Jueves, 22 de septiembre de 2011 | Hoy
EL PAíS › ALBERTO RODRIGUEZ SAA Y FRANCISCO DE NARVAEZ AVANZAN EN UN ACUERDO QUE EXCEDE LO ELECTORAL
Además de la alianza en territorio bonaerense para las elecciones, hablan de dar juntos después la pelea por la reorganización del PJ disidente, aún más convulsionado tras la salida de Felipe Solá. Apuntan a los descontentos con el kirchnerismo y el duhaldismo.
Por Miguel Jorquera
La ruptura de Felipe Solá con el Peronismo Federal y el conglomerado opositor en el Congreso sigue provocando reacciones de todo tipo después del estupor. El candidato presidencial de Compromiso Federal, Alberto Rodríguez Saá, le aconsejó a Solá ir a “un psicólogo”, mientras lamenta la propia pérdida de su candidato a gobernador bonaerense porque la Justicia Electoral de la provincia rechazó la candidatura de su hermano Adolfo. El empresario Francisco de Narváez prefirió no salir a pegarle a Solá –con quien mantiene una “buena relación”–, pero ya trabaja en una alianza electoral con el puntano en territorio bonaerense y también para dar pelea por la “reorganización del PJ” después de octubre. En tanto, Eduardo Duhalde, enemistado con los hermanos Rodríguez Saá y De Narváez, sigue sumergido en la inercia de su campaña, apostando a un resultado que lo sostenga como cabeza de cualquier movimiento antikirchnerista dentro del peronismo. Nada se resolverá hasta después de las elecciones presidenciales, donde cada uno podrá medir su fuerza propia.
“A Felipe Solá hay que aconsejarle que vaya a un psicólogo, es lo mejor que puede hacer para su salud personal y creo que ayudaría también a la salud política”, advirtió ayer por la mañana el Alberto sobre el hasta hace poco jefe del bloque del peronismo disidente en la Cámara de Diputados. Por la tarde, el humor del puntano había cambiado. La Justicia Electoral finalmente rechazó la candidatura a gobernador de Buenos Aires de Adolfo Rodríguez Saá, que también va por su reelección como senador por San Luis (ver aparte).
“Tanto el Adolfo como el Alberto están muy dolidos por la actitud de Duhalde”, dijeron a Página/12 desde el entorno de los puntanos, donde culpan al bonaerense de la impugnación de la candidatura. El gobernador de San Luis cargó duro con su ex aliado, con el que pensaba dirimir en las fracasadas internas regionales el liderazgo y la candidatura presidencial del PJ disidente. “La del 14 de agosto fue la última elección de Duhalde; si se presenta (en octubre) es testimonial. El ha descendido estrepitosamente en las encuestas después del bluff que se mandó en las primarias al decir que iba a conseguir 27 puntos y que casi le estaba ganando a Cristina (Fernández)”, sentenció.
Su compañero de fórmula, el ex gobernador santafesino José María Vernet, denunció una “proscripción”, pero rápidamente mostró la disposición a dar pelea y no darse por vencidos: “Ante la proscripción, reafirmamos nuestro compromiso de lucha, y las alternativas irán apareciendo en el transcurso de estos días”.
Consciente del desenlace final de la candidatura de su hermano, Alberto Rodríguez Saá comenzó a elaborar su duelo por anticipado. Pactó un “encuentro casual” con De Narváez en un bar de San Justo, en La Matanza, para blanquear lo que ya venían conversando a través de sus respectivos operadores políticos: Daniel Amoroso y Gustavo Ferrari, por De Narváez, y Luis Lusquiños, por los hermanos Rodríguez Saá.
El puntano no quiere dilapidar los votos que cosechó en territorio bonaerense. Sabe que competir con otro candidato que no sea su hermano Adolfo no tendrá el mismo rédito electoral y comenzó a tejer el acuerdo con el Colorado. Sin posibilidades de unificar candidaturas, Alberto llamaría a sus votantes bonaerenses a cortar boleta a favor de De Narváez.
Cerca del empresario admiten que las conversaciones entre ambos vienen desde hace tiempo, pero aseguran que los acuerdos “van más allá de la elección de octubre”. Aunque no habrá una ruptura formal con el radicalismo y la candidatura presidencial de Ricardo Alfonsín, los operadores de De Narváez reconocen que su jefe confesó haber errado la estrategia al pactar la alianza electoral con la UCR y ahora sólo vislumbra su futuro político dentro del peronismo.
Aunque todo terminará de concretarse después de la elección presidencial, De Narváez y Rodríguez Saá coinciden en la necesidad de unificar fuerzas para dar “pelea por la reestructuración del PJ” y primero medirán las propias en octubre para ver quién conduce. Afirman que en el interior hay “muchos peronistas heridos” por el kirchnerismo y que sólo los podrán reclutar aquellos que muestren poderío territorial. También miran hacia adentro del duhaldismo, donde –afirman– muchos desertarían tras otro fracaso electoral.
Mientras tanto, aseguran que esa disputa no se trasladará por ahora al Congreso tras el alejamiento de Solá y que “todo volverá a acomodarse después de octubre”. Allí, el duhaldismo también se sigue diferenciando: su principal espada parlamentaria en la Cámara baja, Graciela Camaño, mantiene por ahora su propio bloque, el peronista.
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