Los huesos del pasado siempre hablaron a los paleontólogos, pero ahora les hablan también a los médicos. O mejor dicho, a esa rara cruza o quimera que son los paleopatólogos, capaces de leer en los restos óseos la salud, las enfermedades y los achaques que afectaban a nuestros antecesores. Y esa salud o enfermedad y esos achaques revelan claves sobre el funcionamiento de las culturas y las formas que tenían de manejar ese raro equilibrio entre la vida y la muerte que siempre representó la enfermedad. Huesos enfermos o sanos que cuentan una historia. Paleopatólogos que saben leerla. Una historia que es la nuestra.