EL PEQUEÑO SALVAJE,
de François Truffaut.
Con F. Truffaut, Pierre Cargol y Jean Dasté.
1969, 85 min, b & n. RNS.

Sale en video, en impecable copia, este miniclásico de François Truffaut, muy apreciado aquí en su momento. Tomando distancia por un momento del amor y sus cuitas, el autor de Los 400 golpes aborda aquí otro de sus grandes intereses: el mundo de la infancia marginalizada, representada aquí por un niño abandonado por sus padres y criado en medio del bosque. Filmada en blanco y negro y basada en un caso real sucedido en Francia a fines del siglo XVIII, significativamente el propio Truffaut se reserva aquí el papel del doctor Itard, el médico que decide educar al niño e incorporarlo a la civilización. De modo lineal y con un relato en off que refuerza lo que las imágenes muestran, aflora aquí, a pleno, la clásica sensibilidad truffautiana, siempre manteniendo a raya todo atisbo de sensiblería.



A LOS TRECE,
de Catherine Hardwicke.
Con Holly Hunter, Evan Rachel Wood y Nikki Reed.
2003, 99 min. Gativideo.

Las conmociones de la primera adolescencia se ven llevadas al extremo en este reciente film estadounidense, en el que una madre que de por sí no las tiene todas consigo (una electrizada Holly Hunter) debe afrontar la paulatina descompensación de su hija, seducida por una compañerita de dudosa calaña. La cuestión se presta sin duda al sensacionalismo, la manipulación y el posible reaccionarismo, al agitar frente a los escandalizados padres el siempre temido fantasma de la “perdición” de la nena, por culpa de las “malas compañías”. Pero las intensas actuaciones y la muy lograda puesta en escena (imagen como de video casero, cámara en mano y violentos cortes de montaje) la vuelven sumamente convincente y efectivamente shockeante. Eso sí, conviene no darle demasiada bolilla al “mensaje”.



Y AHORA, SEÑORAS Y SEÑORES,
de Claude Lelouch.
Con Jeremy Irons, Patricia Kaas y C. Cardinale.
2002, 122 min. AVH.

Raleado de la cartelera porteña desde hace como veinte años, el lanzamiento en video de Y ahora, señoras y señores no hace desear que Claude Lelouch vuelva a los cines argentinos. El realizador de Un hombre y una mujer y Los unos y los otros siempre tendió al artificio rocambolesco y lo recocido pero, aun estando avisado, éste resulta un trago bravo de sobrellevar. Jeremy Irons hace de un ladrón de guante blanco llamado Valentín Valentín, y la rubia plástica Patricia Kaas es una cantante de cocktail music. Ambos sufren de raras amnesias, y por casualidad (¡!) van a parar a Marruecos, donde comenzarán a noviar mientras visitan al neurólogo. Si a ello se le suma la aparición de una Claudia Cardinale más parecida a Amira Yoma que a sí misma, el espectador ya sabrá a qué atenerse.



LA CRUZ DEL SUR,
de Pablo Reyero.
Con Leticia Lestido, Luciano Suardi y H. Tortonese.
2004, 87 min. AVH.

Primera experiencia de ficción de Pablo Reyero, director del extraordinario documental Dársena Sur, La cruz del sur marca una continuidad en el interés del realizador por el mundo de la marginalidad. En esta ocasión, Reyero vuelve a la zona donde se crió, entre Villa Gesell y Mar del Plata, para narrar una historia que no podría estar más lejos de lo turístico. Cruce entre policial negrísimo, realismo sucio y film de denuncia, en La cruz del sur una pareja les “sopla” dinero sucio a ciertos pesados de la zona, pero éstos vendrán inevitablemente en busca de él. Jugada a un registro extremo y con personajes ídem (Humberto Tortonese hace de un travesti que mantiene una posible relación incestuosa con su hermano), La cruz del sur aparece como un film de alto riesgo, logrado a medias.