Justo en el día en que el petróleo alcanzó el precio record de 100,74 dólares por barril en el mercado de Nueva York, en Argentina se difundía un estudio indicando que la producción de crudo en el país cayó en 2007 por sexto año consecutivo respecto del período inmediato anterior. Es decir, el año pasado se produjo 2,5 por ciento menos que en 2006, y 24 por ciento menos que en 1998, momento desde el cual la producción hubiera caído durante nueve años consecutivos de no ser por la ínfima recuperación en el 2001, con un aumento del 0,6 por ciento respecto del 2000. El panorama indica que, mientras el aumento del petróleo se torna imparable, Argentina tiende aceleradamente a pasar a depender del crudo importado.

Los 37,3 millones de metros cúbicos de petróleo producidos durante 2007 frustraron las expectativas que se trazaban a principios de ese mismo año, cuando no fueron pocos los que se atrevieron a diagnosticar el fin de la caída continua de la producción. Los 38,25 millones de metros cúbicos extraídos en 2006, apenas por debajo de los 38,57 millones producidos en 2005, eran señalados como el piso a partir del cual se verificaría la recuperación. “La producción está aumentando mes a mes y el alto precio del crudo ha vuelto a convertir en un buen negocio producir en Argentina”, se entusiasmaban algunos analistas del sector. Sin embargo, 2007 no fue lo que parecía ser y la caída volvió a acelerarse.

El informe de la consultora Economía & Regiones, que dirige Rogelio Frigerio (n.), señala que “durante los ‘90, con la apertura del sector a capitales privados, la explotación de los hidrocarburos adquirió un gran dinamismo”, destacando que entre 1993 y 1999 la producción de petróleo creció un 35 por ciento. Pero semejante aceleración también dejó al desnudo la madurez o decreciente productividad de los yacimientos de las principales provincias hidrocarburíferas: Neuquén, principalmente.

Neuquén y Chubut suman el 52 por ciento de la producción nacional de petróleo (26 por ciento cada una), seguidas por Santa Cruz (20) y Mendoza (15). La contracción de la producción durante 2007 fue mucho más importante en Santa Cruz que en el resto: 10,2 por ciento. Neuquén padeció una caída del 2,3 por ciento y Chubut, una baja mucho más leve, del 0,4 por ciento. Mendoza, en cambio, observó una recuperación del 4,7 por ciento.

A pesar de que decrece la producción, las reservas comprobadas de crudo estaban más bajas en 2006 (último año registrado) que en 1999, con un horizonte de agotamiento de 11 años manteniendo el actual nivel de extracción. Y aunque las empresas privadas atribuyen la caída en la producción y en las reservas a la “excesiva intervención del Estado en el mercado”, lo cierto es que lo recaudado por regalías no creció, desde el 2000 a la fecha, en la misma proporción que los ingresos petroleros en pesos.

A nivel internacional, la novedad de la víspera fue que el precio del barril de petróleo tipo Texas Intermedio (WTI) cerró en Nueva York a un valor sin precedentes de 100,74 dólares. En un ambiente de notable volatilidad, el precio fue trepando durante la jornada. Hoy se dará a conocer el dato sobre evolución semanal de las reservas de crudo de Estados Unidos, con lo cual las especulaciones estarán puestas sobre esa información.

A diferencia de lo ocurrido en la jornada anterior, ayer los precios de los combustibles no acompañaron el alza del petróleo. Tanto las naftas como el gasoil para calefacción observaron leves recortes en sus valores a granel.

Aunque las perspectivas indican que Estados Unidos avanza decididamente hacia una recesión, pudiendo arrastrar en la caída a otros países, continúan las tensiones en el mercado del petróleo como si el efecto esperado no fuera una baja en el consumo. Las reservas de crudo han aumentado en las últimas semanas, al tiempo que se redujo el consumo de naftas en Estados Unidos. Sin embargo, su efecto no fue el de generar una sensación de mayor equilibrio del mercado, como hubiera sido de esperar.

Respecto del informe del Departamento de Energía que se conocerá hoy en Washington, los operadores del mercado de Nueva York prevén un incremento de más de dos millones de barriles en las reservas de crudo, un aumento más moderado en el stock de naftas (gasolina) y un descenso superior al millón de barriles en las existencias de destilados, incluido el combustible (gasóleo) para calefacción. Cualquier resultado por debajo de los señalados provocaría una nueva alza en los precios.

Otras especulaciones indican que la OPEP podría decidir un recorte en los cupos de producción por país miembro a partir de marzo, en previsión de la caída estacional de la demanda global en el segundo trimestre del año. El debilitamiento continuo del dólar contra el euro y otras divisas también atenta contra la estabilidad del valor del petróleo medido en moneda estadounidense.