Boca dio un primer paso firme para alcanzar la décima final de Copa Libertadores de su historia, al derrotar por 2-0 a Universidad de Chile, con goles del uruguayo Santiago Silva y Juan Sánchez Miño. La revancha será el próximo jueves en Santiago, y el ganador de la llave se enfrentará en la final ante el vencedor del duelo que sostienen en Brasil Santos y Corinthians, que en la ida se impuso 1-0. Como en aquella recordada semifinal ante Deportivo Cúcuta, en 2007, Boca salió a jugar en la Bombonera ante la Universidad de Chile bajo una intensa neblina, que en un momento cubrió por completo el campo de juego, y ante un estadio repleto, que desbordaba de entusiasmo a pesar del frío y la insistente llovizna. Y no fue fácil el comienzo, porque los chilenos se pararon bien arriba, dejando en claro sus intenciones de buscar el arco de Orion.

La primera bocanada de aire para los locales llegó con un remate de Silva que se fue por arriba del travesaño, cuando apenas se jugaban cuatro minutos. Y casi inmediatamente, Schiavi tuvo una buena chance dentro del área, pero sacó un remate tan malo que la pelota trepó por el aire como si fuera un cohete fuera de control.

Boca funcionaba bien en el mediocampo y comenzaba a dominar el desarrollo, gracias al trabajo de Riquelme y Erviti, bien apoyados un poco más atrás por Somoza. Pero fue cuando aparecieron sus delanteros que se puso en ventaja. Mouche recuperó una pelota que él mismo había perdido y sacó un centro al corazón del área, donde Silva recibió, se acomodó y de media vuelta puso la pelota sobre el palo izquierdo de Herrera para abrir la cuenta. En ventaja, Boca no dudó y fue por más, jugando un primer tiempo como hacía tiempo no se veía en la Bombonera.

El equipo de Sampaoli se volvía peligroso a partir de la velocidad de sus delanteros, pero la última línea de Boca estaba sólida, y Orion, metido en el partido como lo demostró frente a un tiro libre picante de Lorenzetti, que hizo suspirar a los 4500 hinchas chilenos presentes.

Boca, que había pagado su esfuerzo en los últimos minutos de la primera parte cuando no la pasó bien, arrancó el complementario con sus energías renovadas. Enseguida, Riquelme le puso una pelota de gol a Silva, que le puso la pierna derecha en el trayecto y que se metía, de no ser porque Herrera consiguió desviarla de un manotazo. Unos minutos más tarde, solo frente al arco, se lo perdió Mouche, por arriba.

La ventaja se estiró cuando Sánchez Miño completó una buena jugada colectiva, que Erviti había querido terminar con un remate que Herrera le tapó. El defensor tomó el rebote y no perdonó. Entonces, la cada vez más nutrida barra brava de Boca, a juzgar por el lugar que va ocupando año tras año en la tribuna, festejó el gol con abundante pirotecnia. El juego se interrumpió y el resto de la gente estalló con el “soy de Boca” en repudio.

En la cancha, Boca dominó sin mayores sobresaltos, pero faltando diez para el final volvió a evidenciar cansancio. Entonces, el DT dispuso los ingresos de Chávez y Cvitanich, para alivianar al equipo, que siguió buscando el tercero, aunque sin descuidar el cero en su arco, vital para la revancha.