Más allá de los indicadores económicos como los vaivenes de la Bolsa, las tasas de interés o el desempleo, no hay mejor testigo de la crisis que los crÃmenes que se cometen para escapar de ella.
Un hombre que trabaja en un cementerio de Barcelona fue detenido por los Mossos d’Esquadra –la policÃa, pero suena tan pintoresco– por haberse apropiado de 17 piezas dentales de oro que pertenecÃan a los muertos.
La investigación empezó luego de que los mossos recibieran el chisme de que alguien estaba vendiendo dientes de oro por ahÃ. El diario La Vanguardia de Barcelona explica que las piezas provenÃan de cuerpos en el osario común; ahà van los restos de aquellos inquilinos cuyo nicho expiró y cuya familia renuncia expresamente a renovarlo.
El hombre de 39 años, que por estos diecisiete dientes de oro obtuvo alrededor de dos mil euros, está acusado de un delito contra la libertad de conciencia, los sentimientos religiosos y el respeto a los difuntos; también se lo acusa de faltas contra el patrimonio de los finados.
La crisis todavÃa no ha llegado a lo peor. Robarles a los muertos no significa que hayan tocado fondo; ese dÃa llegará cuando a la gente ya la entierren directamente sin los dientes de oro.
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