EL PAíS

Hay vida después de la cautelar

La cautelar más famosa de la historia. Los que creen que es el fin de la historia. Sus límites, empero. Las decisiones que deberá tomar la Corte. La causa principal, destinos posibles y tiempos en danza. Adecuaciones que caminan, polémicas y el uso de la lupa. Más de un David y de un Goliat.

 Por Mario Wainfeld

Una medida cautelar fue tapa de todos los diarios, lo que comprueba cuán sofisticada es la discusión política en Argentina, algo que jamás ocurriría en una dictadura. Tampoco lo sería que, como es tendencia en este enfrentamiento entre un gobierno y una corporación, los tribunales beneficien a ésta.

Es notable la algarabía de los medios dominantes y de los dirigentes políticos que eligen ser su séquito. Para fundamentarla les es forzoso exorbitar las consecuencias de la medida. Afirman que el 7D ha muerto, cuando por ahora ha sido postergado. Aseguran que el ciclo kirchnerista ha terminado cuando restan tres años para las elecciones presidenciales. Sus profecías pueden cumplirse, tal vez... pero el partido se sigue disputando y el oficialismo es un hueso duro de roer cuando lo que cuentan son los votos y no ciertas opiniones.

El Grupo Clarín consiguió una prórroga para seguir, provisoriamente, a cubierto del pleno alcance de cláusulas esenciales de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (LdSCA). Esta no ha sido derogada ni se ha juzgado que es inconstitucional.

La medida cautelar fue pésimamente otorgada y peor fundada. Su lapso de duración depende de un abanico de situaciones judiciales. Hasta podría ser suspendida mañana o el martes, si la Corte Suprema así lo decidiera... no es ése el escenario más probable, pero no es imposible.

Lo que sí es clavado es que faltan decisiones sustanciales en Tribunales y que están próximas a llegar aunque no es sabido cuándo caerán exactamente, ejem, los “días D”. Todo depende del activismo del juez de primera instancia, Horacio Alfonso, y de la Corte Suprema. Tal como está el tablero, es cantado que en cuestión de un mes o dos habrá decisiones más importantes que la cautelar tan sonada.

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Un verano sin feria: El Estado recurrió a la Corte por vía de una peculiar adaptación del “per saltum” recientemente legislado. La Corte analizará el planteo, el clima dominante sugiere que el recurso no será admitido. Los Supremos, que están malquistados con el Gobierno y a los arrumacos con la corporación judicial, tienen a la mano argumentos formales. Siempre es grato valerse de ellos cuando se quiere diferir una intervención. El más accesible es que el recurso extraordinario es el “natural” para interponer contra un fallo de Cámara. El Gobierno opta por otro para abreviar los tiempos, los cortesanos pueden aducir que el camino procesal es otro y que tampoco será taaaaan largo.

Entre tanto, Alfonso está conminado por las circunstancias a reducir el término de cuarenta días de que dispone para admitir o rechazar la inconstitucionalidad articulada por Clarín. Ese reclamo de fondo es el sustento de las exorbitantes cautelares, acatadas por el Gobierno.

La LdSCA es constitucional, como cuadra a tantas normas de regulación antimonopólicas u oligopólicas consagradas en varias democracias en países capitalistas. La demanda de Clarín, por añadidura, funda muy pobremente ese punto: la prueba que produjo se consagra mayormente a demostrar un hipotético perjuicio patrimonial. Ese daño virtual, reparable eventualmente por vía de indemnización, no justifica la sanción de la inconstitucionalidad. La Corte recordó en un par de fallos recientes que ésta es un remedio extremo, que la legalidad de los actos de gobierno se presume, salvo rotunda prueba en contrario. Si los jueces, empezando por Alfonso y siguiendo por instancias superiores, tienen apego a las normas, el rechazo de la demanda es el de-senlace clavado.

En su momento, cuando haya resolución de Primera Instancia, la Corte puede ser requerida por vía del “per saltum” y tendrá que decidir si lo admite, es su potestad habilitarlo o denegarlo. Todo indica que deberá hacer lugar al planteo: a la luz de todo lo sucedido en este año y en las últimas semanas está requete corroborada la “gravedad institucional” que fundamenta la apertura de la vía. Si así sucediera y como el propio Tribunal acortó plazos y exhortó a la velocidad, la sentencia definitiva llegaría bastante antes de que terminara de arder el verano. Deberá quedar para después la generosa feria judicial de enero, el enésimo beneficio de los magistrados que tampoco pagan impuestos.

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Adecuaciones y protagonistas: El ministro de Justicia, Julio Alak, y el titular de Agencia Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (Afsca), Martín Sabbatella, han sido pródigos para atender conferencias de prensa. Los que quieren preguntar pueden hacerlo, enhorabuena.

La Afsca sigue analizando las propuestas de adecuación de todos los grupos que deben hacerlo, excepto el más grande. La irrupción en escena del socio minoritario de Cablevisión, manifestando por escrito su afán de someterse a la ley, fue un dato interesante aunque no impactará en el socio mayoritario, Clarín. Sabbatella pudo ironizar un poco diciendo que son “19 grupos y medio” los que tratan de cumplir con la ley.

Las adecuaciones ocupan un buen espacio de debate público, necesario y bienvenido. Es un cachito injusto que los mismos que defienden sin ambages la impunidad de Clarín les hagan dosaje de saliva a otros grandes jugadores. Pero la amplitud polémica democrática cobija aun tamañas incongruencias.

Entre las críticas más habituales y dignas de atención (no todas emanadas de opositores al Gobierno o a la ley) están los argumentos de Telefe, respecto de su autonomía societaria. La Afsca y también Defensa de la Competencia deberán poner la lupa sobre la realidad económica de ese grupo y no quedarse sólo con su relato o con las formalidades que pueden ser dibujadas.

Menos sólidos, aunque efectistas, son los reproches a posibles divisiones de grupos entre algunos de sus socios. La ley, Sabbatella lo explica bien, no prevé exclusiones de personas o de sociedades solventes. Su afán es disminuir la desigualdad en el espacio audiovisual. Si los nuevos emprendimientos tienen autonomía operativa, titulares solventes, edificios, equipos y personal propios pueden llegar a estar en regla.

Más vale que no serán admisibles sociedades dibujadas o testaferros. Ahí la Afsca tendrá que ponerse las pilas. Pero empresarios con capacidad económica y logística, instalados o recién llegados, no quedan excluidos de la contienda.

Alegar que se mantendrán líneas editoriales o ideológicas es insustancial y hasta represivo: la LdSCA no es una mordaza ni se propone la exclusión de ciertos actores. Esto valdría también para Clarín si aceptara la legalidad... o le valdrá cuando los Tribunales pongan fin a su inmunidad.

El cronista aclara, por si hiciera falta, que ni Daniel Vila ni José Luis Manzano, por ejemplo, le parecen personajes valorables. Y agrega que la burguesía nacional no está compuesta de filántropos, que lo suyo es el afán de lucro y de poder. Pero los alcances de la LdSCA no van más allá de la búsqueda de mejores condiciones de competencia: la autoridad de aplicación está inhabilitada para ir más allá. Quien aspire a eso debe proponer una ley más severa. Y, claro, jugarse para que ese New Deal rija especialmente para Clarín.

Si se permite el uso de una imagen, que siempre tiene sus riesgos, se está librando una disputa entre David y Goliat. O si se quiere, entre varios Davids y algunos Goliats. La propuesta es reducir el tamaño y potencial de los Goliats, no aniquilar su existencia.

El espacio audiovisual, así se concretara a pleno la vigencia de la norma, tendría un sector dominante integrado por jugadores poderosos y de avería. Eso sí, su poder relativo menguaría, la correlación de fuerzas sería más pareja. En un sistema capitalista, es difícil aspirar a más.

Ya que de “los David” hablamos, el fortalecimiento de ese elenco no depende sólo (quizá no principalmente) de lo que resulte del relativo desguace de los más poderosos. Los grandes medios no serán el vivero de la comunicación alternativa o la realizada sin preponderantes fines de lucro. En ese territorio han existido avances menos consistentes que lo deseable. No es sencillo dar vuelta un paradigma instalado durante décadas. Requiere inventiva, trabajo y también fomento... lo que significa apoyo económico, tecnológico y académico. En esos campos hay que arar para que florezcan algunas flores. Cada una de ellas, puesta en la cancha, será un pequeño 7D, menos llamativa que la disputa central pero igualmente valiosa y oxigenante.

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