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Martes, 30 de enero de 2007
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ANTOLOGICA DE GORRIARENA EN VILLA VICTORIA, MAR DEL PLATA

Carlos Gorriarena dice presente

Una muestra doblemente impactante del pintor, muerto hace pocos d铆as, se exhibe hasta fin de febrero en Mar del Plata, en la que fuera la casona de Victoria Ocampo.

Por FABIAN LEBENGLIK
Desde Mar del Plata
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Hecho, 1985, donde evoca a las Madres.

El impacto es doble: primero porque la muestra se inaugur贸 pocos d铆as antes de la lamentable muerte del pintor. Esta impresi贸n ti帽e toda la exposici贸n de una especial melancol铆a, porque no es posible ni deseable sustraerse de la tristeza. Es decir: Gorriarena estaba haciendo una muestra cuando muri贸, hace dos semanas. Surge una constataci贸n: su pintura contin煤a viva precisamente en el contexto de una exposici贸n antol贸gica, lo que supone una mirada retrospectiva. S贸lo por esta situaci贸n tan especial, la exposici贸n se vuelve mucho m谩s significativa. De alg煤n modo, tambi茅n hay que pensar que el artista muri贸 en su ley, en pleno ejercicio de su pasi贸n de pintor. La mirada retrospectiva supone tambi茅n un balance provisorio (por inmediato), porque ahora se trata de un cuerpo de obra, por fuerza, concluido. Pero, por otra parte, mientras se recorre esta muestra se hace dif铆cil aceptar esa muerte porque la pintura que tenemos ante los ojos es tan corp贸rea, tan apasionada desde su misma materialidad, tan vital y potente, que convoca siempre al cuerpo: la figura humana es el centro de su obra y Gorriarena le pon铆a notoriamente el cuerpo a la pintura.

El segundo impacto de la exposici贸n se produce por la cantidad de obra aqu铆 reunida: treinta y cinco telas de tama帽os medianos y grandes, que ocupan la totalidad del espacio destinado para exhibiciones de la extraordinaria y muy apacible Villa Victoria, el Centro Cultural que funciona en la que fuera la casona marplatense de Victoria Ocampo. Y si bien el espacio de exhibici贸n nunca es neutral, aqu铆 lo es menos que nunca: la casa de madera 鈥揵astante deteriorada鈥, de dos plantas, y sus espl茅ndidos jardines resultan un contexto id铆lico que por momentos dialoga y por momentos discute con las pinturas que est谩n all铆 colgadas. La casa y las pinturas tienen algo sustancial que decirse mutuamente y cargan con sus historias, ricas y largas, en un pa铆s de historia tr谩gica. El di谩logo entre obra y contexto se produce con una serie de obras en las que Gorriarena evoca 鈥揷on mirada aguda y siempre ir贸nica鈥 los espacios aristocr谩ticos, y a sus propietarios.

Tambi茅n hay un conjunto de telas en las que el paisaje se vuelve protagonista: all铆 hay una continuidad arm贸nica entre la casa, los jardines y los cuadros. El chisporroteo entre obra y entorno se produce cuando sube la temperatura del color 鈥揺n contraposici贸n con la voluntad sedante y el car谩cter apacible que Victoria Ocampo pens贸 para su casa鈥, cuando la paleta se tensa y se exhiben los fuertes contrastes de colores, no aptos para timoratos. Esas combinaciones riesgosas (y el 鈥渞iesgo鈥 aqu铆 es una palabra clave de la ideolog铆a est茅tica de Gorriarena, que siempre trat贸 de inculcarles a sus alumnos y disc铆pulos, habl谩ndoles sobre lo importante que es arriesgarse, en la vida y en la obra), junto con los empastes de pintura que se perciben de inmediato, sumados a cuestiones de contenido 鈥揷omo su mirada social, su furibundo antiimperialismo y su apoyo al peronismo (profusamente tematizado en su pintura)鈥, todo esto junto genera chispas dentro de la casa de madera de Victoria.

La antolog铆a abarca los 煤ltimos veinte a帽os de producci贸n del artista, cuando ya est谩 pict贸ricamente instalado 鈥揷on matices, con variaciones鈥 en un cruce particular entre figuraci贸n y abstracci贸n que son componentes interdependientes de un estilo reconocible. A la especial vibraci贸n de su pintura se agrega una caracter铆stica ondulaci贸n de las formas, campos de color delimitados pero a la vez deformantes, que recomponen figuras donde se juega 鈥搒eg煤n los sectores de la tela que se mire鈥 esa extra帽a geograf铆a pict贸rica que en cada cent铆metro resuelve la aparente contradicci贸n entre la figura y su disoluci贸n, entre el campo de color y la configuraci贸n de un motivo visual reconocible.

En esta antolog铆a se pueden ver varios de los caminos del artista: lo primero es su fuerte impronta de pintor, su gesto potente, la aplicaci贸n de la materia, el trabajo sensual sobre el color y la forma; la materialidad y el cuerpo de su obra (aquello que hace pensar que Gorriarena sigue vivo, mientras se lo escucha desde un video que se proyecta en la segunda planta). Como dec铆a el pintor en 1989: 鈥淭rabajo a favor de los materiales. As铆 como los renacentistas renunciaron al temple, la mayor铆a de mi generaci贸n abandon贸 el 贸leo por el acr铆lico. Algunos historiadores distra铆dos dicen que con Goya comienza la decadencia del oficio, sin percatarse de que el 贸leo sufre de Victorianismo, es pintura muy bella y muy fr谩gil. Con Goya lo que comienza es la 鈥榓gresi贸n鈥 a un medio que ya no sirve m谩s para las urgencias de la 茅poca鈥.

Lo segundo que puede verse en la muestra en relaci贸n con las constantes de su producci贸n es su preocupaci贸n por lo social y lo pol铆tico, la forma de plantarse contra el poder omn铆modo, contra los s铆mbolos, gestos, construcciones y especialmente personajes que representan ese poder.

鈥淟a tarea de un pintor 鈥揺scrib铆a el artista鈥 en la actualidad se hace muy compleja, porque la gran informaci贸n existente sobre lo que se ha hecho o se hace abarrota todo: desde las opiniones hasta las ideas y las percepciones. Creo que la realidad siempre arroja sobre la palestra una serie de elementos constituidos por ella misma, imponiendo exigencias. Es decir, la realidad no se deja poseer por cualquier persona; establece claves para que se la posea o se la viole. Y ocurre que nosotros los artistas vivimos atrapados en esa compleja red, que en la mayor铆a de los casos nos niega el acceso a esa realidad. Mi intento es, precisamente, descubrir algunas claves que esa realidad cambiante arroja, tratando de despojarme de esa informaci贸n que en verdad no me sirve.鈥

Y tambi茅n, como otro elemento muy reconocible en su obra, est谩 presente toda una secuencia sobre la intimidad, la vida cotidiana, el paso del tiempo, las actitudes del d铆a a d铆a (donde tambi茅n se critica la impostura), la ternura, cierta apacible quietud que se registra en sus 煤ltimos cuadros, pintados a lo largo de 2006, como En alg煤n lugar siempre amanece, Madre e hijo, Blancos o Cristal.

La presente y doblemente impactante exposici贸n de Gorriarena recorre, partiendo de la materialidad misma de la pintura, el color y la forma, un arco tam谩tico que abarca desde la intimidad hasta pol铆tica, desde lo individual a lo social, en el intento de darnos algunas claves de toda esa compleja realidad que el artista supo ver, interpretar y pintar como pocos. (Muestra antol贸gica de Carlos Gorriarena, Villa Victoria, Matheu 1851, Mar del Plata, hasta el 27 de febrero.)

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