Si se tiene en cuenta que fueron los franceses los primeros en anunciar, hace m谩s de medio siglo, que Alfred Hitchcock era un gran cineasta, no deber铆a extra帽ar que una par谩frasis hitchcockiana en gran escala, que lleva por t铆tulo La desaparici贸n de Deauville, tenga ese mismo origen. Lo raro es, en tal caso, que ese operativo de cinefilia a destiempo haya sido encabezado por uno de los nombres m谩s rutilantes del star system franc贸fono, insospechable, hasta ahora, de esta clase de vicios chicos. Estrella precoz, actriz menos que m贸dica, ex villana Bond de rompe y raja (su personaje de El mundo no basta llevaba el envidiable nombre de Elektra King), cuarentona sumamente atractiva al d铆a de hoy, Sophie Marceau no s贸lo actu贸 en La desaparici贸n de Deauville sino que adem谩s la dirigi贸, interviniendo en la escritura del gui贸n. Por lo cual no parece aventurado calificar a La desaparici贸n de Deauville 鈥搎ue el sello Gativideo acaba de lanzar en DVD鈥 de verdadero film d鈥檃uteur, para decirlo en el idioma que corresponde.
Como el propio Hitchcock ense帽贸, cine de autor y entretenimiento no son categor铆as que deban agarrarse a patadas. Y no parece haber en La disparue de Deauville otra intenci贸n que no sea la de divertirse y divertir, apelando para ello a la m谩s desmelenada de las ficciones. La cosa es m谩s o menos as铆: un detective a quien la muerte de su esposa dej贸 arrastr谩ndose por el piso (Christophe Lambert, resucitado del submundo de la clase B, C y hasta Z) es citado por una mujer misteriosa (la propia Marceau, con una peluca digna de la pin-up Betty Page) en un se帽orial hotel de localidad balnearia, para investigar la evaporaci贸n y presunta muerte del due帽o. All铆 el detective ingresar谩 en un laberinto de espejos, en el que todo puede ser posible. Sobre todo lo imposible: que el muerto no haya muerto, que la mujer misteriosa no sea el fantasma que parece ser, que una c茅lebre star fallecida a comienzos de los 鈥70 haya dejado una hija id茅ntica, que el hijo del due帽o del hotel no haya sido concebido por su madre sino por la amante del padre...
Tan llena de vueltas como las molduras del Hotel Riviera, el peligro que enfrenta un artificio como La desaparici贸n de Deauville es 鈥損ara poner dos ejemplos consecutivos del g茅nero 鈥渃omedia policial subhitchcockiana de los 鈥60鈥濃 no resultar liviana y disfrutable como Charada, sino pesada y retorcida como Arabesque. Implantando motivos de V茅rtigo (el detective necr贸filo, la mujer doble, la conspiraci贸n mortuoria, travellings circulares que refrendan eclosiones rom谩nticas) en un marco natural propio de Para atrapar al ladr贸n, Marceau hace equilibrio al borde de ese desfiladero con una impensada combinaci贸n de soltura, elegancia, buen humor, placer narrativo y el suficiente rigor como para que todas las piezas del rompecabezas encajen y el espectador no presente una demanda por estafa. Lo que proporciona La desaparici贸n de Deauville es la clase de goce, tal vez ingenuo y sin duda anacr贸nico, que alguna vez se identific贸 como cinefilia, antes de que el t茅rmino se pusiera demasiado serio.
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