Por tercera vez consecutiva en un torneo de las Américas, Luis Scola fue elegido el mejor jugador del certamen, tal como había ocurrido en el Preolímpico de Las Vegas 2007 y en el Premundial de Puerto Rico 2009. Además, como había sucedido en el último Mundial de Turquía, también se convirtió en el máximo anotador del campeonato. Pero a pesar de tantos logros e incluso ser campeón olímpico, el capitán argentino reconoció que nunca había sentido tanta presión como en la semifinal ante Puerto Rico y en la final ante Brasil. Además, aseguró que de no haberse jugado en Argentina, probablemente no hubiesen podido alzarse con el título.

“Si no jugábamos en casa esta final con Brasil no la hubiésemos ganado. De eso estoy seguro –reconoció Scola, la máxima figura del conjunto argentino a lo largo del campeonato–. Debo reconocer que Brasil llegó mucho mejor a la definición y se mostró más sólido en muchos momentos del partido. El aliento de la gente nos ayudó muchísimo para revertir la situación cuando más lo necesitábamos”, indicó el ala pivot, que completó el encuentro con 32 puntos.

Más allá de haber logrado el título, Scola fue muy sincero en cuanto a las sensaciones que vivió a lo largo del torneo, en especial en las finales. Incluso, aseguró que nunca había sentido tanta presión en una cancha de básquetbol. “Por primera vez en mi carrera deportiva, sentí la presión extra de tener que ganar el título. Cuando antes de empezar el campeonato me preguntaban si iba a ser especial decía que no, porque suponía que la presión no me iba a afectar, pero debo reconocer que me equivoqué”, se sinceró el máximo goleador de la historia de la Selección Argentina.

Diez años entre las potencias mundiales, con podios y medallas en casi todos los torneos disputados, no es un logro sencillo, mucho menos para el mismo grupo base de jugadores. Pero según Scola, ese mérito es puro y exclusivo de la calidad y el talento de los integrantes del equipo. “No estamos en la elite del básquetbol solamente por sumar años. Estamos, a pesar de sumar años, porque hay muchos valores que se trasmiten y permanecen vigentes”, indicó Scola, que remarcó que la experiencia de sus compañeros es fundamental para seguir en el primer nivel.

“La gran mayoría de nosotros juega mejor con el paso del tiempo y el mejor ejemplo es Manu (Ginóbili). Pasan los años y está más inteligente, más jugador, es más difícil marcarlo no sólo en estos torneos sino también en la NBA”, sostuvo el ala pivot, que igual dejó en claro que el alto promedio de edad es un impedimento para la preparación y desarrollo de cada torneo: “Cada año que pasa me doy cuenta de que me cuesta cada vez más llegar bien al arranque por una cuestión física, pero las ganas se mantienen intactas”.

Con sus 32 puntos en la final, Scola volvió a convertirse en el verdugo de Brasil, un rival que le cae ideal para sus características y al que casi siempre se encarga de amargar, como en la semifinal del Preolímpico de Las Vegas y en el cruce del Mundial de Turquía. “Brasil siempre es un adversario con el que nos gusta jugar, porque es el clásico del continente y es un condimento extra. Además nos conocemos muchos, jugamos mil partidos y tenemos varios amigos en el plantel. Y ahora se agregó lo de Rubén (por Magnano). Además, siempre se da que jugamos partidos importantes contra Brasil, que a todos nos motiva”, aseguró Scola. Tanto lo motivan los partidos ante Brasil, que casi siempre termina siendo la llave de la victoria argentina