La
mejor noticia
Por Ernesto
Tiffenberg
Nada más falso que
aquella vieja verdad periodística de que la buena noticia no es
noticia.
En primer lugar, no resulta demasiado sencillo establecer qué es
una buena noticia sin antes definir el para quién. En estos días,
sin ir más lejos, hay buenas noticias para la inmensa mayoría
que sin embargo resultan más que malas para el ex presidente y
sus amigos.
En segundo lugar, aunque muchos piensan, aun entre sus más ávidos
consumidores, que este diario ha nacido y crecido de la mano del desánimo,
que se regodea en el fracaso y el escepticismo, en realidad Página/12
delimitó desde su nacimiento un mundo de feliz complicidad con
sus lectores. Y esa complicidad, hay que decirlo, está compuesta
en su gran mayoría por buenas noticias. Buenas noticias, claro,
para nosotros. Los que nos conocemos sin conocernos, los que estamos dispuestos
a compartir la furia de las pasiones imposibles en cada nota de cada página
del diario.
Dicho esto, resulta fácil definir a su nacimiento, hace hoy exactamente
14 años, como la mejor noticia publicada por este diario. En todo
caso, y no es poco, como la que hizo posible todas las demás.
Hace 14 años un diario se propuso contar las noticias con el mismo
lenguaje y humor corrosivo con que cualquiera de sus periodistas las contaría
en la mesa de un bar a sus amigos. Seguramente nunca lo consiguió,
pero también se propuso admitir que el periodismo ocupe su lugar
en el inabarcable territorio de la literatura al tiempo que abría
las puertas a la literatura para que ocupe su lugar en el inabarcable
territorio del periodismo.
Hace 14 años, quizá convocado por el espíritu insatisfecho
de miles y miles de potenciales lectores,
un diario decidió que reflejar la realidad es reflejarla críticamente
y que hacer periodismo es buscar más allá de la apariencia.
Resolvió que lo que se dio en llamar periodismo de investigación
es simple y llanamente periodismo, contrapuesto a la publicación
de gacetillas oficiales o versiones oficiosas que caracterizaban hasta
entonces a los grandes medios nacionales.
Hace 14 años un diario se planteó la necesidad del pluralismo.
Huérfano de la verdad, de cualquier verdad, se propuso hacer todas
las preguntas sin descartar de antemano ninguna respuesta, con la única
excepción de la convicción democrática y su rechazo
sin fisuras a todo aquello que vulnere los derechos humanos. Convencido
del valor de la multiplicidad de las miradas abrió el terreno para
redefinir aquello que se conoce como espacio progresista,
otorgándole en la diversidad de sus enfoques un lugar de encuentro,
debate y crecimiento.
Catorce años después, sobreviviente de hiperinflaciones
e hiperrecesiones, veterano de todas las batallas contra el acoso gubernamental
y por la plena libertad de expresión, Página/12 renueva
cada día aquellas viejas ilusiones.
Catorce años después ya no resulta tan fácil elegir
su lejano nacimiento como la mejor noticia. Cumplir catorce años
de relación con ustedes también es noticia. Una buena noticia.
Quizá la mejor de todas.
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