EL TERROR DE LAS CHICAS DE JERRY LEWIS.
Con J. Lewis, Helen Traubel y Kathleen Freeman.
1961, 95 min. DVD. AVH.

Se completa la extraordinaria “Colección Jerry Lewis”, que AVH edita en DVD desde hace unos meses: una de sus obras maestras, en una edición llena de bonus. Todo lo que hizo del presunto tonto uno de los cineastas más audaces del cine de EE. UU. de los primeros 60 hace eclosión aquí: el impensado cruce de Freud con el surrealismo, la pesadilla y el fantástico, el genio cómico desatado, la voluntad de hacer películas que se parezcan a los dibujos animados, la invención poética y, sobre todo, el insospechado brechtianismo, que llevaba a Mr. Levitch a recordarle todo al tiempo al espectador que estaba asistiendo a una representación. Y que aquí lo hace exhibir, impúdicamente, el decorado cinematográfico como lo que es: puro cartón. Maravilloso cartón. O cartoon.



LA ÚLTIMA ESCENA
de Jeff Nathanson. Con Matthew Broderick, Alec Baldwin y Tony Colette.
2004, 93 min. Gativideo.

Suerte de variante con poca pólvora de Disparos sobre Manhattan, aquí un agente del FBI (el redivivo Alec Baldwin, que está tan bien como en todas sus últimas películas) decide camuflarse como productor de Hollywood para atrapar a un gangster, dueño de una gigantesca flotilla de camiones. Y como las películas se hacen con camiones... El federal empaqueta a un aspirante a director (el siempre inane Matthew Broderick), a cuyo lado Ed Wood podría parecer Orson Welles. Hay aristas potencialmente graciosas (el tipo acepta hacer pasar un baldío por el desierto de Arizona) y Toni Colette se confirma como camaleón total en el papel de una star de rompe y raja. Pero como sucede a menudo con las sátiras, ésta es menos graciosa que el mundo al que pretende tomarle el pelo.




LOS AMORES DE MI MUJER DE PRESTON STURGES.
Con Claudette Colbert, Joel McCrea y Mary Astor.
1942, 90 min., b & n. Epoca.

Jamás hubo, en Ho-llywood, un tipo más subversivo para con los usos y costumbres de sus compatriotas que Preston Sturges, autor integral de sus películas, en su carácter de realizador, guionista y –a veces– productor. Esta es una de las obras mayores de alguien que no sabía hacerlas menores. Hastiada de la vida matrimonial o de la falta de dinero de su marido, una mujer (Claudette Colbert) lo abandona de una y se echa en brazos de un superrecontramultimillonario naviero. Cínica, absolutamente desencantada y más misantrópica que misógina, The Palm Beach Story barre con la sacralidad del matrimonio, el dinero, el ascenso social y otros mitos americanos. Lo hace, como todas las películas de Sturges, a una velocidad de 1500 km/h, 10 líneas de diálogo y 200 chistes por segundo.



LOS MUERTOS
de Lisandro Alonso. Con Argentino Vargas.
2004, 78 minutos. SBP.

Después de La libertad, con Los muertos Lisandro Alonso no bajó ni un ápice su apuesta de radicalidad cinematográfica, por más que haya quienes lo siguen considerando el enemigo público Nº 1 del cine convencional. Otra vez el seguimiento de un hombre solo y solitario, otra vez el ambiente agreste determinándolo, otra vez las fuertes elipsis. Pero en esta ocasión en lugar de fijeza hay puro desplazamiento. Don Argentino Vargas, que en su pasado mató a sus hermanos (jamás se sabrá cómo ni por qué), sale de una prisión formoseña y emprende un viaje en balsa, para reencontrarse con su hija. Alonso logra convertir la pura observación en una experiencia de máxima, casi hipnótica intensidad para el espectador. Para el que esté dispuesto a ello, claro.