Lunes, 30 de mayo de 2016 | Hoy
EL MUNDO › ENTREVISTA A JOSé EDUARDO CARDOZO, EX MINISTRO DE JUSTICIA DE BRASIL Y DEFENSOR DE ROUSSEFF CONTRA EL JUICIO POLíTICO
Cardozo sostiene que la oposición tiene prisa por lograr una sentencia antes de los Juegos Olímpicos. Y que el proceso está viciado.
Por Darío Pignotti
Página/12 En Brasil
Desde Brasilia
Esta semana tendrá su momento importante cuando el Senado defina el cronograma del juicio político contra Dilma Rousseff, cuya defensa fue confiada a José Eduardo Cardozo. El exministro de Justicia Cardozo, con el apoyo de 10 letrados, trabaja en la elaboración del alegato que presentará contra el impeachment que justificó el ascenso de Michel Temer al gobierno interino.
“Vamos a defender nuestra tesis de que el impeachment es una forma de encubrir el golpe porque está viciado desde su origen por las maniobras del diputado Eduardo Cunha que lo impulsó en diciembre, con el agravante de las recientes cintas de Romero Jucá que demuestran la conspiración, él fue grabado diciendo que hay que sacar a la presidenta para parar las investigaciones de corrupción. Quedó en evidencia el motivo del golpe” asevera Cardozo.
Tras lo cual plantea que si Temer llegó a la presidencia es por los acuerdos “oscuros” de sus aliados Jucá y Cunha. Las ponderaciones de Cardozo coinciden con las de la presidenta, pues pertenece al reducido grupo de consejeros que ella ve prácticamente a diario.
El ex coordinador de la campaña presidencial niega ser “voluntarista” cuando dice que es posible que Dilma sea absuelta por un Congreso dominado por dirigentes procesados o sospechados de corrupción.
Así lo dijo durante la conversación de casi una hora con Página/12 en su departamento de Brasilia entre libros de jurisprudencia, apuntes, una lata de Coca Cero y una computadora donde redacta la defensa en la que se juega el destino de una democracia aparentemente herida de muerte.
–¿Qué le hace pensar que un Senado opositor exculpe a la presidenta?
–No será fácil pero es posible porque nuestras tesis jurídicas son indestructibles y están siendo apoyadas cada vez más. Hace meses, la primera vez que hablamos de golpe, fuimos duramente incriminados, pero hoy en todo el mundo se percibe que esa tesis es la correcta, es algo compartido por la prensa internacional.
–Pero esa unanimidad no se repite en Brasil.
–Diría que una parte de la sociedad brasileña no cree que esto sea golpe, pero está creciendo la parte que considera que sí hubo un golpe. Un refrán brasileño dice que “agua suave que cae repetidamente sobre la piedra termina por perforarla”. Yo creo que la gente termina por comprendernos.
–Los senadores no votan tesis, votan por interés político.
–Votan por razones políticas y precisamente es por eso que creo que no es voluntarismo pensar en que se puede revertir la situación, porque ellos comienzan a ver la inconsistencia de este gobierno, su alto rechazo. Ellos también escucharon las cintas de Jucá, y Jucá es alguien muy próximo a Temer. Insisto, creo que se puede revertir la posición de algunos senadores. Nosotros vamos a seguir luchando para que la presidenta vuelva.
–Lula habría dicho a Dilma que este gobierno es el peor enemigo de sí mismo.
– Yo estuve en esa reunión (la semana pasada) de Lula, Dilma y otras personas. Esa afrmación es muy cierta, este gobierno no se sustenta, asusta su incapacidad absoluta para gobernar.
–Esta semana se define el calendario del juicio, ¿por qué la oposición tiene prisa?
– Hay mucha prisa en los sectores que apoyan al gobierno interino en consumar rápidamente el golpe, porque cada día que pasa la situación de ellos se agrava en virtud del surgimiento de nuevos hechos y me parece que les gustaría mucho que haya una sentencia antes de la apertura de los Juegos Olímpicos, el 5 de agosto. Para ellos sería vergonzoso abrir los Juegos en la ceremonia del Maracaná con presidente que todavía sea interino y una presidenta votada que no puede estar en el cargo. Y para eso quieren acortar los plazos atropellando el derecho de defensa. No descarto que haya protestas importantes durante los Juegos, por una parte convocadas por partidos y organizaciones, pero también espontáneas que las está habiendo a menudo, incluso para sopresa nuestra.
Se cita a menudo la comparación entre la caída de Rousseff con los golpes “blandos” que voltearon a los presidentes Fernando Lugo en 2012 en Paraguay y en 2009 al hondureño Manuel Zelaya.
En ambos casos hubo elecciones presidenciales en menos de un año, característica que los diferencia del caso brasileño, dado que Temer asegura que sólo habrá comicios en octubre de 2018 y rechaza comicios anticipados.
–¿El modelo de golpe brasileño es peor que los de Paraguay y Honduras?
– Posiblemente sea peor, habría que estudiarlo a fondo. Es más creo que lo que está pasando en Brasil merece ser abordado académicamente o en una serie televisiva. Esto da para una novela de intrigas que tendría más éxito que House of Cards (miniserie sobre conspiraciones políticas en Washington). O para un libro de género mixto entre el policial, la novela negra, la novela de piratas que fueron puestos en evidencia por las cintas publicadas en la prensa. Unos piratas capaces de cualquier cosa.
–¿Como cobrar sobornos?
– Son gente sin escrúpulos, eso es todo lo que puedo decir.
–Un miembro de Paz y Justicia ligado a la Conferencia de Obispos dijo a este diario que hay rumores de que se compraron votos para apoyar el impeachment. ¿Eso es posible?
– (Silencio.) Yo le diría que ciertamente hay muchos comentarios sobre ese supuesto pago indebido para la compra de votos, pero no puedo hacer ninguna afirmación mientras no tenga ninguna evidencia o prueba que me respalde. Prefiero hablar sobre hechos, pero que hay comentarios los hay.
– ¿Cuál es su autocrítica sobre los gobiernos del PT?
–Yo creo que mi autocrítica se refleja en la que presentó el partido, pero creo que ese documento necesita avanzar más sobre el menosprecio del partido sobre la ética interna. Un partido de izquierda, que defiende la transformación, no puede ser complaciente en que algunos compañeros transgredan la ética. El partido tiene que ser duro que aquellas personas cooptadas por el sistema político brasileño corrupto. Hay que actuar con rigor frente a esos casos, siempre después de darles todo el derecho de defensa, sin execrarlas. El PT necesita tener esa actitud firme para que ninguna oveja descarreada contamine a todo el partido.
Otra autocrítica es que descuidamos al partido porque muchos cuadros vinieron al gobierno y abandonamos la formación, la discusión poítica, sin escuchar a la militancia. No llamamos a nuestros intelectuales, que muchos de ellos se distanciaron del partido. Hay que reconocer que erramos en ese aspecto de formación y debate mientras el PcdoB, que es un partido más chico que el PT, invirtió más en ese aspecto que nosotros. Otro tema es que no apostamos con la suficiente fuerza en la formación de un frente de izquierda.
– ¿El PT sigue siendo un partido de izquierda?
– Diría que el PT es un partido que sigue teniendo un programa de izquierda, en momentos de centro-izquierda. Un partido que actúa con madurez, sin dogmas pero tenemos que revitalizar la vida partidaria que no puede limitarse a una burocracia partidaria.
–¿Hay sectores que quieren proscribir judicialmente a Lula?
– No tengo dudas de que Lula es un peligro para sectores de la derecha autoritaria brasileña, y de la misma forma el PT es un peligro para esos sectores. Si ellos pudieran eliminar a los dos lo harían, ellos querrían incluso acabar con el partido. Ahora bien, querer acabar con Lula y con el PT es algo tan absurdo que mismo algunos grupos de centroderecha, grupos no extremistas, consideran que eso es un gran equívoco. El PT tiene un papel importante que cumplir en la realidad brasileña.
–Estos años surgió una derecha radical, ¿faltó una acción política más enérgica del gobierno para revertir esa tendencia?
–Tenemos que reconocer nuestro error, como gobierno de izquierda o centroizquierda, de haber permitido que renazcan corrientes de ultraderecha, o francamente fascistas como las que se vieron en las calles pidiendo el golpe, atacando a Dilma y a Lula diría que salvajemente, y que tienen gran divulgación en algunos medios.
Diría que desde el golpe de 1964 no se veía a dirigentes expresando abiertamente un discurso de extrema derecha, que defienden la intolerancia política, de género, ataques a los comunistas, ataques al PT, ataques a los negros, es gravísimo. Y este gobierno interino representa a esa ultraderecha al no tener mujeres y negros, al expresar a través de ministros posiciones arcaicas. He visto a gente de centro derecha preocupada por actitudes prácticamente fascistas de sectores de este gobierno.
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