Domingo, 9 de mayo de 2004
Garrafal
Por Fernando Krakowiak

En el pa铆s hay 15 millones de personas que han tenido que afrontar un aumento del gas superior al 160 por ciento desde la devaluaci贸n. La mayor铆a pertenece a hogares de bajos ingresos ubicados en la periferia de las grandes ciudades, en zonas rurales y en provincias que no tienen gas natural, como Formosa, Chaco, Corrientes y Misiones. Su principal fuente energ茅tica son las garrafas de gas licuado de petr贸leo (GLP), un insumo clave que permanece desregulado desde la privatizaci贸n por no ser considerado un servicio p煤blico. La garrafa de 10 kilos aument贸 en promedio de 9 a 24 pesos luego de la ca铆da de la convertibilidad. En algunas zonas del interior del pa铆s se llega a vender hasta 28 pesos. Seg煤n el Indice de Precios al Consumidor, s贸lo en abril subi贸 un 4,8 por ciento. Pese a la gravedad de la situaci贸n, el gas de los pobres no aparece contemplado entre las alternativas planteadas por el Gobierno para minimizar el impacto de la crisis gas铆fera.
La 煤nica medida se tom贸 en agosto del a帽o pasado, cuando se acord贸 con los empresarios el lanzamiento de una 鈥済arrafa social鈥 a 18 pesos disponible en apenas 300 puntos de venta. En la C谩mara de Empresas Argentinas de Gas Licuado aseguraron a este suplemento que 鈥渓as garrafas se siguen consiguiendo a 18 pesos鈥. Sin embargo, Cash visit贸 30 puntos de venta de 鈥済arrafa social鈥 en el Conurbano y en s贸lo tres la ofrecen a 18 pesos. En el resto de los escasos puestos promocionales el precio var铆a entre 20 y 24 pesos.
La garrafa nunca fue econ贸mica para los sectores populares, pero a partir de la devaluaci贸n se convirti贸 en un bien suntuario, pese a ser un art铆culo de primera necesidad. Una familia tipo requiere como m铆nimo dos garrafas de 10 kilos por mes para poder cocinar y calentarse. Sin embargo, el consumo promedio anual es de apenas 80 kilos por a帽o. En los barrios m谩s pobres se la utiliza con cuentagotas, complement谩ndola con el uso de le帽a, queros茅n o energ铆a el茅ctrica.
Las empresas del sector afirman que el gas licuado aument贸 porque es un commodity que se cotiza a precio internacional. Toman como referencia los valores vigentes en el mercado norteamericano de Mont Belvieu donde el butano y el propano, que conforman el GLP, aumentaron un 115 por ciento en promedio entre enero del 2002 y diciembre del 2003. Actualmente, las empresas exportan el 55 por ciento de la producci贸n de GLP, cerca de 1,6 mill贸n de toneladas a granel, fundamentalmente a Brasil, Chile y Paraguay. Luego de la devaluaci贸n se hab铆a aplicado una retenci贸n del 20 por ciento al GLP pero, en julio del 2002, el gobierno de Eduardo Duhalde firm贸 un acuerdo con los productores para garantizar la 鈥渆stabilidad de precios鈥 y el abastecimiento a cambio de una rebaja de las retenciones del 20 al 5 por ciento.
Al tomar como referencia el mercado internacional, los productores obtienen una sobrerrenta notable porque sus costos son bajos. El 40 por ciento de la oferta de GLP se obtiene de las refiner铆as de petr贸leo a un costo que no supera los 3 d贸lares el mill贸n de BTU porque es un subproducto que se consigue en el proceso de destilaci贸n del crudo. El 60 por ciento restante proviene de las plantas de separaci贸n de gas, entre las que se destacan General Cerri (propiedad de Transportadora Gas del Sur) y Mega en Bah铆a Blanca (Repsol y Petrobras), donde se separan los l铆quidos del gas extra铆do de Loma de la Lata para luego exportarlos a Brasil. En el caso del GLP proveniente del gas, el costo es aun menor porque el gas en boca de pozo ha permanecido congelado desde la devaluaci贸n a 0,45 centavos de d贸lar el mill贸n de BTU y reci茅n ahora se ha comenzado a actualizar su precio.
Expertos del sector afirmaron a Cash que el costo promedio, que combina la oferta proveniente de refiner铆as y plantas de separaci贸n de gas, est谩 cerca de los 2 d贸lares por mill贸n de BTU. Sin embargo, grandes productorescomo Repsol venden el gas licuado mayorista a 5,3 d贸lares por mill贸n de BTU a sus empresas integradas, y a 7 d贸lares a los fraccionadores peque帽os. Esa situaci贸n es posible porque la producci贸n es controlada por un selecto grupo de empresas que opera de manera oligop贸lica. Repsol, TGS (Petrobras), Refinor (Repsol y Petrobras), Shell y Esso controlan casi el 80 por ciento de la oferta.
Las maniobras anticompetitivas son pr谩cticas usuales en el mercado local de combustibles. Seg煤n datos de la Defensor铆a del Pueblo, durante el 2001, en la Argentina se pag贸 el kilo de GLP a 1,10 d贸lar, mientras que en Chile, Paraguay y Brasil el GLP comprado en la Argentina oscil贸 entre 0,59 y 0,72 centavos de d贸lar. Situaciones similares se dieron en los 鈥90. En marzo del 2000, la Comisi贸n Nacional de Defensa de la Competencia sancion贸 a YPF por haber ejercido abuso de posici贸n dominante entre 1993 y 1997, causa por la cual tuvo que pagar 109 millones de pesos.
La concentraci贸n tambi茅n alcanza a la etapa de fraccionamiento. En la actualidad operan 50 fraccionadores, pero Repsol, Total Gas, Ca帽uelas Gas, Shell Gas, Amarilla y Gas Areco controlan el 80 por ciento del mercado. Seg煤n informaci贸n proveniente de la Subsecretar铆a de Defensa de la Competencia, el precio de referencia de Repsol para las etapas de fraccionamiento y distribuci贸n es un 172 por ciento m谩s caro que el de las cooperativas que operan en el mismo segmento, pero el predominio de la transnacional espa帽ola es tan grande que termina imponiendo sus precios en el mercado.
La combinaci贸n de precios libres y falta de regulaci贸n estatal hace que, a paridad cal贸rica, el GLP les termine costando a las familias 10,9 veces m谩s que el gas natural. En el Congreso de la Naci贸n hay por lo menos cinco proyectos presentados que buscan regular el mercado de GLP. Sin embargo, la discusi贸n de fondo todav铆a no est谩 saldada. Algunos proyectos buscan ponerle freno al oligopolio declarando al GLP un servicio p煤blico, situaci贸n que habilitar铆a una regulaci贸n de los precios como sucede en el caso de gas natural. Otras iniciativas, en cambio, quieren declarar al sector de 鈥渋nter茅s p煤blico鈥, lo cual no modificar谩 sustancialmente la situaci贸n porque los precios seguir谩n siendo definidos por las empresas que controlan la industria.
Mientras tanto, en el Gobierno contin煤an asegurando que los hogares no sufrir谩n aumentos, como si los 煤nicos usuarios existentes fueran los conectados a la red de gas natural y no los millones de pobres que dependen de la garrafa para pasar el invierno.
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