El vicepresidente de Colombia, Angelino Garzón, confirmó ayer que sufre de cáncer de próstata. Si bien se trata de un tumor no agresivo, el mandatario puso su cargo a disposición del Congreso ya que en junio tuvo un accidente cerebrovascular que lo dejó con problemas de motricidad. Su esposa también padece de cáncer. En un comunicado, Garzón confirmó que el tumor le fue detectado mientras era tratado del ACV y en paralelo a que se conociera que el presidente Juan Manuel Santos también sufría un cáncer de próstata, del que fue operado con éxito. “El mismo médico tratante (del ACV) me ha recomendado que lo mejor en este caso es que me someta a la eliminación de dicho tumor mediante el sistema de radioterapia”, explicó el funcionario y agregó que ya inició ese tratamiento, “que abarca 39 sesiones, por lo menos cinco veces a la semana”, según reprodujo Radio Caracol. Luego de enterarse de este nuevo padecimiento de salud, Garzón decidió dejar en manos de la Constitución y de la ley su continuidad en el cargo.

“Lo que me ha estado pasando en materia de salud, junto con la cirugía a la que fue sometida mi esposa recientemente para extirparle un cáncer y un riñón, ha sido una etapa muy dura que me ha tocado vivir y que no se la deseo a ninguna persona ni a ninguno de mis contradictores (contrincantes) políticos”, enfatizó. Después de que el presidente Santos anunciara a principios de octubre que sería operado de un cáncer de próstata, cirugía de la que aún se recupera, se desató una polémica en el país tras la negativa del vicepresidente a practicarse un examen médico ordenado por el Senado.

Hace tres semanas, el presidente de la Cámara alta, el oficialista Roy Barreras, solicitó a Garzón que sea examinado por una comisión médica para establecer su estado de salud. El vicepresidente, antiguo sindicalista, ministro, gobernador y diplomático, recibió el 4 de octubre a ese comité, conformado por seis médicos, pero no accedió al reconocimiento por considerar que su realización constituía “un golpe de Estado a la democracia”. Los estudios médicos tenían como objetivo determinar si el mandatario estaba en buenas condiciones de salud ante la posibilidad de tener que reemplazar al jefe de Estado, quien el pasado 6 de octubre salió de la Fundación Santa Fe de Bogotá, donde fue intervenido, con la certeza de que estaba totalmente curado. Garzón informó de su enfermedad tras haber superado ese debate con el Senado.

“No hay nada nuevo que hacer y decir desde la perspectiva del Congreso”, dijo ayer el senador Barreras, quien defendió de nuevo que, en el caso de Garzón, el Parlamento actuó como lo manda la Constitución. Ahora, apuntó Barreras, es el vicepresidente quien debe decidir qué hacer en esta coyuntura. El legislador dijo además que debe darse a Garzón la oportunidad de tomar la mejor decisión, tanto para su proceso de recuperación y para su familia, como para el país y sus instituciones. “Que la tome sin afanes, sin premuras”, continuó Barreras, y admitió que el país no vive ahora la situación crítica de hace unas semanas, cuando estaba “ante la inédita situación de un presidente en el quirófano y un vicepresidente con incapacidad médica”.

“El tumor canceroso en ningún momento sería causa de mi muerte”, aclaró el vicepresidente, tras indicar que la enfermedad se la detectó uno de los médicos de la institución en la que sigue una terapia tras la isquemia cerebral. Garzón fue hospitalizado en junio pasado por una infección urinaria y estando en el hospital sufrió un ACV que lo mantuvo varios días en coma en la Clínica Reina Sofía, de Bogotá, donde fue operado con éxito. Más tarde recibió el alta con una incapacidad médica que expiró el 5 de octubre, dos días después de que el presidente Santos fuera operado con éxito de un cáncer de próstata, que le había sido diagnosticado a fines de septiembre. Santos informó sobre su enfermedad dos días antes de ser llevado al quirófano, en una alocución al país en la que se cuidó de aclarar que el suyo era “un tumor pequeño, localizado en la glándula prostática y de buen pronóstico, es decir, no agresivo”.