Miércoles, 30 de abril de 2014 | Hoy
EL MUNDO › SU INTENCION DE VOTO SE UBICA POR ENCIMA DE CONSERVADORES Y LABORISTAS
La formación británica antieuropeísta y homófoba lanzó una campaña de cara a las elecciones europeas con un mensaje apocalíptico: “26 millones de europeos buscan trabajo, ¿qué puestos cree que están buscando?”.
Por Marcelo Justo
Desde Londres
En el Reino Unido la banana que le arrojaron al lateral del Barcelona Dani Alves en el partido entre el Villarreal y el Barcelona el domingo la habría tirado uno de los candidatos del partido que lidera las encuestas para las elecciones europeas del 22 de mayo. El antieruopeísta, homófobo y racista UKIP tiene hoy una intención de voto del 31 por ciento, tres puntos más que el laborismo y doce más que los conservadores. William Henwood, candidato a concejal del norte de Londres del partido, produjo la última joya del UKIP al decir que si el cómico negro británico Lenny Henry “quiere llenar este país de negros, debería mejor irse a vivir a un país de negros”, en referencia a que el actor se había quejado de la escasa representación que las minorías tienen en la industria televisiva británica.
El UKIP parece regodearse en estos exabruptos tanto a nivel individual como en la política oficial partidaria. La semana pasada el partido lanzó una campaña de cara a las elecciones con un mensaje apocalíptico: “26 millones de europeos buscan trabajo, ¿qué puestos cree que están buscando?”. Como para que no quedaran dudas de la respuesta, un dedo gigantesco apuntaba al destinatario del mensaje: el electorado británico. Unos días antes habían salido a la luz los tweets de uno de sus miembros, Andre Lampitt, que no se andaba con vueltas respecto del “enemigo” responsable de los males que aquejan a los británicos. “Los musulmanes son animales; su fe es asquerosa y el profeta es un pedófilo”, decía Lampitt.
Estos exabruptos provocaron condenas de los políticos de los principales partidos y una catarata de hashtags en Twitter, pero no modificaron en nada la intención de voto de los británicos. Una encuesta dada a conocer este domingo por The Sunday Times les daba un cómodo 31 por ciento a los UKIP, seguidos por la oposición laborista con un 28 por ciento y en tercer lugar, el principal partido de la coalición gubernamental, los conservadores, con un 19, mientras que sus aliados en el gobierno, los liberal demócratas, languidecían en un cuarto lugar con un 9 por ciento.
En una entrevista con The Guardian, el líder del UKIP, Nigel Farage, indicó que, en cuatro semanas, su partido “produciría la máxima revolución de la historia política británica” y justificó la línea partidaria en temas de inmigración. El año pasado UKIP publicó un panfleto advirtiendo que el 1º de enero, cuando Bulgaria y Rumania se convirtieran en miembros plenos de la Unión Europea, “se abrirían las puertas a 29 millones de búlgaros y rumanos”. Dado que la población total de ambos países es en realidad de 27 millones y que hoy sigue caminando gente por las calles de Sofía y Bucarest, The Guardian le preguntó si se arrepentía de ese mensaje. “Para nada. Por dos razones. Primero porque no sabemos aún las cifras reales. Segundo porque ha habido 28.000 arrestos de rumanos en los últimos cinco años. No queremos que esta gente venga a vivir al Reino Unido”, señaló Farage.
El mensaje desdeña toda apelación a la lógica y la solidez factual, presuntas características de los británicos, pero tiene un éxito fenomenal. El UKIP sacó 2,3 por ciento en las elecciones nacionales de 2005, 16,5 en las europeas de 2009 y 22 en las municipales del año pasado. Si se confirma la tendencia actual, sería la primera vez en más de un siglo que el ganador de una elección británica no sería conservador o laborista.
Un profesor de política de la Universidad de Nottingham, en el norte de Inglaterra, Matthew Goodwin, sugiere que la diferencia puede ser mayor aún y tendrá profundas consecuencias en la política británica. “En las encuestas estamos viendo el mismo fenómeno que en las elecciones de 2009 en las que el UKIP tuvo un gran crecimiento en las últimas semanas. Una lección de estos últimos años es que condenar y ridiculizar al UKIP no ha servido de nada. Si terminan segundos en estas elecciones, el primer ministro David Cameron terminará muy mal parado. Si termina primero será un golpe para toda la clase política, incluyendo a los laboristas”, señaló Goodwin.
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