cosas que pasaron en la otra vida, como él la llama. Está perdido en un lugar que no puede habitar, extraviado en el tránsito de su lugar natural a un no lugar en el que no es posible más que la extrañeza, la simulación del orden dentro del más completo desorden, los momentos que se suceden en un indoloro sinsentido que excluyen por igual el recuerdo, la nostalgia y la esperanza. En suma: Eddy refleja la desolación del destierro en un grado químicamente puro. Es que, como decía Jorge Semprún en su Autobiografía de Federico Sánchez, “el exilio, vamos, ya se sabe, y si no se sabe, mejor”. “Guzmán” –el cuento, no el gato– me ha acompañado por algunos años; en una versión algo más prolongada, forma parte del libro de relatos Afuera, que se publicó en España en 2008 y que contiene nueve relatos en los que los personajes reaparecen, y los que en un cuento son secundarios a veces aparecen en otro como centrales. Guzmán no, Guzmán no se repite; tal vez se deba a que el gato oficia de espejo para una forma irrepetible de estar en el mundo de Eddy.

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