“El Estado no va a poner un peso para concretar la expropiación de la Compañía de Valores Sudamericana (ex Ciccone Calcográfica)”, aseguró ayer el ministro de Economía e interventor de la imprenta, Hernán Lorenzino. Hoy comienza, en un plenario de comisiones del Senado, el recorrido legislativo del proyecto que declara de interés público a la compañía y habilita su expropiación. El titular del Palacio de Hacienda consideró que el traspaso al Estado de las instalaciones, equipamiento y trabajadores de la ex Ciccone habilitan una ampliación de la capacidad productiva de billetes que no sólo cubre las necesidades locales, sino que podría permitir exportar a otros países y retomar la producción de otras gráficas de seguridad que habían sido abandonadas por Casa de Moneda.

Lorenzino, junto con la titular de Casa de Moneda y subinterventora de la empresa, Katya Daura, detallaron el “proceso de desguace” al que fue sometida la empresa estatal desde 2001. Los interventores afirmaron que ese plan para privatizar la producción de billetes se profundizó hacia el final del mandato de Eduardo Duhalde y avanzó durante la gestión en el Banco Central de Martín Redrado.

La firma CVS atraviesa hace más de dos años un proceso de salida de quiebra que es investigado por la Justicia ante acusaciones de presuntas negociaciones incompatibles con la función pública contra el vicepresidente, entonces ministro de Economía, Amado Boudou. Asimismo, la pesquisa judicial pretende determinar la identidad de los nuevos dueños de la firma, quienes ingresaron a través de la sociedad The Old Fund, y el origen de los fondos que posibilitaron ese desembarco. Según afirmó Lorenzino, esos inversores –una parte de ellos todavía son desconocidos– no recibirán ningún pago desde el Estado por la operación, ya que la deuda de la firma con la AFIP, de alrededor de 250 millones de pesos, supera el valor de sus activos.

Actualmente, la empresa sobrevive gracias al contrato que posee con Casa de Moneda para realizar en sus instalaciones de Don Torcuato una parte del proceso de impresión de billetes. En ese sentido, Daura señaló que “la decisión de intervenir y expropiar la firma apunta a manejar no sólo su capacidad productiva, como ya sucede hoy, sino también los aspectos administrativos de la firma. Cuando se concrete el proceso, la planta pasará a formar parte de Casa de Moneda”. A su vez, enfatizó la relevancia de que el Estado esté a cargo en exclusiva de la producción de papel moneda: “El objetivo es tomar control de todos los equipos del país que pueden hacer billetes. No vamos a parar hasta que estén totalmente bajo control de Casa de Moneda”, sostuvo la funcionaria.

“Dimos un primer paso para recuperar las facultades que hacen a la soberanía del Estado en la impresión de su papel moneda y terminar con el plan sistemático para desguazar Casa de Moneda”, afirmó Lorenzino durante una conferencia en el microcine del Ministerio de Economía, de la que participaron trabajadores de CVS. La titular de Casa de Moneda realizó un detallado recorrido por lo que describió como el “proceso de desguace y desmantelamiento” de la empresa que ahora preside.

Según Daura, ese proceso comenzó en 2001, durante el gobierno de la Alianza, cuando se incorporó en dos gerencias estratégicas a dos empleados de la firma Boldt, la principal competencia. En 2003, recordó la funcionaria, poco antes de terminar su gestión, Duhalde firmó un decreto que “quitó a Casa de Moneda la exclusividad para producir los elementos de seguridad de especies valoradas demandadas por el Estado”. Así, la empresa estatal “perdió todas las licitaciones de productos de gráfica de seguridad como cartones de bingo, productos de lotería nacional, padrones de elecciones, entradas de parques nacionales a manos de Boldt, llevando a Casa de Moneda a un sostenido rojo operativo”.

Ese proceso se profundizó durante la presidencia de Martín Redrado en el Banco Central. Para Daura, el desplazado funcionario “trabajó sistemáticamente en el desmantelamiento de la tercera línea de producción que redujo la capacidad para imprimir billetes y presentó un proyecto para imprimir los billetes más caros y complejos en el exterior, billetes que Casa de Moneda no podía imprimir”. Esa iniciativa estuvo acompañada por un limitado requerimiento de billetes a bajo precio que ni siquiera le permitían a la empresa cubrir sus costos operativos. Daura explicó que el “paquete” planteado por Redrado cerraba con una “inversión millonaria de 147 millones de francos suizos, alrededor de 800 millones de pesos, que ponía en condiciones a Casa de Moneda”. Daura explicó que la empresa estatal fue capaz de reparar con sus técnicos e ingenieros y con repuestos de industria nacional, con un presupuesto de 400 mil pesos, la maquinaria que era considerada chatarra y volver a producir hoy 800 millones de billetes de distintas denominaciones.

Asimismo, la funcionaria destacó que comenzaron a “recuperar todos los productos que nunca deberían haber salido del ámbito del Estado”, como la producción de pasaportes, títulos automotores, diplomas y libretas universitarias, estampillas para la AFIP para los productos importados, cheques cancelatorios, padrones electorales y entradas a parques nacionales, entre otros elementos de gráfica de seguridad. “En 2010, cuando quebró Ciccone, la Justicia no le permitió al Estado quedarse con la planta que hace billetes. Este año empezamos a trabajar para que Casa de Moneda tome el control. Comenzamos en abril, al contratar toda su capacidad para producir billetes, la seguridad física y electrónica del predio y el proceso productivo. Ahora se intervino para controlar también el proceso administrativo mientras se avanza en controlar todos los equipos que pueden producir billetes.”