Como si se tratara de una relaci贸n de pareja, mirar una serie puede hacer que los involucrados transiten por los m谩s diversos estados de 谩nimo. Y si bien ellas (las series, claro) no tienen sentimientos propios, el desconocimiento inicial, el entusiasmo, el enamoramiento, el desencanto, el estancamiento, la comodidad y 鈥損or qu茅 no鈥 el enga帽o son varias de las fases que el espectador atraviesa durante los a帽os en que elija sostener la relaci贸n. Fringe, la serie creada por J.J. Abrams en 茅pocas de Lost, sufri贸 bastante de esa ciclotimia a lo largo de sus cinco temporadas, marcadas por una historia fascinante y una realizaci贸n impecable, pero tambi茅n por algunos vaivenes que se tradujeron en decepci贸n para muchos de sus fieles, que buscaron saciar sus pulsiones sci-fi en los brazos de otras series. Para aquellos que eligieron ser leales a pesar de todo, la 煤ltima temporada de 13 episodios, que Warner Channel emitir谩 completa hoy desde las 16 y ma帽ana desde las 15 en forma de marat贸n, tiene algo de justicia y de desaz贸n a la vez: fue la prueba de amor exigida por los fans a los productores para darle un cierre la historia, y el an谩lisis de si 茅ste fue un amor铆o provechoso o una p茅rdida de tiempo queda para cada uno.
Fringe fue vendida como una mezcla de Los expedientes secretos X, The Twilight Zone y los cl谩sicos policiales estadounidenses como CSI, en plena fiebre de las cadenas televisivas de Estados Unidos por encontrar a la sucesora de Lost. Fue justamente J.J. Abrams quien aprovech贸 su buen momento y pens贸 esta historia centrada en las actividades de la Divisi贸n Fringe, un grupo especial del FBI que se encarga de investigar y resolver fen贸menos paranormales, integrado por la hermosa y g茅lida Olivia Dunham (Anna Torv), el asesor Peter Bishop (Joshua Jackson) y Walter Bishop (John Noble). Este es un cient铆fico lis茅rgico que, con el objetivo de recuperar a su hijo muerto, comienza a experimentar con su teor铆a de las realidades paralelas, que indica que todo el mundo no es m谩s que una percepci贸n del mismo y no una realidad absoluta.
Fue en el episodio final de la primera temporada, el verdadero punto de partida de la serie, cuando Fringe se dio cuenta de que pod铆a tener autonom铆a m谩s all谩 de su hermana mayor. Aquella season finale en la que los zepelines todav铆a vuelan y las Torres Gemelas cortan en dos el horizonte neoyorquino abri贸 un universo nuevo (literalmente) de posibilidades, en el que los fen贸menos paranormales son s贸lo una peque帽a parte de un todo m谩s atrapante. Ya no hab铆a s贸lo una historia para contar sino dos, cruzadas por hechos y situaciones que modificaban a la otra. Y a pesar de cierta falta de coherencia y de haber transitado un camino lleno de baches, Fringe logr贸 convertirse en una gran serie de ciencia ficci贸n. Cada episodio se encarg贸 de dejar a sus fans con la boca abierta y cierta sensaci贸n de 鈥溌縠sto puede pasar de verdad?鈥, mientras que en conjunto fue creando una mitolog铆a m谩s grande y ambiciosa, un universo propio y adictivo.
Es posible que Fringe haya aburrido y desperdiciado preciosos minutos de aire en cuestiones intrascendentes (sobre todo en esta 煤ltima temporada, cuando la historia de amor entre Peter y Olivia quit贸 tiempo a los h铆bridos humano-m谩quinas y a la historia de 鈥渓as primeras personas鈥), pero aun as铆 supo sostenerse y alimentar la curiosidad con misteriosos Observadores, viajes temporales, realidades paralelas, criaturas extra帽as y drogas tentadoras. Tambi茅n, para aquellos que hayan querido ver m谩s all谩, la historia sirvi贸 para plantear dilemas que nada tienen de fant谩stico, como los l铆mites de la ciencia (y la culpa de los cient铆ficos por la utilizaci贸n que hacen de ella), los usos 煤tiles o peligrosos de la tecnolog铆a y el eterno debate entre qu茅 est谩 bien y qu茅 est谩 mal. Abrams logr贸 que sus series se transformaron en un reflejo de sus obsesiones y su visi贸n del mundo por venir. En cada uno de sus productos televisivos (a Fringe y Lost hay que sumar Alias, Person of Interest, Revolution y Alcatraz), el director y productor imprimi贸 su sello distintivo, un combo conformado por experimentos cient铆ficos, paranoia, la atracci贸n/rechazo por lo desconocido, el aislamiento, la presencia de un poder superior que todo lo controla, el destino y la idea de que la ciencia avanza mucho m谩s r谩pido de lo que cualquiera pueda asimilar.
Pero el director y productor parece tener un problema, que ya es tema de discusi贸n en algunos foros de Internet: su dificultad para darles a sus historias el cierre que se merecen. Tal vez porque las expectativas fueron muy altas, el final de Lost no reembols贸 con respuestas a su legi贸n de seguidores; Alcatraz fue cancelada despu茅s de una primera temporada que nunca termin贸 de despegar, y Fringe deja algunas cuestiones sin responder. Mientras tanto, Person of Interest (de la que es productor) sigue adelante, aunque con una trama m谩s tradicional y menos arriesgada, pero que funciona bien en t茅rminos de audiencia. Pasado el entusiasmo y el enamoramiento iniciales, tal vez resulte sano encontrar algunos defectos en la relaci贸n con Abrams y sus criaturas: quiz谩 sea 茅se el camino para que ambas partes renueven sus votos despu茅s de tanto tiempo.
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