La Federación Argentina Sindical del Petróleo y las empresas del sector llegaron ayer a un acuerdo salarial que incluye un aumento del 24 por ciento a pagar en dos cuotas. El gremio había dispuesto el miércoles a la medianoche un paro de actividades con bloqueos de refinerías en varios puntos del país hasta que no les dieran un aumento de 36 por ciento. Sin embargo, el Gobierno reaccionó rápido, convocó a la conciliación obligatoria y sacó a relucir los vínculos del secretario general del sindicato, Alberto Roberti, con el diputado opositor Francisco de Narváez para dejar en evidencia una supuesta intencionalidad política en la protesta. El sindicato acusó el golpe y finalmente terminó cerrando por la pauta oficial de referencia.

Tras una reunión encabezada por la viceministra de Trabajo, Noemí Rial, las partes negociaron el pago de un 15 por ciento en mayo y un 9 por ciento en octubre, según indicaron fuentes de la cartera laboral. Los bloqueos comenzaron en la madrugada del jueves y se extendieron hasta la tarde del mismo día, cuando la medida fue dejada sin efecto luego de que el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, convocara a la conciliación obligatoria y les advirtiera a los sindicalistas que serían “susceptibles de sanciones” si no acataban.

La Cámara de la Industria del Petróleo había advertido que el paro y el bloqueo a refinadoras y plantas de despacho alteraría el normal abastecimiento de combustible. Por eso el Gobierno reaccionó rápido, ya que no quería que se volviera a repetir la situación del fin de semana pasado, cuando por un bloqueo de camioneros a refinerías se registraron faltantes en las estaciones de servicio.

Tomada también afirmó que el gremio había violado la conciliación al momento de iniciar la medida de fuerza. Sin embargo, el titular del gremio, Roberti, desmintió ayer en conferencia de prensa que se haya violado la conciliación, “simplemente porque ya no existía” y las partes “estábamos en libertad de acción”. Además, aseguró que “tampoco existió intencionalidad política en la medida de fuerza llevada a cabo por los trabajadores petroleros” y explicó que el paro se concretó “dentro del marco y el ejercicio de las discusiones paritarias, porque esto pasa en las naciones donde existe el libre ejercicio de la democracia”.

“Fue una acusación desafortunada, un exabrupto del compañero ministro que en su doble rol de ministro y precandidato a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad por ahí se sintió agobiado”, dijo Roberti cuando le recordaron las declaraciones de Tomada, quien calificó de político el paro de los petroleros y recordó que la mujer de Roberti, Mónica López, milita activamente con Francisco de Narváez. Sin embargo, lo cierto es que el sindicalista retrocedió sobre sus pasos y terminó cerrando por la pauta oficial, cuando apenas 24 horas antes parecía estar dispuesto a confrontar hasta las últimas consecuencias. “Todos los que estamos aquí somos peronistas, por eso creemos que esto que hicimos no tiene que ser plebiscitado a favor ni en contra del Gobierno”, dijo ayer ya en tono más conciliador.

Roberti dijo que el conflicto se produjo por “un acto desgraciado de provocación muy fuerte de parte de las industrias del petróleo que están integradas por empresas multinacionales que no deberían tener inconvenientes en poder repartir utilidades o parte de sus ganancias con el conjunto de sus trabajadores”. El dirigente responsabilizó a las empresas que “se han negado sistemáticamente en estas discusiones paritarias a sostenerlas y por eso decimos que no es cierto que nosotros violamos la conciliación”. Además recordó que en febrero pasado, su gremio le pidió a las petroleras comenzar con las discusiones para mejorar los salarios e incluso con expediente abierto en el Ministerio de Trabajo.