El Centro Cultural Borges me hab铆a invitado a presentar artistas franceses. Pero me pareci贸 mejor poner en relaci贸n a artistas franceses y argentinos a trav茅s de una tem谩tica que constituye un terreno f茅rtil para muchas obras, ya sean figurativas o abstractas. Si insist铆 en el contexto urbano es porque en Buenos Aires se concentra el treinta por ciento de la poblaci贸n argentina. Adem谩s, porque en la periferia e incluso en las zonas rurales, la presencia de lo urbano es determinante. Pero al mismo tiempo, los cambios constantes, los movimientos incesantes de la gente y de las cosas en la era de la circulaci贸n, de la mercantilizaci贸n y de la precarizaci贸n producen fen贸menos complejos que hicieron que algunas zonas surgieran y se desarrollaran y que otras entraran en crisis y se desertificaran. Hablamos de un doble fen贸meno de urbanizaci贸n de las zonas rurales y de reurbanizaci贸n de la ciudad. Sabemos que esta realidad compleja y rica puede ser una 鈥渕ateria prima鈥 para muchos artistas, puesto que ella suscita tanto problem谩ticas formales en t茅rminos de estructuras, de tensiones de l铆nea y de movimientos, como problem谩ticas que giran en torno de la imagen, los signos y los estereotipos, e incluso miradas m谩s intimistas que asocian memoria colectiva y memoria individual. Es por esto que hemos reunido deliberadamente en esta exposici贸n a artistas aparentemente lejanos como Carolina Antoniadis, Elisa Strada y Thierry G茅hin. Quisimos hacer dialogar fotos y videos como los de Thierry Bernard, Esteban Pastorino y las 鈥渃onstrucciones鈥 de Pablo Rosales. Me pareci贸 interesante cruzar el video y los dibujos de Ana Gallardo, que muestran una empat铆a con los objetos y donde la biograf铆a est谩 estrechamente ligada a la obra que se nutre de lo 铆ntimo an贸nimo, con las pinturas y las fotos de Graciela Hasper, que absorben las l铆neas de tensi贸n del espacio urbano, los colores y los signos de esos afiches de los bailes populares de inmigrantes de un cromatismo intenso y con una tipograf铆a que evoca las aventuras tipogr谩ficas de las vanguardias de los a帽os veinte (dada铆smo, futurismo, etc.). Invitamos a artistas que conoc铆amos hace mucho tiempo y cuya obra hab铆amos expuesto en Francia, como Antoniadis, que hizo un mural impresionante, o Hasper, que realiz贸 una s铆ntesis magistral entre su trabajo pict贸rico y la fotograf铆a, pero proponi茅ndoles hacer una obra espec铆fica, que creo hace un corte con su imagen habitual y da prueba de la fuerza inventiva de las artistas. Esto fue el resultado de la cercan铆a que se estableci贸 entre sus obras y de la complicidad entre los artistas y nosotros. Otros artistas que conocimos m谩s recientemente, como Tom谩s Espina, tienen una mirada saturnina de la ciudad, donde la visi贸n consume literalmente lo real, y pensamos que su presencia era indispensable. Por 煤ltimo, le propusimos a Pablo Rosales (de quien apreciamos su inteligencia para apropiarse del material urbano) hacer una intervenci贸n que conjugue a la vez instalaci贸n y pintura mural. Incluso le preguntamos si quer铆a hacer algunos muros que ser铆an revestidos con las obras de otros artistas: creo que ha logrado una obra muy importante y que su asociaci贸n con las obras de Hasper, Bernard y Strada debe celebrarse.
Lo que muestra esta exposici贸n que no pretende ser exhaustiva es que esta inscripci贸n de lo urbano en el arte puede hacerse a trav茅s de articulaciones entre paisaje y urbanismo, entre estructura y ritmo, mediante una reutilizaci贸n de los signos e im谩genes de lo urbano en las problem谩ticas que implican la se帽alizaci贸n, que hacen jugar las intensidades crom谩ticas propias de la ciudad donde reinscriben con la forma del discurso o de la leyenda sus conflictos y sus disparidades.
Pero esta inscripci贸n de lo urbano puede tambi茅n pasar por lo que se entiende como cambio constante de su paisaje y su poblaci贸n, por una reapropiaci贸n de los signos que evocan el consumo y los juegos urbanos, pero tambi茅n la precariedad que invade los muros, las viviendas y las calles de las ciudades. Pocas veces vi relacionados con tanta fuerza lo l煤dico y lo normativo como en el magn铆fico mural de Elisa Strada, que evoca tanto los d铆as festivos como el universo unidimensional de nuestras ciudades modernas. Creo que las obras de los franceses dialogan con sutileza y densidad con las de sus colegas argentinos. Catherine Melin se nutre de la ciudad, de su arquitectura y de su mobiliario, pero tambi茅n de sus m谩rgenes y de sus periferias, as铆 como de los cuerpos que deambulan por ella, de las relaciones y de las construcciones que all铆 se hacen y deshacen. Ella desmembra lo urbano en una constelaci贸n fragmentada de signos, de ritmos y de movimientos de los cuerpos. Es una po茅tica de lo urbano y de lo humano, de sus juegos y apuestas, de los 贸rdenes y des贸rdenes cuyos sujetos y objetos ella dibuj贸 y visualiz贸 en este trabajo magn铆fico que realiz贸 y que relaciona video, dibujo y escultura. Crucifer, de Michele Waquant, nos arrastra en un vagabundeo crepuscular, donde la ciudad se reduce a un entorno de signos que evocan la omnipresencia del dolor, de la enfermedad y de la fatiga. Progresivamente, la invasi贸n de los cuerpos que se dejan llevar por el ritmo de una m煤sica tecno va a sumergir y comprimir este 鈥減aisaje鈥 urbano. El 茅xtasis hist茅rico de las fiestas urbanas concluye en el silencio gris de las ma帽anas p谩lidas. En su traves铆a, lo urbano deviene un territorio interrogado por la fantas铆a. Claire soleil, el video de Thierry Bernard, es un recorrido por el territorio de una desaparici贸n programada: la de la ciudad de Besan莽on, en Francia. Pero el movimiento de la c谩mara nos hace ir y venir de lo real a lo imaginario: un empapelado kitsch con motivos vegetales se transforma en una 鈥渧edutta鈥, transport谩ndonos a un bosque tan bello como el recuerdo de un pasado eleg铆aco pero inquietante, como un recorrido hacia un futuro improbable. Lleva consigo la sombra de estas vidas an贸nimas cuyas alegr铆as y tristezas quedar谩n fuera del campo. Sus fotos, que vienen a 鈥渁gujerear鈥 los muros de Pablo Rosales, muestran estas arquitecturas y estas vidas sin atributos que son el tejido de nuestras ciudades. Muestran lugares inciertos, antes o despu茅s de la actividad; como antes y despu茅s del desastre; y seres que a veces son reducidos nada m谩s que a cosas.
El plano 煤nico de Thierry G茅hin encuadra a lo largo del a帽o y con rigor geom茅trico la ventana de un edificio que es el 鈥渏ard铆n鈥 de un anciano: con sus luces, colores, florecimientos y desapariciones. Filma en un silencio luminoso la fr谩gil resistencia al orden de las cosas, el d茅bil y gr谩cil color de ese trozo de naturaleza y la modesta obstinaci贸n de su constructor frente a la infinita monoton铆a de la arquitectura modular de un monobloc.
Como contrapunto, Esteban Pastorino, en sus falsos dioramas, hace del movimiento incesante de los hombres en las vacaciones, el turismo y el trabajo, el paisaje de este continuum urbano en el que se transform贸 el mundo. Los seres no son m谩s que im谩genes arrancadas al movimiento incesante de los flujos de circulaci贸n de hombres y mercanc铆as. Son estas relaciones y contrastes los que constituyen la trama de esta exposici贸n en la cual todos los artistas supieron marcar la singularidad de sus presencias y pintar un cuadro conjunto que, aunque parcial, estimula de manera extraordinaria aquello que el territorio urbano contiene como potencialidad para la creaci贸n contempor谩nea.
La muestra, con el auspicio del Ministerio de Cultura de la ciudad de Buenos Aires, sigue en el Centro Cultural Borges 鈥揤iamonte y San Mart铆n鈥揾asta el 12 de octubre.
* Cr铆tico de arte y curador franc茅s, director del Centro Regional de Arte Contempor谩neo 鈥淟e 19鈥, de la ciudad de Montb茅liard. Curador de Urbanidades.
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