Jueves, 20 de septiembre de 2012 | Hoy
DEPORTES › LA FALTA DE AUDACIA DE LA SELECCIóN LE IMPIDIó OBTENER UN RESULTADO FAVORABLE EN BRASIL
El equipo que armó Sabella resignó de entrada el protagonismo y mandó mensajes de espíritu chico frente a un rival empobrecido que pudo haber sido derrotado con otra actitud en el campo y terminó ganando con un gol de penal en el descuento.
Buen invento el del Superclásico de las Américas, para recuperar un enfrentamiento que, con Brasil fuera de las Eliminatorias, parecía perdido hasta después de 2014. Buen invento para generar recursos televisivos el que pergeñaron Julio Grondona y Ricardo Teixeira un par de años atrás; los brasileños ya se deshicieron del corrupto dirigente mientras aquí el adalid del todo pasa sigue asociado al Estado nacional.
Brasil eligió a la Argentina para sostener este ida y vuelta precisamente por la magnitud de la rivalidad, una talla de grandeza infrecuente en el mundo del fútbol. Por eso produjo tanto rechazo ver a la Selección Argentina, con tremendo linaje en la historia del fútbol mundial, salir a jugar el clásico con mentalidad de equipo chico, completamente fuera de sintonía con la herencia de la rivalidad y de la camiseta albiceleste.
El entrenador Sabella nunca se traiciona a sí mismo, y los últimos resultados le habían dado un crédito respetable. Anoche dispuso un esquema excesivamente cauteloso, con cinco defensores (una zaga de líberos –Domínguez– y dos stoppers –López y Desábato– más dos marcadores abiertos en los laterales –Peruzzi para cubrir a Neymar, y Clemente Rodríguez– más un volante de obstrucción –Braña– y otro –Guiñazú– más dedicado al quite que a la creación. A la Argentina le quedaba la alternativa más o menos potable de Maxi Rodríguez para administrar la pelota y alimentar a los delanteros con conocimiento del medio local, Martínez (Corinthians) y Barcos (Palmeiras), que fueron con entusiasmo a tratar de aprovechar las pocas pelotas que los alcanzaban.
A la media hora, cuando Brasil había empatado el partido y dominaba a voluntad, valía la pena preguntarse de qué había servido el esquema, una violenta declaración de renuncia a disputar el juego, una invitación al local a protagonizar el partido casi que con exclusividad. El trámite, en el que Brasil era dueño prácticamente absoluto de las acciones, fue diseñado en parte por la decisión de abstenerse del protagonismo.
Un absurdo, teniendo en cuenta que la condición general endeble de la escuadra brasileña, en la que apenas se destacó Lucas y que nunca pateó al arco de Ustari, invitaba a agredir, a provocar, a apostar por la audacia. En el banco quedaron futbolistas como Sánchez Miño o Mugni, a los que hubiera sido interesante ver en el campo intentando conducir la ofensiva.
La Argentina marcó su único gol en la primera (y única) jugada de riesgo que fabricó en el primer tiempo, una pelota que Maxi llevó a la altura de la medialuna y que derivó en una pared entre Martínez y Clemente (en una esporádica subida), jugada que definió el ex delantero de Vélez ante la llamativa pasividad de la defensa local. La jugada, aislada, dejó la sensación de que el desarrollo pudo haber sido muy distinto de haberse vestido la Argentina con otra ropa más atrevida.
El empate de Paulinho (un golpe con el hombro tras un centro preciso de Neymar, en una presunta posición adelantada), apenas siete minutos después de la inesperada ventaja argentina, retrotrajo el encuentro al tránsito que menos entretenía, entre un equipo incapaz y otro inapetente, para nada incómodo en su papel de reparto.
Era empate clavado salvo por la mano de Desábato en el área en tiempo de descuento y la perfecta ejecución de Brasil. No cambia el concepto: la Argentina pudo haber logrado una victoria histórica en Brasil si se hubiera animado a tomar riesgos; lejos está esta conducción de la Selección de algo tan herético. Habrá revancha en dos semanas, en Chaco.
2- BRASIL
Jefferson; Lucas Marques, Dedé, Rever, Fabio Santos; Paulinho, Ralf; Lucas, Jadson, Neymar; Luis Fabiano.
DT: Mano Menezes.
1- ARGENTINA
Ustari; Peruzzi, L. López, Domínguez, Desábato, C. Rodríguez; M. Rodríguez, Braña, Pablo Guiñazú; Martínez, Barcos.
DT: Alejandro Sabella.
Estadio: Serra Dourada (Goiania).
Arbitro: Carlos Amarilla (Paraguay).
Goles: 19m, Martínez (A); 26m, Paulinho (B); 90m, Neymar (B), de penal.
Cambios: 62m, Thiago Neves por Jadson (B); 68m, Leandro Damiao por Luis Fabiano (B); 70m, Vergini por López (A); 72m, Funes Mori por Barcos (A) y Wellington por Lucas (B); 86m, Somoza por Martínez (A).
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