Otros, que vinieron despuĂ©s, hablarán de Feliz domingo o de alguna otra droga/vacuna televisiva de inoculaciĂłn colectiva. Pero cuando yo, muchacho del interior, lleguĂ© a Buenos Aires a estudiar, a principios de los ’60, la competencia del fin de semana estaba planteada el dĂa anterior, entre los Sábados circulares de Pipo Mancera y los Sábados continuados conducidos por Antonio Carrizo. AhĂ caĂamos todos. Recuerdo que, en mi caso, miraba el programa de Tony. VivĂa en un pensionado de estudiantes, y horas y horas nos encanutábamos –era el bautismo de pantalla para muchos de nosotros– ante el televisor en blanco y negro, y reciĂ©n sacábamos el culo del sillĂłn, despuĂ©s de horas y horas, hacia las diez de la noche. El domingo no; el domingo Ăbamos a la cancha: el Boquita de Valentim, del Beto MenĂ©ndez y de Rojitas te sacaba de casa.
La memoria viene al caso porque ayer me mandĂ© –como suelo hacer desde que empezĂł el Mundial– un continuado feroz ante la tele: a la una, Corea–Argelia; a las cuatro, BĂ©lgica-Rusia, y a las siete, Portugal-EE.UU. Y lo pasĂ© bien. Reconozco que el triunfo argelino lo vi de a ratos, discontinuado por el morfi, pero espiĂ© los suficientes minutos y jugadas como para reconfirmar lo que habĂa entrevisto ante los belgas: los fuertes nordafricanos la tocan bien, son prolijos, con voluntad y capacidad de protagonizar, como ayer. Merecen pasar, largamente.
En cuanto a Company & Co, se ve que pueden más de lo que producen y sufrieron demasiado con los laboriosos rusos del miserable Capello. El Duque Hazard –tenĂa razĂłn el Mago Zidane– es una cosa muy seria: hábil e inteligente, limpia gente y gambetea para adelante con la cabeza erguida; y el temible Mertens, un rayo que no cesa por los dos lados. Los Diablos Rojos ganaron sobre el final, otra vez.
DespuĂ©s, de postre, me quedĂł el lindĂsimo partido de Portugal con los yanquis. Me gustaron mucho los de Klinsmann hoy, que en el debut le habĂan ganado injustamente a Ghana con dos llegadas apenas y que esta vez salieron perdiendo del vestuario, o casi. El lateral derecho Johnson es cosa seria, y lo que labura el pelado Bradley junto a Jones –golazo de afuera– en el medio hizo que merecieran el triunfo ante un Portugal desdibujado, que parecĂa listo para el rĂ©quiem. Claro que la Ăşltima contra, la del empate, fue de novela. LindĂsimo partido con los dos enculados al final. El prĂncipe Cristiano, ausente sin aviso excepto en el centro del final. Muy poquito, otra vez. En fin, me gusta la zona, sobre todo por lo que Ghana aĂşn puede hacer. Como se suele decir: esto es fĂştbol.
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