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Lunes, 23 de junio de 2014

FúTBOL › LA PATRIA TRANSPIRADA

Domingos continuados

(24 pulgadas, en reposo)

 Por Juan Sasturain

Otros, que vinieron después, hablarán de Feliz domingo o de alguna otra droga/vacuna televisiva de inoculación colectiva. Pero cuando yo, muchacho del interior, llegué a Buenos Aires a estudiar, a principios de los ’60, la competencia del fin de semana estaba planteada el día anterior, entre los Sábados circulares de Pipo Mancera y los Sábados continuados conducidos por Antonio Carrizo. Ahí caíamos todos. Recuerdo que, en mi caso, miraba el programa de Tony. Vivía en un pensionado de estudiantes, y horas y horas nos encanutábamos –era el bautismo de pantalla para muchos de nosotros– ante el televisor en blanco y negro, y recién sacábamos el culo del sillón, después de horas y horas, hacia las diez de la noche. El domingo no; el domingo íbamos a la cancha: el Boquita de Valentim, del Beto Menéndez y de Rojitas te sacaba de casa.

La memoria viene al caso porque ayer me mandé –como suelo hacer desde que empezó el Mundial– un continuado feroz ante la tele: a la una, Corea–Argelia; a las cuatro, Bélgica-Rusia, y a las siete, Portugal-EE.UU. Y lo pasé bien. Reconozco que el triunfo argelino lo vi de a ratos, discontinuado por el morfi, pero espié los suficientes minutos y jugadas como para reconfirmar lo que había entrevisto ante los belgas: los fuertes nordafricanos la tocan bien, son prolijos, con voluntad y capacidad de protagonizar, como ayer. Merecen pasar, largamente.

En cuanto a Company & Co, se ve que pueden más de lo que producen y sufrieron demasiado con los laboriosos rusos del miserable Capello. El Duque Hazard –tenía razón el Mago Zidane– es una cosa muy seria: hábil e inteligente, limpia gente y gambetea para adelante con la cabeza erguida; y el temible Mertens, un rayo que no cesa por los dos lados. Los Diablos Rojos ganaron sobre el final, otra vez.

Después, de postre, me quedó el lindísimo partido de Portugal con los yanquis. Me gustaron mucho los de Klinsmann hoy, que en el debut le habían ganado injustamente a Ghana con dos llegadas apenas y que esta vez salieron perdiendo del vestuario, o casi. El lateral derecho Johnson es cosa seria, y lo que labura el pelado Bradley junto a Jones –golazo de afuera– en el medio hizo que merecieran el triunfo ante un Portugal desdibujado, que parecía listo para el réquiem. Claro que la última contra, la del empate, fue de novela. Lindísimo partido con los dos enculados al final. El príncipe Cristiano, ausente sin aviso excepto en el centro del final. Muy poquito, otra vez. En fin, me gusta la zona, sobre todo por lo que Ghana aún puede hacer. Como se suele decir: esto es fútbol.

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