El personal del centro de salud provincial Ernesto Che Guevara, en barrio Godoy, cerr贸 la atenci贸n al p煤blico debido a una sucesi贸n de agresiones que sufre desde hace tiempo y que hizo eclosi贸n el jueves 11, cuando un joven vecino amedrent贸 a una trabajadora social con un cuchillo, le arrebat贸 el tel茅fono celular y la amenaz贸 de muerte, igual que a los testigos, para que no lo denunciaran. Los relatos de quienes afrontan esa rutina describen hasta d贸nde ha calado el narcomenudeo en ese arrabal del extremo sudoeste. Lo confirman el ingreso cerrado del edificio y un cartel elocuente: "El centro de salud permanece cerrado desde el jueves 11/02 por un hecho de inseguridad en el interior del mismo. Queremos trabajar tranquilos para brindar un mejor servicio", aclara el texto escrito en una cartulina sobre el vidrio de la puerta enrejada y cerrada con llave. Una situaci贸n similar hab铆an padecido el a帽o pasado los trabajadores del centro de salud municipal de Fuerte Apache.
Adriana Abaca, una vecina que soport贸 ataques varios contra su casa por denunciar la venta de estupefacientes en el barrio, cont贸 a este medio que el martes pasado su nuera acudi贸 al dispensario municipal, en calle 1709 y colectora de Circunvalaci贸n, para someterse a un control de embarazo. "Pero no pudo hacerlo porque se encontr贸 con la puerta cerrada y un cartel con el que explican que no est谩n atendiendo por la inseguridad", cont贸 la mujer. Vecinos del efector le ampliaron lo que el cartel resum铆a: "Me dijeron que ah铆 enfrente hay un tipo que vende y que se met铆a todos los d铆as en el dispensario y amenazaba a los m茅dicos, a todos. Suponemos que habr谩 sido para sacarles pastillas, lo cierto es que los hizo cerrar y ac谩 hay diab茅ticos que necesitan ese dispensario abierto por la insulina, embarazadas, gente que no tiene recursos como para irse hasta el hospital Provincial o el Centenario", dijo acerca de ese efector que registra 9 mil historias cl铆nicas y cuyos profesionales atienden un centenar de consultas cada d铆a.
En la misma puerta del centro, otra cartulina deriva a las pacientes al otro centro de salud m谩s cercano, el "Josefa Rosell贸", en Rivarola al 7500. "Para colocar Mesygina (anticonceptiva) y retiro de anticonceptivos, dirigirse al centro de salud Rosell贸".
El centro de atenci贸n primaria Che Guevara depende del Ministerio de Salud provincial. Su coordinador, el m茅dico Federico Aquino, confirm贸 la situaci贸n y explic贸 que fue el 煤ltimo de una serie de episodios violentos que se suceden con mayor frecuencia desde hace un par de a帽os. Vecinos del barrio tambi茅n lo contaron en detalle. Walter, de 22 a帽os, vive a muy cerca del centro m茅dico, y atraviesa una adicci贸n importante. "Si lo habl谩s, entiende y sabe que se mand贸 muchas macanas, pero cuando tom贸 no conoce a nadie y es un peligro", describen quienes lo tratan a menudo. Es paciente del centro de salud, igual que sus amigos en la misma condici贸n de drogadependencia. Los que relatan piden mantener sus nombres en reserva. La vida sigue en el barrio despu茅s de contar ciertas cosas en el diario. Dicen que Walter vend铆a el clonazepam que le prescrib铆an en el mismo centro de salud, en el marco de un tratamiento psiqui谩trico por su adicci贸n. Pero 茅l no lo tomaba. A 10 pesos por pastilla, el joven se ganaba as铆 el dinero para comprar su droga. Aquel jueves, Walter entr贸 y atac贸 a una trabajadora social. A punta de cuchillo le quit贸 el tel茅fono celular. La sala de espera estaba llena de pacientes, y uno de ellos llam贸 a la polic铆a. Walter se march贸 a tiempo, pero antes amenaz贸 de muerte a todos para que no lo denuncien. El y sus amigos alternan momentos de convivencia y de hostilidad con su vecindario. La sala de espera del Che Guevara sabe de sus incursiones abruptas, en busca de psicotr贸picos, o el mangazo intimidante a los pacientes. El a帽o pasado fue otra empleada del centro la que tuvo que ceder su moto al filo de un cuchillo en la garganta. Otras veces, fueron los autos estacionados de los trabajadores del dispensario los que padecieron rayones y rotura de vidrios. Y la tensi贸n constante, y el no saber qu茅 ocurrir谩 a la salida, en la esquina, en la otra calle, vigilar quien viene, quien mira.
"La situaci贸n se hizo insostenible y no podemos trabajar as铆. Somos uno de los pocos centros de salud que todav铆a no tenemos protecci贸n, por eso estamos gestionando que nos asignen un personal de seguridad, de polic铆a o privada. Las autoridades tienen que resolver unas cuestiones administrativas antes. Nosotros, hasta que no tengamos esa garant铆a no podemos volver a trabajar", expuso Aquino. Uno de los centros cercanos -el Rosell贸-, tiene guardia privada. Y el del barrio Santa Luc铆a, funciona con gendarmes en la sala de espera.
El director del Che Guevara consider贸 que su equipo no es el blanco exclusivo de las agresiones. "Es la violencia cotidiana que viven todos los vecinos en el barrio. La zona se complic贸 mucho en el 煤ltimo tiempo, y se debe a las consecuencias del consumo y a que el comercio de esas sustancias se transform贸 en toda una econom铆a familiar para muchos", lament贸.
Abaca sostuvo que la situaci贸n es un bot贸n de muestra m谩s de la incidencia de la compra venta de drogas en las cuadras que delimitan las avenidas 27 de Febrero, Presidente Per贸n, Circunvalaci贸n y el l铆mite municipal. En el medio est谩 la comisar铆a 32陋, desde el a帽o pasado con edificio nuevo en Calle 1731 y Danieri. Seg煤n Abaca, los polic铆as de esa dependencia no son ajenos a la actividad delictiva del barrio, y su acusaci贸n no es nueva: compone la causa iniciada hace cuatro a帽os en el juzgado federal de Carlos Vera Barros. El resultado de la investigaci贸n hasta ahora ha sido solamente la asignaci贸n de una custodia permanente a la casa de Abaca, en Colombres y Calle 1711, a cuatro cuadras de la seccional.
La vivienda de Abaca fue blanco de disparos en 2012 y en 2013. En mayo de 2014, alguien lleg贸 al punto de intentar incendiar el patrullero policial estacionado frente a la casa, y al mes siguiente la misma direcci贸n fue objeto de pedradas y uno de los hijos de la mujer fue atacado por personas del barrio que le quebraron un brazo.
"Tenemos un m贸vil de Gendarmer铆a en la puerta de casa, pero no podemos retomar una vida normal as铆, mientras tanto ac谩 los narcos hacen lo que quieren y no les pasa nada", concluy贸.
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