La quita de subsidios para aquellos usuarios de transporte público que no posean la tarjeta SUBE se aplazó hasta el 2 de marzo inclusive. A partir del día 3, informó ayer en conferencia de prensa el secretario de Transporte, Juan Pablo Schiavi, aquellos que no tengan la SUBE pagarán el “precio pleno” por el servicio, es decir que dejarán de recibir el subsidio estatal. Además, deberán abonar un precio que no sería inferior a los 5 pesos para obtener su tarjeta. El 1º de marzo el Gobierno explicitará cuál será la tarifa de cada servicio sin subsidio, aunque aquellos que sí tengan su tarjeta seguirán pagando los valores actuales. Asociaciones de consumidores se mostraron de acuerdo con la extensión del plazo.

Schiavi explicó que queda un millón de usuarios que todavía no tienen su tarjeta. “No nos gusta que haya tanta gente en Plaza de Mayo, que vino desde lugares humildes, haciendo fila para sacar la SUBE. Este es un sistema de inclusión, no de exclusión”, dijo. Según datos oficiales, desde que comenzó la distribución, a mediados de 2009, ya se entregaron algo más de seis millones de tarjetas. Sin embargo, alrededor de cuatro millones se repartieron en los últimos 20 días, desde que el Gobierno anunció que el SUBE sería necesario para mantener el subsidio en el valor del pasaje. La solicitud de tarjetas a través de Internet llega actualmente a 1.920.000 personas y su distribución está ahora a cargo del Correo Argentino. El sistema del SUBE se utiliza en 12 millones de viajes por día, en 18 mil colectivos, 259 estaciones de ferrocarriles y 71 de subtes.

El anuncio de ayer fue presentado como “la última oportunidad” para que la ciudadanía no se “quede afuera” del sistema electrónico. Un spot publicitario recordó la trayectoria del SUBE e interpeló: “¿Por qué será que los argentinos dejamos todo para último momento?”. “Como somos un país con buena gente, extendemos el plazo hasta el 2 de marzo inclusive”, concluyó.

A partir del 3 de marzo, el usuario que no posea la SUBE deberá pagar “la tarifa actual más el subsidio que paga el Estado”. Según fuentes empresariales, el boleto mínimo de colectivo, actualmente de 1,10 peso, pasaría a 2,50 pesos, aunque el Gobierno no lo explicitó todavía. En cambio, los que sí tengan su plástico seguirán pagando las tarifas actuales. “En una familia de ingreso medio el gasto de transporte representa un 2 o 3 por ciento de sus ingresos, pero en una familia humilde puede llegar al 20 por ciento. Esto lo sabemos y por eso no hacemos locuras”, señaló Schiavi.

De todos modos, el funcionario admitió que el SUBE “nos va a permitir, después de un análisis riguroso, poder redireccionar el subsidio a los que verdaderamente lo necesitan. Una vez que estén todos los ciudadanos dentro del sistema SUBE, se empezará a analizar cómo subsidiar a las personas y no a las empresas”. La intención oficial es cruzar los datos del SUBE con los de la Anses. A partir del 3 de marzo la tarjeta dejará de entregarse de forma gratuita. “Cada usuario deberá pagar el valor del plástico, que hoy le cuesta al Estado 1,10 dólar, más gastos de distribución”, dijo el funcionario. En relación con algunas críticas que apuntan a la capacidad de seguimiento de todos los viajes en el sistema de transporte público que realizan los usuarios con la tarjeta SUBE, Schiavi resaltó que “nosotros usamos la información para controlar el transporte, no para seguir personas”. También aseguró que la intención oficial es “extender el SUBE a todo el país”.