Cash en Bolivia
Por Veronica Gago
Desde El Chapare, Bolivia
Desde fines de los 鈥90, Bolivia recibe un promedio de ayuda internacional de 500 millones de d贸lares al a帽o para el desarrollo alternativo. En la zona tropical de El Chapare situada en el departamento de Cochabamba, centro de producci贸n de coca y base territorial del MAS (Movimiento al Socialismo) de Evo Morales, esto signific贸 una sola cosa: cambiar el cultivo ancestral de coca por productos tales como banana, maracuy谩, palmito, anan谩 y pimienta.
Este experimento de cultivos 鈥渁lternativos鈥 fue impulsado en la regi贸n como parte de un plan m谩s amplio de erradicaci贸n forzosa de la coca que fue bautizado con el nombre de 鈥淧lan Dignidad鈥 por el ex presidente Hugo Banzer. Ese plan, que comenz贸 en 1997, tuvo una doble estrategia: por un lado intentar bajar el precio de la coca para volver atractivos los cultivos sustitutos y a la vez imponer a los campesinos y a sus comunidades la erradicaci贸n como condici贸n para acceder a los cultivos de reemplazo. El certificado formal de erradicaci贸n era indispensable para acceder a cr茅ditos, semillas, asesoramiento t茅cnico, infraestructura. Como elemento de coacci贸n para que los campesinos se vuelquen al desarrollo alternativo se impuso la ley 1008 por la cual se penaban el cultivo y consumo de coca.
Sin embargo, la evaluaci贸n actual del desarrollo alternativo es rotunda: todos en la zona, desde los campesinos hasta las autoridades locales, coinciden en que ha sido un fracaso.
Los productos alternativos empezaron a acumularse sin encontrar ni los circuitos de distribuci贸n ni los mercados prometidos. 鈥淓l kilo de pi帽a val铆a centavos, se pudr铆a en nuestras casas鈥, comenta Iv谩n, de la comunidad de Chipiriri, hoy dedicado al turismo. 鈥淟o mismo pasaba con el palmito 鈥揷ontin煤a Iv谩n鈥, adem谩s de que aqu铆 nadie lo consum铆a.鈥
En comparaci贸n con la coca, que permite hasta cuatro cosechas al a帽o, los cultivos alternativos se volvieron completamente inviables para las econom铆as familiares de los cocaleros. Distintos campesinos de la zona coinciden en que quienes confiaron en la oferta del gobierno r谩pidamente se quedaron sin ingresos. 鈥淣o hab铆a circuitos de distribuci贸n ni de venta organizados. Nos obligaron a dejar la coca por nada鈥, comenta Julio, del sindicato de la Seis Federaciones del Tr贸pico de Cochabamba, donde empez贸 su carrera pol铆tica Evo Morales como secretario de deportes.
El proyecto del desarrollo alternativo no es del todo descartado por el MAS. Seg煤n el intendente de Villa Tunari reci茅n electo por esa fuerza, Feliciano Mamani, hoy se intenta articular una demanda por la hoja de coca a la vez que reorientar las pol铆ticas de desarrollo alternativo seg煤n las necesidades de la zona. Mamani sostiene que la reivindicaci贸n del sindicato cocalero es que a cada afiliado se le permita cultivar un cato de coca, es decir, una extensi贸n de 40 metros por 40 metros, como primer paso para reconocer el consumo legal y tradicional que en Bolivia practican dos millones de personas de una poblaci贸n total de ocho millones.
鈥淓l objetivo es que en el tr贸pico de Cochabamba tengamos seis mil hect谩reas controladas por el movimiento鈥, explica el intendente. Este proyecto incluye una campa帽a que emprendi贸 el propio municipio por industrializar la coca en productos que incluyen desde la harina al t茅 de coca. Pero, a la vez, se aspira a combinar pol铆ticas locales con la cooperaci贸n internacional. 鈥淪i quieren poner plata para sembrar frutas tropicales en El Chapare, perfecto, pero que no lo coordinen con los gringos, que lo coordinen con nosotros鈥, sintetiza un asesor del intendente.
La referencia a los norteamericanos es compleja: de la ayuda internacional para el desarrollo alternativo s贸lo la quinta parte proviene de EE.UU., el resto lo aportan la Uni贸n Europea y Jap贸n. Sin embargo, como la zona es el territorio clave de la pol铆tica contra las drogas, cualquier decisi贸n de inversi贸n en la regi贸n pasa por la aprobaci贸n del Estado boliviano, que a su vez siempre incluye la supervisi贸n militar norteamericana. 鈥淟os franceses te pueden decir que te van a poner setenta millones de d贸lares para la producci贸n de c铆tricos en El Chapare y los norteamericanos pueden decir que no y entonces Bolivia no va a aceptar. No es que los norteamericanos lo controlen directamente, pero s铆 que queda en sus manos una supervisi贸n pol铆tico-militar decisiva鈥, grafica el analista Luis G贸mez. De este modo, lo que intenta el MAS, la segunda fuerza parlamentaria nacional y hegem贸nica en la zona, es poder decidir sobre los fondos de la cooperaci贸n internacional destinados a la zona que no provienen de Estados Unidos para 鈥搒eg煤n opinan鈥 viabilizar una estrategia de desarrollo alternativo consensuada por los campesinos y distanciada de los planes de penalizaci贸n de la coca.
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