A dos semanas de la anunciada reasunción de Néstor Kirchner al frente del PJ, el peronismo empieza a ingresar en una etapa de debate interno. La discusión ya está recorriendo a la dirigencia peronista aunque en la superficie de las cosas el proceso aún no sea del todo visible. Se trata de un proceso lento, propio del “desensillar hasta que aclare” que caracteriza al PJ en tiempos de incertidumbre. El debate que ya se está instalando consiste en cuál será el perfil ideológico que asumirá el justicialismo para los próximos años. ¿Qué es lo que estará en juego? Basta con repasar cuáles son los nombres que encarnarán la inminente pelea interna: el propio Kirchner, Carlos Reutemann, Daniel Scioli y Francisco de Narváez. De esos cuatro actores, y con la mirada puesta en 2011, Kirchner y Reutemann hoy representan proyectos de alcance nacional. De hecho, entre los dirigentes alineados con el ex presidente, Reutemann es visto como el rival más probable –acaso el adversario de la pelea de fondo– en la impredecible primaria abierta que surgió de la Reforma Política.

El regreso de Kirchner a la conducción del PJ ya está programado para el 10 de marzo en Resistencia, Chaco. Allí lo acompañará el gobernador anfitrión, Jorge Capitanich, quien también ocupa una de las vicepresidencias del partido. Las otras están a cargo de Daniel Scioli –segundo en la línea de mando–, Hugo Moyano y la tucumana Beatriz Rojkés de Alperovich.

Para la vida interna del PJ, la reasunción de Kirchner será el hecho más importante del comienzo del año. Su anunciada reaparición al frente del partido servirá también para cotejar la actualidad del complejo mapa de lealtades, apoyos, deserciones y reacomodamientos que hacen a la vida de una agrupación o movimiento, sobre todo cuando ya lleva varios años en el ejercicio del Gobierno.

Como en un juego de espejos, el retorno de Kirchner contribuirá a reeditar cierta polarización dentro del PJ, como ya sucedió en 2005: la mayor parte de la estructura de dirigentes con poder territorial –gobernadores, intendentes– ya anunció su intención de mantener su identificación con el proyecto iniciado en 2003; otra porción de esa estructura se está moviendo para construir opciones opositoras del centro a la derecha del arco político.

¿Qué dirigentes con inserción territorial se han comprometido con el surgimiento de un polo opositor de centroderecha que provenga del peronismo? Salvo el chubutense Mario Das Neves, hoy duramente opositor, no se han escuchado voces en público planteando críticas o desacuerdos con el regreso del santacruceño a la presidencia del PJ.

Pero entre los gobernadores hay matices: mientras el salteño Juan Manuel Urtubey no descarta convertirse en la “cara joven” de una expresión poskirchnerista moderada –una alternativa fogoneada por su mentor, el ex jefe de Gabinete Alberto Fernández–, el chaqueño Jorge Capitanich o el entrerriano Sergio Urribarri no dudan en respaldar enfáticamente a Kirchner cada vez que pueden: de hecho, ambos le ofrecieron su provincia para concretar su regreso a la conducción partidaria. Primó la opción del Chaco.

Otro actor importante –y mucho más en los últimos diez días, en los que se empezó a hablar nuevamente de una remota candidatura presidencial– es otra vez Scioli. El gobernador cree estar disfrutando de un buen momento en su relación con la sociedad; atrás parecen haber quedado las aguas turbulentas: Scioli sabe que el espacio opositor dentro del peronismo ya está ocupado con Reutemann-Solá-De Narváez. Su decisión es mantenerse dentro del espacio oficialista aunque diferenciándose en temas puntuales y con una gradualidad digna de tiempos orientales.

Al escenario, para estar completo, le falta sumar los movimientos (o la falta de) del inconstante Reutemann. Con uno de los contendientes de fondo esperando en boxes –vale la metáfora automovilística–, no sorprende que los intendentes bonaerenses se estén manejando con cautela a la hora de las declaraciones. Habituados a preservar la gobernabilidad local ante todo, incluso ante las diferencias de modelo de país, los jefes comunales prefieren no comprometerse demasiado con sus palabras. Saben que un repunte espectacular de la economía podría hacer muy competitiva a cualquier opción oficialista; también saben que al día de hoy –el famoso análisis estático de la foto congelada– son pocos los dirigentes peronistas que le pueden dar pelea a Julio Cobos en un eventual ballottage.

Tras el descanso obligado por la intervención en la carótida, Kirchner retornará con una agenda in crescendo, a puro vértigo: este miércoles 24 estará en La Plata, en un acto pensado para ir consolidando un espacio peronista opositor al intendente Pablo Bruera. Cada vez más lejos del oficialismo, Bruera se imagina como el articulador de un espacio bonaerense claramente opositor.

Con una lógica opuesta a la de Bruera, un grupo de intendentes bonaerenses decidió dejar bien en claro su apoyo al santacruceño, a quien avalan por los logros económicos y sociales de los últimos siete años: se trata de Francisco “Barba” Gutiérrez (Quilmes), que sueña con ser gobernador; Mario Secco (Ensenada), Graciela Rosso (Luján) y Aldo San Pedro (Bragado). Ese grupo, más algunos movimientos sociales y espacios de centroizquierda, está pensando construir un polo progresista alternativo al PJ en la provincia de Buenos Aires. Buscan acercar posiciones con el hoy diputado Martín Sabbatella.

La actividad de Kirchner seguirá el 10 de marzo en Chaco con la reasunción en el PJ. Al día siguiente encabezará un acto que promete ser masivo en la cancha de Ferro: en esa jornada se recordará otro aniversario del triunfo electoral de Héctor J. Cámpora en 1973. Kirchner se guardará para esa tarde/noche algunas sorpresitas. ¿Una de ellas? El estadio de Caballito podría ser el escenario que muestre el retorno al redil de un dirigente joven con pasado de ministro, bastante conocimiento público y aspiraciones de gobernador.