El secretario general de la CTA, Hugo Yasky, analizó la detención del titular de la Unión Ferroviaria, José Pedraza, así como los avances en la causa por el asesinato del militante del Partido Obrero Mariano Ferreyra. En diálogo con Página/12, Yasky criticó a los dirigentes que se enriquecen “a costa de los trabajadores” y sostuvo que la indagatoria a Pedraza puede transformarse en “el comienzo de un camino de transparencia” en el ámbito sindical.

–Es un hecho trascendente para el movimiento sindical. Creo que marca un punto de inflexión, un antes y un después a partir del cual empieza a quebrarse el cerco de impunidad que durante muchos años benefició a este tipo de acciones criminales contra las protestas o intentos de organizarse por parte de los trabajadores. Ahora es necesario avanzar en la investigación hasta el hueso para dar no solamente con los ejecutores, sino también con los responsables en términos intelectuales. En ese marco, la detención e indagatoria a Pedraza es un hecho que hay que celebrar.

–Pedraza es el personaje emblemático de una etapa en la que un sector de la cúpula sindical se entregó como cómplice y ejecutora de las políticas del neoliberalismo, en el marco de la destrucción del Estado, y que en el caso concreto de los ferrocarriles se expresó en aquella sentencia del entonces presidente: “Ramal que para, ramal que cierra”. Pedraza le dio otra vuelta de tuerca a lo que históricamente fue el vandorismo, donde ya no fue simplemente la complicidad con las patronales sino que él mismo se convirtió en un patrón, llevando adelante políticas de explotación a mansalva como es la tercerización. En otras épocas, cuando a un dirigente sindical se lo detenía, era la consecuencia de actos de lealtad con la clase trabajadora, el precio que había que pagar para defender los intereses de sus compañeros. Hoy esta detención es la de un dirigente cuyo domicilio está en Puerto Madero, que maneja fortunas y que se convirtió en la expresión patética de un travestismo que lo convierte en “representante” –entre comillas– de los trabajadores, y en patronal.

–Creo que es la consecuencia directa del grado de rechazo que estas prácticas ya generan entre los trabajadores. Llegar al extremo de cometer un acto criminal como fue el asesinato de Mariano Ferreyra no es expresión de fortaleza del aparato sindical al servicio de las patronales, sino justamente de la debilidad de ese armado. Esto se expresó en la flaca adhesión que tuvo la convocatoria.

–Desde el movimiento sindical sería un gravísimo error hacer una defensa corporativa, en bloque, de estos dirigentes, del mismo modo que tampoco se puede aceptar, como pretenden algunos sectores de la derecha, el meter en la misma bolsa y condenar a todo el sindicalismo.

–Sí, porque son la expresión de los dos pilares sobre los que se asentó cierto sector del sindicalismo. Por un lado, los negocios turbios para desviar aportes y la construcción del poder material de los dirigentes a costa de la entrega de los trabajadores. Por el otro, la violencia y la asfixia de cualquier expresión que tendiera a levantar demandas allí donde ellos pretendían imponer entrega y complicidad. Estos pilares están representados en los casos de Zanola, Venegas y Pedraza. Por eso creo que estamos empezando a transitar un camino que quizá permita darle trasparencia al movimiento sindical y asegurar la posibilidad de que los trabajadores puedan volver a hacerse dueños de los gremios por medio de la participación directa.

Entrevista: Federico Poore.