Desde Mina Clavero

Más allá de las diferencias internas, flotaba en el aire un sentimiento unificado: la Convención Nacional de Mina Clavero pasará a la historia como el momento del renacimiento político del radicalismo. La aparición del presidente del Partido Socialista, Rubén Giustiniani, y la vicegobernadora de Santa Fe, Griselda Tessio, fueron el símbolo de la estrategia electoral con la que los radicales sueñan para 2009: ser el eje de un frente que derrote al kirchnerismo y marque el comienzo de su fin. Pero saben que el desafío es grande y que no será posible sin sumar la mayor cantidad de aliados.

“A partir del conflicto con el campo aprendimos a trabajar juntos con casi toda la oposición”, explicaba un diputado que no descartaba la posibilidad de lograr un acuerdo hasta con el macrismo para las legislativas del año que viene. Según su visión, a diferencia del 2011, no hay necesidad de convertir las alianzas locales en acuerdos partidarios nacionales, lo que les da mayor margen para articular un frente opositor al Gobierno. “Si derrotamos al kirchnerismo tendrá una mayoría mucho menor, lo que permitiría al que gane en 2011 tener el control del Parlamento y así conseguir gobernabilidad”, calculaba.

Sin embargo, si bien todos están convencidos de la necesidad de un frente, algunos no están dispuestos a llegar tan lejos. Para parte de la dirigencia bonaerense no hay espacio para un acuerdo con la Coalición Cívica de Elisa Carrió. “Nosotros nos imaginamos un frente progresista, socialdemócrata. En ese espacio no pueden estar Patricia Bullrich y María Eugenia Estenssoro”, definió Leopoldo Moreau.

El espacio que está armando el vicepresidente Julio Cobos genera menos rechazo en la dirigencia de la UCR que en sus militantes. Aseguran que el vice puede derramar buena parte de su imagen positiva y que eso no se debe desaprovechar políticamente. “No nos podemos pelear con Cobos porque él representa hoy en día lo que nosotros queremos representar”, reveló uno de los cerebros de la estrategia radical.