Boca se regaló la primera gran alegría del ciclo Falcioni. Con un planteo de los que le gustan a su nuevo entrenador, el equipo de Xeneize se impuso 2-0 a River, que recién en los últimos arrinconó a su rival y generó mucho peligro, hasta convertir a Javier García en la figura del juego.

River salió a la cancha con el libreto aprendido del último partido por el Apertura, con mucha presión para recuperar la pelota, con más lucha que juego, y luego ver qué pasaba cuando la tenía. La diferencia fue que se encontró con otro Boca, que aceptó el combate de buen agrado y le agregó contundencia en ataque. De esa forma, la presión del equipo de Jota Jota duró apenas cinco minutos y, cinco minutos después, ya se encontraba en desventaja. Mouche aguantó la pelota por la derecha y esperó la llegada de Chávez, que desbordó y envió un centro al punto del penal, donde Palermo no pudo resolver, pero alcanzó a ceder para la entrada de Colazo, que con un tremendo zurdazo sometió a Carrizo.

Con la diferencia, el plan de Boca se solidificó, mientras que el de River se desvaneció por completo: ya no había qué presionar y, por el contrario, aparecían limitaciones para atacar en espacios reducidos. Por eso, las principales llegadas del conjunto de Núñez llegaron con pelota detenida, aunque siempre chocó con la seguridad de García.

Del otro lado, con la serenidad en el marcador, los de Falcioni pudieron trabajar el partido. Bien agrupados en el fondo, con la solidez de los centrales y la presencia de Somoza y Rivero en el medio, Boca llevó el desarrollo a lo que quería, obligando a su rival a llevar la iniciativa. Y cuando lo encontró desordenado, no lo perdonó: Clemente trepó sin marcas por la izquierda y envió el centro justo para Palermo, que desvió la pelota desde atrás del punto del penal y la colocó junto al segundo palo de Carrizo. Boca era más, pero la diferencia resultaba excesiva.

En el arranque del segundo tiempo, el equipo de Falcioni salió dispuesto a liquidar el partido. Y de no ser por Carrizo, lo hubiese hecho. El arquero le tapó de manera magistral un cabezazo y un mano a mano a Palermo para dejar a River con chances. Como no consiguió el tercer gol, Boca optó por replegarse de nuevo y permitió que su rival se lo llevara por delante. Y ahí fue cuando apareció García para sostener al vencedor, con tres tapadas notables, una ante una entrada de Lanzini, otra frente a un tiro libre de Lamela y la tercera ante un cabezazo de Maidana.