Es muy probable que la vida sea un fen贸meno habitual en el universo. Desde hace varias d茅cadas, los astr贸nomos saben que los ladrillos moleculares esenciales para construir eventuales ensamblajes biol贸gicos salpican a las grandes nebulosas que flotan en el medio interestelar. Por otra parte, ya es moneda corriente encontrar, una y otra vez, discos de gas y polvo alrededor de estrellas j贸venes, materiales que son la promesa de mundos por venir. M谩s a煤n: desde mediados de los a帽os 鈥90, ya se han descubierto casi 300 planetas extrasolares, y la cifra crece semana a semana. A todas luces, el universo cuenta con los materiales y con los escenarios necesarios para el surgimiento de la vida. La base est谩. Y sin embargo, y hasta nuevo aviso, toda cosa viva conocida hasta hoy est谩 aqu铆. La vida en la Tierra apareci贸 hace casi 4000 millones de a帽os, y no le fue nada mal con la vida. Pero... 驴y a los mundos m谩s cercanos? Hasta hace veinte o treinta a帽os, el panorama biol贸gico en el Sistema Solar luc铆a sumamente desalentador. Sin embargo, ahora, aquel pesimismo dio paso a un nuevo panorama: entra帽ables planetas y lunas se nos presentan como escenarios m谩s o menos viables para la vida. Vida pasada, presente, o futura en los mundos vecinos.
Al igual que otros astr贸nomos de los siglos XVIII y XIX, William Herschel, descubridor de Urano en 1781, cre铆an que Marte, Venus, o J煤piter y hasta la Luna eran lugares posibles para la vida. Y ni hablar de la 茅poca de Percival Lowell y sus archifamosos 鈥渃anales鈥 marcianos. Sin embargo, todo ese optimismo extraterrestre fue menguando durante el siglo XX, y se cay贸 a pedazos cuando las sondas espaciales de los a帽os 鈥60 y 鈥70 comenzaron a sobrevolar planetas y lunas, y s贸lo encontraron superficies de desolaci贸n, calores infernales, y fr铆os que dejaban en pa帽ales a la Ant谩rtida. Y nada vivo a la vista, por supuesto. Cuando a fines de los 鈥80, todos los planetas (y muchos de sus sat茅lites) hab铆an sido explorados, aunque fuera someramente, las cosas ya parec铆an bastante claras: salvo la Tierra, el resto de la comparsa solar no se mostraba en absoluto amistosa con la vida. S铆, es cierto, hab铆a alguna que otra difusa esperanza en tierras marcianas (como veremos un poco m谩s adelante). Y nada m谩s. Pero las cosas fueron cambiando.
A la hora de examinar las chances de vida en los mundos vecinos a la Tierra, hay que buscar, al menos, tres requisitos esenciales: materia org谩nica; un 鈥渟olvente鈥, con el agua l铆quida a la cabeza; y suficiente energ铆a solar para permitir combinaciones moleculares complejas. La materia org谩nica 鈥搎ue se basa en el carbono, un 谩tomo de gran versatilidad para combinarse con otros鈥 es muy abundante en el Sistema Solar. Aqu铆 y all谩. El problema est谩 en los otros dos requisitos: salvo la Tierra, no hay ning煤n otro planeta (o luna) con agua l铆quida a la vista (y ojo con esto). Y la luz solar que les llega, o bien es excesiva, o es tan poca que da pena. A primera vista, los mundos vecinos parecen infiernos enceguecedores, o sitios condenados al congelamiento y a la s贸rdida penumbra. Y sin agua l铆quida. 驴Final del juego para la vida?
No tan r谩pido. Durante las 煤ltimas dos d茅cadas, la astronom铆a 鈥揷iencia rica en sorpresas鈥 ha hundido su mirada m谩s all谩 de lo aparente, revelando posibles escenarios biol贸gicos, antes impensados. Lugares que pudieron ser muy distintos de lo que son, otros que lo ser谩n, y otros que, ahora mismo, pueden estar escondiendo grandes sorpresas. Vamos a conocerlos...
Encelado, luna de saturno envuelta en hielo.El infierno existe, y se llama Venus. El planeta m谩s cercano a la Tierra es probablemente el sitio m谩s horrible del Sistema Solar. Su atm贸sfera es una pesad铆sima coraza de di贸xido de carbono, que genera un monstruoso efecto invernadero. El calor solar, atrapado, dispara la temperatura superficial hasta casi 500潞C. La presi贸n atmosf茅rica es literalmente aplastante, y por si fuera poco, flotan por todas partes pesadas nubes de 谩cido sulf煤rico.
Sin embargo, Venus no siempre fue as铆: en los primeros tiempos del Sistema Solar, hace unos 4000 millones de a帽os, nuestra estrella no era tan caliente y luminosa como ahora. Por lo tanto, en aquel entonces, Venus no debi贸 estar tan castigado por el Sol. Y, adem谩s, no ten铆a la atm贸sfera que supo ganarse mucho m谩s tarde (a fuerza de violenta actividad volc谩nica). Era m谩s templado. En esas condiciones, con abundante agua l铆quida y materia org谩nica (en buena medida, aportadas por el impacto de cometas y asteroides), quiz谩s, Venus fue un lugar propicio para la aparici贸n de la vida.
Pero el para铆so venusino no dur贸 mucho: cuando el Sol fue entrando en su adolescencia, fue aumentando a ritmo sostenido su emisi贸n de radiaci贸n, calentando al planeta, y rompiendo las mol茅culas de agua, separando al hidr贸geno, que se escap贸 hacia el espacio. Al mismo tiempo, a lo largo de millones de a帽os, la intensa actividad volc谩nica de Venus arrojaba sin cesar enormes cantidades de di贸xido de carbono hacia la atm贸sfera, hasta llegar al infierno actual. A diferencia de lo que sucedi贸 en la Tierra, la vida en Venus pudo haber sido un episodio temprano, breve, y ya completamente olvidado.
Y algo parecido pudo haber ocurrido en Marte. Por m茅ritos propios y ajenos, el planeta rojo es el cl谩sico por excelencia de toda fantas铆a extraterrestre. Actualmente, Marte es un mundo seco a rabiar, muy fr铆o, y con una superficie hiperoxidada, donde la letal radiaci贸n ultravioleta del Sol pega de lleno, ante la indiferencia de una escu谩lida atm贸sfera que nada puede hacer para mejorar las cosas. Esos suelos polvorientos y anaranjados son totalmente hostiles a cualquier intento biol贸gico. De hecho, all铆, cualquier mol茅cula medianamente compleja ser铆a destruida.
Pero el planeta hermano de la Tierra tuvo un pasado mucho mejor. Durante m谩s de cuatro d茅cadas de exploraci贸n marciana, con naves no tripuladas (en 贸rbita, o de paso), e incluso con aparatos en la mism铆sima superficie del planeta (como los actuales e imbatibles Spirit y Opportunity), los astr贸nomos y ge贸logos planetarios han cosechado distintas evidencias que hablan de un pasado totalmente diferente. Todo indica que hasta hace unos 3 mil millones de a帽os, Marte ten铆a una atm贸sfera gruesa, era m谩s c谩lido, y, fundamentalmente, muy h煤medo. Ten铆a caudalosos r铆os, profundos lagos, y quiz谩s, hasta un enorme oc茅ano que cubr铆a buena parte de su hemisferio Norte. El planeta rojo habr铆a sido mucho m谩s azul. Era un buen lugar para la vida, sin dudas. Luego, todo cambi贸: fue perdiendo su atm贸sfera, se enfri贸 y, finalmente, se convirti贸 en el triste desierto helado que es ahora.
A pesar de todo, Marte quiz谩 no est谩 muerto. A la luz de las poderosas evidencias recolectadas entre 1997 y 2006, parece que el planeta esconde acu铆feros a cientos de metros de profundidad. Y algo m谩s: en los 煤ltimos a帽os, la sonda europea Mars Express, y los s煤per telescopios terrestres Keck I y II, y Gemini Sur, detectaron metano en la atm贸sfera de Marte.
Y para m谩s de un experto, ese metano 鈥搎ue no deber铆a estar all铆, salvo que 鈥渁lgo鈥 lo reponga regularmente鈥 ser铆a la huella de posibles bacterias 鈥渕etan铆genas鈥. 驴Marcianos viviendo bajo la superficie, protegidos de la luz ultravioleta del Sol, y cerca del agua? Puede ser. Pero s贸lo puede ser. No hay evidencias y todav铆a no se puede decir mucho m谩s de los marcianos.
Los grandes planetas gaseosos son de todo menos hospitalarios para la vida. Parece poco probable, si no imposible, que la vida pudiera surgir y perdurar en esos ambientes, con temperaturas baj铆simas, sin agua l铆quida, y bajo terribles presiones. Pero los sat茅lites de esos planetas son otra historia.
Especialmente uno: Europa, una de las grandes lunas de J煤piter. Mide 3200 kil贸metros de di谩metro, y est谩 envuelta por una corteza de agua congelada, atravesada por fisuras de cientos de kil贸metros de largo, capas superpuestas, y poqu铆simos cr谩teres. Geol贸gicamente hablando, la superficie de Europa es extremadamente joven. Se renueva una y otra vez con agua que sale l铆quida de su interior, o semicongelada, y se congela en el exterior: todo indica que debajo de esa corteza, hay un oc茅ano global de agua l铆quida, oculto bajo el hielo, est谩 sostenido por el calor interno del sat茅lite, generado por los continuos 鈥渢ire y afloje鈥 que sufre Europa por la gravedad de J煤piter y sus otros grandes compa帽eros (Io, Calisto y Gan铆medes).
M谩s a煤n: ese oc茅ano est谩 鈥渟ucio鈥 de sales y probablemente tambi茅n de materiales org谩nicos (tal como se deduce de algunos estudios espectrales realizados en los a帽os 鈥90 por la sonda espacial Galileo, de la NASA). Pasado en limpio: para muchos, Europa es el mejor lugar para la vida fuera de la Tierra, en todo el Sistema Solar.
Varios cuerpos m谩s atr谩s, pero a煤n con cierta chance de esconder oc茅anos de agua l铆quida, marchan las dos mayores lunas de J煤piter: Gan铆medes y Calisto. Al igual que en el caso de Europa, la existencia de esos nichos potencialmente biol贸gicos se apoya en evidencias directas (fotos y an谩lisis espectrogr谩ficos de sus superficies) y no tanto, como la sugerente detecci贸n de variaciones magn茅ticas. Y bien, a esta altura ya parecer铆a poco razonable seguir buscando plataformas biol贸gicas a煤n m谩s lejos del Sol. Y sin embargo, es posible.
As铆 como Venus, y mejor a煤n Marte, pudieron ser mundos aptos para la vida hace 3 o 4 mil millones de a帽os, el Sistema Solar tambi茅n tiene una esperanza biol贸gica en el futuro muy remoto: Tit谩n, la s煤per luna de Saturno. Con m谩s de 5000 kil贸metros de di谩metro, es m谩s grande que el planeta Mercurio. Sin embargo, lo m谩s prodigioso de Tit谩n es su gruesa atm贸sfera, que est谩 hecha esencialmente de nitr贸geno, aunque con apreciables cantidades de metano (CH4). En realidad, es el 煤nico sat茅lite del Sistema Solar con una verdadera atm贸sfera.
Y de lo m谩s interesante: la radiaci贸n solar rompe continuamente las mol茅culas de metano, y esos 谩tomos sueltos de carbono e hidr贸geno se recombinan en mol茅culas de hidrocarburos m谩s y m谩s complejas que, adem谩s de te帽ir a la atm贸sfera de color anaranjado, llegado cierto punto, forman part铆culas que caen sobre Tit谩n, constituyendo un espeso 鈥渓odo org谩nico鈥 que cubrir铆a buena parte del suelo. Es m谩s: tal como revelan estudios recientes, tanto de telescopios como de la sonda Cassini (en 贸rbita alrededor de Saturno desde 2004), parece que all铆 hay lluvias, lagos, y hasta mares de metano.
Metano que, seg煤n las variaciones de temperatura, siempre fr铆gidas, podr铆a evaporarse, condensarse y hacerse l铆quido, y congelarse en la superficie. En Tit谩n, por lo tanto, podr铆amos hablar de un 鈥渃iclo metanol贸gico鈥, del mismo modo que aqu铆 tenemos ciclos hidrol贸gicos. Adem谩s, dicho sea de paso, en la superficie hay mucha agua, pero, l贸gicamente, est谩 archicongelada.
Claro, el problema es que en la gran luna de Saturno la temperatura superficial ya se pasa de baja: ronda los 180潞C (como midi贸 la hist贸rica sonda europea Huygens, que baj贸 all铆 en 2005). Y con esos valores, ning煤n intento biol贸gico 鈥損or m谩s materia org谩nica que haya鈥 es viable. Y es una pena, porque muchos expertos dicen que las actuales condiciones de la atm贸sfera de Tit谩n 鈥揷on su revoltijo de grandes cadenas moleculares org谩nicas cayendo hacia la superficie鈥 ser铆an bastantes similares a la de la Tierra primitiva. Salvo por el fr铆o extremo, claro. 驴Pero qu茅 pasar铆a si, por alguna raz贸n, Tit谩n se calentara?
Por ahora es imposible. Pero eso puede cambiar: dentro de 6 mil millones de a帽os, el Sol comenzar谩 su agon铆a final, convirti茅ndose en una estrella gigante roja. Se hinchar谩 tanto que sus bordes rozar谩n la 贸rbita terrestre. Y entonces, antes de que nuestra estrella se apague para siempre, Tit谩n se convertir谩 en un lugar aceptablemente templado durante, al menos, unas decenas de millones de a帽os.
Sus hielos superficiales se derretir谩n, el agua l铆quida fluir谩 libremente, y podr谩 combinarse con los materiales org谩nicos, creando un espeso caldo tibio. 驴Materia prima para la vida? Sin dudas. Y qu茅 paradoja: en aquel lejano entonces, cuando la vida en la Tierra, y el planeta mismo, sean apenas un recuerdo, Tit谩n quiz谩s d茅 a luz nuevos y rudimentarios microorganismos.
Los sue帽os de vida en el Sistema Solar siguen creciendo de la mano de nuevos hallazgos, especulaciones y teor铆as. Hace un par de a帽os, por ejemplo, se descubrieron g茅yseres en Encelado, una peque帽a luna helada de Saturno. Son chorros de agua que brotan furiosamente hacia el espacio, e inmediatamente se evaporan. Y si esos chorros brotan, es porque Encelado debe tener agua l铆quida escondida en su interior.
Incluso, hasta hay quienes consideran biol贸gicamente aptos a los cometas de 鈥減er铆odo corto鈥 (especialmente aquellos que se acercan al Sol a intervalos de algunos a帽os, hasta unas pocas d茅cadas). Y pens谩ndolo bien, no es ninguna locura: al fin de cuentas, los cometas son 鈥渂olas de nieve sucias鈥, mazacotes de agua congelada, roca, y mucha materia org谩nica. Y quien sabe qu茅 cosas pueden ocurrir y transformarse en sus entra帽as, cada vez que la luz y el calor solar les pega de lleno.
Venus, Marte, Europa, Gan铆medes, Calisto, y Tit谩n. Y, por qu茅 no, Encelado y hasta los peque帽os cometas. Mundos vecinos que nos tientan con su rica diversidad de eventuales escenarios para la vida. Ayer, hoy, o ma帽ana.
Escenarios hasta hace no mucho tiempo impensados, y que a煤n exceden nuestras posibilidades reales de explorarlos. S贸lo el tiempo dir谩. A primera vista, el potencial biol贸gico del Sistema Solar luce prometedor.
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