EL PAíS

Desde el ringside

 Por Horacio Verbitsky

En respuesta a mi nota del domingo pasado, el presidente del bloque de diputados nacionales del Partido Socialista, Juan Carlos Zabalza, fue portador de un mensaje acordado con el gobernador de Santa Fe, Antonio Bonfatti, y el precandidato presidencial Hermes Binner. “Los socialistas podemos ser boludos, pero no corruptos”, dijo. Como prueba entregó una colección del modernizado periódico partidario La Vanguardia y el programa del Frente Amplio Progresista.

Zabalza reprochó al gobierno nacional que no haya compartido con el de la provincia las informaciones que sindicaban al jefe de Policía de Santa Fe, comisario Hugo Damián Tognoli, como integrante de una “empresa criminal conjunta destinada al tráfico de estupefacientes”, según la calificación por la cual el juez federal Carlos Vera Barros ordenó su detención, después de que Bonfatti le ratificara su confianza. Pero esta descoordinación ha sido subsanada, agregó Zabalza. En ese sentido, mencionó un encuentro reciente con la Procuradora General de la Nación, Alejandra Gils Carbó, quien designó a un fiscal de distrito para cooperar con el Ministerio Público santafesino, y otro con el Secretario de Seguridad, Sergio Berni, luego de lo cual una dotación de gendarmes fue asignada al patrullaje de la ciudad de Rosario.

Según el diputado socialista, las publicaciones que atribuyen el nombramiento del juez Juan Carlos Vienna a un acuerdo del ahora detenido narcotraficante Daniel Patricio Gorosito con el gobierno provincial apuntan a separar a Vienna de una causa en la que se establecieron nexos entre narcos y policías. El mismo origen asignó a las planillas según las cuales Vienna viajó dos veces a Estados Unidos al mismo tiempo que Luis Alberto Paz, el padre de Martín “El Fantasma” Paz, un narco asesinado en una esquina de Rosario por la banda de Los Monos, que investiga Vienna. El propio magistrado confirmó que había viajado en las fechas de las planillas, aunque insistió en que por entonces no conocía a Paz. En una entrevista con el diario La Capital, Vienna agregó un dato hasta entonces desconocido: que había asistido a los últimos combates de Floyd Mayweather y de Marcos Maidana, cosa que también puede haber hecho Paz, “ya que es entrenador de boxeadores y manager. Pero no lo vi jamás en el aeropuerto ni en el avión ni en el hotel ni en el estadio”. Esta declaración espontánea, nueva presentación de la añeja doctrina de las coincidencias permanentes, sugiere pistas para una investigación que no puede favorecer al magistrado. Sólo tendría sentido como una maniobra preventiva de que esa información se haga pública por otras vías. Pocos días después de cada viaje se produjo el asesinato de un narcoempresario.

Vienna también se presentó ante la Suprema Corte provincial, que se limitó a pedirle un descargo por escrito, pero no abrió un sumario administrativo ni dispuso que algún magistrado provincial determinara los asientos que Paz y Vienna ocuparon en los vuelos y los hoteles en los que se alojaron. Zabalza creía que Vienna había sido designado en su cargo por el justicialismo. Ante un pedido de precisiones de tiempo y lugar, se comprometió a buscarlas en la provincia. Pero cinco días después no había vuelto a comunicarse. Se comprende, ya que toda la carrera meteórica de Vienna ocurrió durante la gobernación de Binner. Fue designado como secretario en 2008, ascendió a juez subrogante en 2009 y en 2011 se convirtió en juez titular. Vienna figura entre los inscriptos en el Consejo de la Magistratura para el concurso de subrogantes, pero no en la planilla de las entrevistas técnicas a los postulantes. La misma fuente que difundió las planillas de Migraciones, y que el diputado Zabalza asocia con el grupo policial que se autoacuarteló en diciembre pasado, afirmó en un programa radial que Paz le habría regalado al juez Vienna una moto Kawasaki. Con la voz característica del Coco Basile y de Mostaza Merlo, no exhibió prueba alguna. Pero los datos revulsivos no provienen sólo de ese sector interesado. El diputado provincial Héctor Luis Acuña (presidente de uno de los ocho bloques en que está dividido el justicialismo santafesino, Unidad Peronista) dijo que en el vuelo compartido con el juez y el padre del narco hubo un tercer pasajero “que tal vez no fue por la misma vía, salió por otro lado”. Acuña, que preside la Comisión de Seguridad de la Cámara, no hizo nombres, pero un alto jefe policial se dio por aludido. El jefe de la División Judiciales de la Unidad Regional II, comisario Cristian Romero, le dijo al diario La Capital que en diciembre de 2013 no estuvo en Estados Unidos sino en Chile, adonde llegó por tierra con su familia desde Santa Cruz. Romero es el investigador judicial en la causa que lleva Vienna contra la denominada banda de Los Monos, en la cual fueron procesados varios miembros de la familia Canteros y trece policías. Su segundo en Judiciales, Luis Quebertoque, fue filmado mientras conversaba amablemente con otro narco. Cuando un canal porteño emitió la filmación, Bonfatti se quejó porque mostraran a un narco y no las cosas buenas, y el fiscal Jorge Baclini encargó investigar el caso a la división Asuntos Internos de la misma policía. Esto es consecuencia del veto de Bonfatti a la ley que por unanimidad había creado una Policía Judicial. La salida de Romero del país quedó en evidencia a fin de año cuando la jueza Alejandra Rodenas lo llamó a declarar en la causa por el asesinato del empresario narco Luis Medina: Romero había intentado allanar una propiedad de la víctima en la provincia de Buenos Aires, sin orden judicial ni rogatoria a la justicia de San Isidro. Para justificar su inasistencia, Romero dijo que estaba de viaje en el sur. El diputado Acuña insinúa que ésa fue sólo una escala hacia el Norte.

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