–No hemos recibido respuestas –dijo el Comisario Inspector–, asà que tenemos que arreglarnos solos.
–Volvamos a la fábrica de fósiles –dijo el embajador de Inglaterra–. Creo que hemos demostrado suficientemente la posibilidad de su existencia. También sus utilidades. Teóricas, inclusive.
–¿Por ejemplo? –se interesó Kuhn.
–Por ejemplo, uno de los problemas que tiene, y que siempre tuvo la teorÃa de la evolución de Darwin, y que permite a estos delirantes del diseño inteligente actuar, son los baches en la cadena de fósiles. Pues bien: nosotros podrÃamos llenar esos baches sencillamente, por el simple expediente de fabricar los fósiles de transición que faltan.
–Es interesante esa historia de los baches en el registro fósil –dijo entonces el Comisario Inspector–, porque fue uno de los obstáculos tremendos a la teorÃa de la evolución antes de que fuera formulada. Como todo el mundo sabe, el gran campeón de la fijeza de las especies en el siglo XVIII era Cuvier.
–¿Ese francés que reconstruÃa animales extinguidos? –preguntó el embajador de Inglaterra, británicamente.
–El mismo –dijo el Comisario Inspector–. Ahora bien; Cuvier no era, como se lo suele presentar un chupacirios que no se imaginaba nada que no fuera creación divina. Era un hombre de la Ilustración y consideró que, si el transformismo tenÃa razón, o por lo menos parte de razón, forzosamente tenÃan que encontrarse fósiles de transición entre las especies extinguidas, y como no los habÃa, rechazó la posibilidad y elaboró su teorÃa de las catástrofes.
–Que también tiene una mala interpretación –dijo Kuhn–. Porque Cuvier no sostuvo que habÃa habido extinciones en masa mediante catástrofes y que después todos los bichos habÃan sido vueltos a crear. El imaginó que habÃa habido catástrofes, sÃ, pero que no se habÃa extinguido toda la vida, sino que habÃa bichos que quedaron en zonas no afectadas y que habÃan vuelto a repoblar la tierra. Lo que después hicieron sus discÃpulos, inventando catástrofes a troche y moche, es otra cosa. Hubo un tipo, Alcide d’Orbigny, que propuso ¡27 catástrofes y 27 creaciones!
–Son muchas catástrofes para un solo planeta –dijo el Comisario Inspector– y, sobre todo, para explicar una sola cosa; desde ya, eran inventos, como las ruedas que se agregaban al sistema de Tolomeo para que si se obtenÃan nuevos datos las cosas encajaran. Pero tampoco hay que olvidarse que la geologÃa de la época era catastrofista: casi todos los geólogos se imaginaban la historias de la tierra como una sucesión de erupciones volcánicas, y desastres que habÃan conformado la superficie actual, tal y como está.
–Es decir –dijo Kuhn– Cuvier no fue simplemente un reaccionario, sino que actuaba racionalmente, aunque estuviera desde ya, equivocado.
–Miren a dónde hemos llegado a parar por ponernos a hablar de fósiles -dijo el embajador de Inglaterra– y por proponer llenar artificialmente el bache en el registro fósil.
–Y aquà se me ocurre un enigma para proponer a nuestros lectores –dijo el Comisario Inspector– ¿se pueden fabricar fósiles de animales que no hayan existido y que sin embargo sean verdaderos?
–¿Eso solo?
–No, también hay otro más: el segundo enigma tiene que ver con la prueba ontológica de la existencia de Dios –dijo el Comisario Inspector–. Pero lo dejamos para el sábado que viene.
¿Qué piensan nuestros lectores? ¿Actuaba racionalmente Cuvier? ¿Y se podrá fabricar ese tipo de fósiles?
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