Lunes, 10 de junio de 2013 | Hoy
SOCIEDAD › LA IGLESIA DE EL SALVADOR CRITICó EL CASO DE LA JOVEN BEATRIZ
A cuatro días del parto inducido de Beatriz, en el que murió la beba anencefálica, el arzobispo de El Salvador cargó en defensa de la ley natural. Cuestionó el caso como un intento para legalizar el aborto. Llegó incluso a poner en duda el diagnóstico médico.
La Iglesia Católica siguió marcando el paso de la modernidad con un reloj de arena húmeda. El arzobispo de San Salvador, José Luis Escobar, aseguró ayer que el caso de Beatriz, la joven salvadoreña a la que se le practicó una cesárea tras denegársele el aborto, fue una “estratagema” para intentar legalizar esta práctica penalizada hasta admitir la muerte de la madre.
“Lo que se quiere –sostuvo el arzobispo– es abrir la puerta para que haya abortos en El Salvador. Esta es una estratagema que han usado en otros países”, aseveró Escobar tras la misa dominical en la catedral de la capital salvadoreña. Según el arzobispo, esa “estratagema” consiste en “buscar un caso emblemático para conseguir legalizar el aborto” y, por eso, en el caso de “Beatriz”, nombre ficticio, “se ha manipulado a la madre, a la familia de ella y a la sociedad misma con una intención torcida”, aseguró, sin decir palabra sobre los riesgos de la madre a perder su propia vida.
Más allá de la misa, la joven, de 22 años, sigue en el Hospital de Maternidad de San Salvador, donde el lunes dio a luz a una niña a través de una cesárea, aunque la beba murió horas después porque no tenía cerebro, una de las causas por las que Beatriz había pedido interrumpir el embarazo.
El 28 de mayo pasado, la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de El Salvador, en total coincidencia con la arena eclesiástica, le denegó a la mujer su petición de abortar, presentada el 11 de abril, y el 29 de mayo, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, con sede en Costa Rica, dictó medidas provisionales a su favor.
La mujer presentó la solicitud porque ella padece lupus y problemas renales, y su hijo no tenía cerebro, y mantener el embarazo ya había sido descripto por los médicos como una guillotina pendiendo sobre su cabeza.
Escobar expresó la satisfacción de la Iglesia Católica salvadoreña por la resolución de la Corte de ese país, “pues se protegió la vida de la niña”, que “nació viva y que después de unas horas murió de forma natural”.
El prelado sentenció levantando el dedo al cielo, que no será fácil que en El Salvador y otros países de Centroamérica se legalice el aborto “a fuerza, con presiones internacionales, valiéndose de organismos que se entrometen por su prepotencia, por su dinero”, aunque no mencionó a ninguno. “En este país y toda Centroamérica gracias a Dios somos cristianos y no va a ser fácil que nos impongan una ley pasando por encima de nuestra propia legislación”, afirmó.
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