Domingo, 12 de diciembre de 2010 | Hoy
EL PAíS › LOS ENTRETELONES DE LAS REUNIONES ENTRE EL GOBIERNO PORTEÑO, EL NACIONAL Y LAS ORGANIZACIONES SOCIALES
El jefe de Gobierno fue a la Casa Rosada para pedir que la policía desalojara el predio y aseguró que no tenía plata para construir viviendas. El gobierno nacional ofreció tierras y el cerco de Gendarmería. Los ocupantes dijeron que no se van del parque sin una solución
Por Werner Pertot
Al filo de la medianoche del viernes comenzó la reunión que convocó el gobierno nacional para tratar de resolver el conflicto en Villa Soldati. Estuvo signada por los cruces entre el jefe de Gobierno, Mauricio Macri, y los ocupantes del Parque Indoamericano. El líder de PRO insistió en que desalojaran el predio. Los representantes le respondieron que querían una solución al problema habitacional. El gobierno nacional ofreció terrenos para construir viviendas, pero Macri sostuvo que no tiene plata. A las tres de la mañana, pasaron a un cuarto intermedio y siguieron ayer. Una vez que acordaron que el gobierno nacional iba a mandar a la Gendarmería a establecer un perímetro, Macri se retiró. Desde la gestión PRO, plantean que no aceptarán llegar a un acuerdo si antes no abandonan el lugar. Los delegados de los ocupantes les respondieron que no se irán sin garantías de una vivienda. Hay una nueva reunión mañana.
Un operativo combinado de Gendarmería y Prefectura –con vehículos blindados y helicópteros– se desplegó sobre la zona para evitar nuevos ataques de las patotas que aparecieron al caer la noche el jueves y el viernes. En tanto, el gobierno porteño finalmente envió la ayuda humanitaria: agua, baños químicos y raciones alimentarias. Las dos medidas habían sido ordenadas el miércoles por el juez Roberto Andrés Gallardo.
El operativo tiene como fin crear un cerco que impida la llegada de más personas al predio y también busca evitar nuevas muertes, como las que ocurrieron cuando barrabravas vinculados al Sutecba atacaron a los ocupantes con palos, piedras, cuchillos y armas de fuego y con el desalojo violento del martes –pedido por la gestión PRO y ejecutado por la Policía Federal y la Metropolitana– que terminó con dos personas asesinadas.
La negociación, en tanto, deberá seguir. “Si no fuera por los macristas, el acuerdo de las viviendas estaba resuelto. Incluso le proponíamos una conferencia de prensa conjunta, con el gobierno nacional y nosotros”, contó el dirigente de la Corriente Clasista y Combativa (CCC), Juan Carlos Alderete. En lugar de eso, hubo tres conferencias, una de los ocupantes, otra de Fernández y una tercera de Macri, en la que cuestionó “la mezquindad y la pequeñez del discurso del Gobierno, cargado de oportunismo político”. “Festejo que hayamos podido sentarnos en una mesa a trabajar”, dijo el líder de PRO, que pidió calma a “los vecinos de Soldati”, a los que les envió “una voz de aliento y optimismo”.
El viernes, Macri había pedido por carta una audiencia con la Presidenta, con quien se cruzaron por los medios. El jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, explicó vía Twitter que los ocupantes le habían pedido que mediara con la gestión PRO. Alderete relató a Página/12 que lo llamaron desesperados de Villa Soldati y que él se comunicó con el subsecretario de Abordaje Territorial, Sergio Berni, para gestionar “una mesa de negociación con Macri, que nunca nos quiso recibir”. A medianoche, el jefe de Gobierno fue convocado a la Casa Rosada.
La Presidenta se retiró a la quinta de Olivos y se quedaron Fernández y el ministro del Interior, Florencio Randazzo. Con Macri fueron su ministro de Justicia, Guillermo Montenegro; la de Desarrollo Social, María Eugenia Vidal, y el jefe de Gabinete, Horacio Rodríguez Larreta. Por los ocupantes, estaban Alderete, el delegado de la Villa 20 Diosnel Pérez –del Frente Popular Darío Santillán–, el dirigente del PO Marcelo Ramal y Enrique Fukman, de ex Detenidos-Desaparecidos, entre otros.
Todos coinciden en un adjetivo para el clima del encuentro: “tenso”. Los que representaban a los ocupantes les exigieron a ambos gobiernos que se esclarecieran los asesinatos. “No podemos negociar con los usurpadores”, planteó, de entrada, Macri. “Los términos que usa no nos gustan para nada, porque lo que hicimos fue por el incumplimiento de sus promesas de la campaña electoral”, rebatió Alderete. La discusión continuó con lo que el dirigente describía como “una negativa permanente de Macri”. El jefe de Gobierno exigía una y otra vez que abandonaran el predio. Macri hablaba de un enfrentamiento entre dos grupos y los dirigentes le aclararon que muertos hubo de un solo lado. Y todos inmigrantes.
–Los vecinos perdieron la paciencia –dijo el líder de PRO.
–Conocemos vecinos que protestan, pero no que maten. Los que matan no son vecinos –le contestó Fukman.
–Hay miles de vecinos que quieren el parque –insistió Macri.
–Y hay miles que quieren vivienda.
Diosnel Pérez recordó que falta construir viviendas en el cementerio de autos que tiene la Policía Federal en la zona, sobre el que pesa una orden judicial para desalojarlo. Fernández dijo que era complicado, que muchos autos están en una causa judicial. “Por ese basurero, mi hijo tiene plomo en la sangre. En vez de preocuparse por las causas de los autos, preocúpense por la gente”, se quejó el delegado de la Villa 20.
Macri, muy molesto por tener en la mesa a los dirigentes de izquierda, trataba de volver el tema hacia los funcionarios nacionales. Les exigió que mandaran la Gendarmería o la Policía Federal “a que cumpla la ley”, aunque –como adelantó este diario– la jueza María Cristina Nazar le rechazó un nuevo pedido de desalojo. “Usted también tiene que cumplir la Constitución y darnos viviendas”, se metían los dirigentes de izquierda.
“Lo que queremos es que nos garantice que no van a ir más las patotas”, le plantearon. Macri dijo que no tenía nada que ver con eso. “Somos grandes”, le contestaron. El diálogo no avanzaba. Macri propuso un censo de los ocupantes y le dijeron que no tenían problema. “Bueno, pero se termina el censo y se van”, insistió. Volvieron los gritos: “Macri, nadie se va a ir. Dejemos de hablar pelotudeces”, le respondió uno de los ocupantes y amagaron con levantarse e irse. Cuando se calmaron los ánimos, Alderete le dijo al líder de PRO: “Esa no es una forma de negociar. Todos tenemos que ceder un poco”.
Tras varias idas y vueltas, Randazzo anunció que el gobierno nacional estaba dispuesto a ceder algunas de las tierras que tiene en la ciudad –se habló del polo farmacéutico o de los terrenos de la Onabe, pero no hubo precisiones– “pero la Ciudad tiene que construir las viviendas”. De inmediato, Macri sostuvo que no hay plata, que no se podía. La discusión se estancó. “Ahí, un poco más y le tenemos que hacer una colecta nosotros al gobierno de Macri. Parecía que estaban en quiebra”, describía Alderete.
“Con sus declaraciones discriminatorias, no quiere resolver el conflicto. ¿Usted lo hace por una cuestión económica o ideológica?”, le preguntó el dirigente de la CCC a un fastidiado Macri. “Es una cuestión económica. Y con lo de la discriminación me malinterpretaron”, se defendió el líder de PRO, que insistió: “La solución del problema habitacional la tiene que dar la Nación”. “Bueno, si ustedes son unos inoperantes y no pueden resolver nada, dejen a cargo al gobierno nacional”, ironizó Alderete. Ya pasaban las tres de la mañana. Hicieron un aparte y discutieron entre los funcionarios de ambos gobiernos sin llegar a un acuerdo. Luego decidieron pasar a un cuarto intermedio.
La mesa chica del PRO se juntó bien temprano. Acordaron pedirle como condición al gobierno nacional un “operativo de pacificación”. Gabriela Michetti propuso un comité de paz, que integraran la madre de Plaza de Mayo Nora Cortiñas, el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel y el titular de la Red Solidaria, Juan Carr, entre otros. La ex vicejefa también les contó que, durante la madrugada, le tocaron el timbre “un grupo de encapuchados” como forma de amedrentamiento. La comitiva macrista volvió a Casa Rosada a las 11.30. ¿Cómo fue el encuentro del sábado? “Tenso”, dicen todos. A él se sumaron nuevos representantes sociales, como el delegado de la villa 15 Alejandro Salvatierra. “Vos, con tu discurso xenófobo, sos el responsable de cómo fue la gente”, lo recibieron a Macri.
De todas formas, los macristas destacaron la buena predisposición de Salvatierra y que planteó que sabían que no se iban a poder quedar a vivir en el parque. Después de que los funcionarios de ambos gobiernos consensuaron que iba a haber un operativo, volvió la discusión sobre las viviendas. Macri dijo que tenía que ocuparse de diversas cuestiones y se retiró. “Fue imposible hablar con Macri de algo más. Todo era: no, no, no”, resumió Fukman, que también participó de segundo encuentro.
Tras la partida del jefe de Gobierno, se quedaron Vidal, Montenegro y Larreta. Insistieron con que no se podía hacer público ningún acuerdo de entrega de viviendas, porque causaría “la ira de los vecinos de Soldati” y nuevamente la discusión se trabó. Los dirigentes sociales se fueron de la reunión con la garantía del gobierno nacional de que no va a haber represión y de que habrá otra reunión el lunes por la mañana.
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